viernes. 26.04.2024

Siempre el Banco de España

El Banco de España siempre nos ha dado susto. Nos ha amenazado. Nos ha metido el miedo en el cuerpo. El Banco de España siempre ha dicho que ganamos demasiado y que hay contener los salarios. Siempre. Hasta en los momentos de bonanza. El Banco de España dibuja siempre a trazos gruesos, negros, oscuros. No tiene ni siquiera la belleza de un cuadro de Goya.Para el Banco de España los ciudadanos, así tomados de uno en uno, no existen.
El Banco de España siempre nos ha dado susto. Nos ha amenazado. Nos ha metido el miedo en el cuerpo. El Banco de España siempre ha dicho que ganamos demasiado y que hay contener los salarios. Siempre. Hasta en los momentos de bonanza. El Banco de España dibuja siempre a trazos gruesos, negros, oscuros. No tiene ni siquiera la belleza de un cuadro de Goya.

Para el Banco de España los ciudadanos, así tomados de uno en uno, no existen. Son meras cifras en una cuenta de resultados. No existen familias ni individuos. Existen números que, según el Banco de España, chupan la riqueza del país. Todos los problemas del país vienen, según el Banco de España, de los salarios. Porque, según el Banco de España, el obrero gana demasiado y crea inflación.

El Gobernado del Banco de España es hoy un viejo socialista. Tan viejo, a lo mejor, que ya no se acuerda de cuando creía que este país era de una desigualdad atroz. Ahora el señor Gobernador del Banco de España dice que hay que moderar los salarios. Pero los salarios han estado moderados gracias a los acuerdos entre empresarios y sindicatos, con subidas en las nóminas que desde hace tiempo no han superado nunca las previsiones de inflación, con lo que no puede en justicia achacarselo a los salarios.

Los precios suben no por los salarios, sino porque hay una serie de factores que el trabajador no controla. Pero, en fin. En tiempos de crisis el Banco de España busca culpables y se siente machito �por algo es la máxima autoridad monetaria- echando sobre las espaldas de la sociedad las causas de la inflación. Desde el Banco de España es fácil hablar y escribir. Es gente sesuda y lista. Con buenos sueldos, por cierto.

¿Saben, por ejemplo, cuánto gana el Gobernador del Banco de España? Admitimos apuestas, aunque adelantamos que su sueldo no se conoce. Lo que les adelanto es que a él nunca le va a afectar medida alguna de reducción salarial. Sería absurdo. Lo llevan y lo traen en coche oficial, no pisa nunca un bar, no va al supermercado ni se compra, por sí mismo una camisa. Ve al obrero como una cifra, como ese número de letras y guarismo que marcan los billetes.

Pero interviene, serio y formal, en la economía de quien sí va al mercado y al bar y a la tienda. Da conferencias y advierte al Gobierno de que no pueden hacerse determinadas cosas porque puede subir la inflación. Nunca se le ocurre pensar que su sueldo, en cierta medida, también es inflacionario. Que el precio del restaurante donde come con banqueros y grandes empresarios equivale al salario mensual de cualquier trabajador.

Su chofer lo deja en casa. Y el señor Gobernador saluda por su nombre y desea buenas noches al chofer, que para eso tiene alma y sensibilidad con sus empleados, aunque no sepa que ese hombre se marcha a su piso pensando que otra vez le ha subido la hipoteca y su sueldo ya no da más de sí. Luego el señor Gobernador se acuesta tranquilo y feliz porque ha hecho todo lo posible por salvar el país. Lo ha salvado pidiendo moderación salarial que es lo que en este momento necesitamos.

Es un fenómeno el señor Gobernador. Su intervención será mañana destacada por la prensa económica. De él se dirá que es un hombre valiente y audaz. Que no se casa con nadie. Lo que le ocurra a su chofer no le preocupa. El piensa en todos. En esa cifra inmensa sin rostro de la población trabajadora. Bendito sea.

Gloria Fuertes lo dijo con otras palabras. Vengan aquí sus versos sencillos y tiernos:

La gente dice:
�Pobres tiene que haber siempre�
y se quedan tan anchos

tan estrechos de miras,
tan vacíos de espíritu,
tan llenos de comodidad.


Yo aseguro
con emoción

que en un próximo futuro
sólo habrá pobres de vocación.

Lo peor, señor Gobernador,es que por vocación nadie quiere ser pobre, por mucho que se empeñe.

Siempre el Banco de España
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