viernes. 26.04.2024

Laoconte devorado

En la mitología griega, sacerdote de Apolo, dios del Sol, o de Poseidón, dios del mar. En el último año de la guerra de Troya, los griegos fabricaron un caballo gigante de madera, que hacían pasar por una ofrenda votiva a la diosa Atenea, pero que, en realidad, era un escondite para los soldados griegos.

En la mitología griega, sacerdote de Apolo, dios del Sol, o de Poseidón, dios del mar. En el último año de la guerra de Troya, los griegos fabricaron un caballo gigante de madera, que hacían pasar por una ofrenda votiva a la diosa Atenea, pero que, en realidad, era un escondite para los soldados griegos. Laocoonte, temiendo el ardid, aconsejó vanamente a los jefes troyanos que destruyeran el regalo, advirtiendo: “temo a los griegos hasta cuando llegan con regalos”. Mientras se decidía si era conveniente arriesgarse a introducir el caballo en la ciudad por los augurios favorables que estaban supuestamente ligados con él, Poseidón, la divinidad más implacable con Troya, envió dos horribles serpientes marinas hacia la tierra. Avanzando hacia el sitio donde se encontraban Laocoonte y sus dos hijos, las serpientes se enroscaron en el cuerpo de los niños. Laocoonte se esforzó por soltarlas, pero ellas le estrangularon a él y a sus hijos. Los troyanos, convencidos de que era una señal del cielo para ignorar la advertencia de Laocoonte, llevaron el caballo dentro de las murallas de la ciudad y así contribuyeron directamente a su propia destrucción.

Una de las cuestiones que, a mi modo de ver tiene que plantearse seriamente la Europa y la sociedad española, y el ámbito educativo en particular (en especial el mundo universitario) es si la cultura del esfuerzo va a ser una tendencia al alza en el futuro y determinante a todos los niveles. La crisis económica obliga a cambios de mentalidad y de estilo, de modo que considero absolutamente fundamental transformaciones profundas en estos ámbitos.

La conclusión a la que quiero llegar es que, no podemos permitirnos –por injustos, por ineficaces, por corruptos– la gestión actual de los servicios públicos. O hay un sistema riguroso de incentivos, sanciones, movilidad laboral, etc, o seremos devorados como serpientes como Laoconte. Y ya no es solo una cuestión de dinero –que también– es sobre todo una cuestión de introducir racionalidad, equidad en la gestión, administración de los servicios públicos. No puede pasar por ejemplo, que en Cataluña, de pronto, pongan un impuesto a la enfermedad (el cobro por receta) y en Aragón y en Castilla y León no exista (de momento). ¿Por qué los catalanes tienen esa injusticia? Son situaciones que a mí, personalmente me desquician porque son completamente arbitrarias. Estamos llegando, a tal punto, en la gestión de la cosa pública, de nuestro estado del bienestar, que me parece sencillamente escandaloso e intolerable. Aquí se necesita altura de miras de una vez y hacer un pacto de Estado, para por lo menos, introducir criterios de igualdad, elaborar una cartera de prestaciones mínimas que toda administración deba prestar. Y eso hay que hacerlo con urgencia, porque caminamos con paso firme a la destrucción del Estado del bienestar.

Es evidente que España está atada de pies y manos por lo que ordena Alemania, pero llega un punto en que si se sigue solo recortando – y estamos en ese límite- no es que se deterioren los servicios públicos, es que se destruyen. Hay una cosa clara: España por sí misma, es incapaz de crear crecimiento por la obligación de recortar la deuda. El ajuste fiscal ahoga la inversión y todo ello convierte la situación en un callejón sin salida. Si en Europa no se abre paso la idea de que hay que activar la actividad económica a través de la inversión pública, no veo fecha a la salida de esta situación y las serpientes seguirán devorando nuestro modelo de vida que tanto nos costó construir. Necesitamos la intervención decidida de algún organismo como el Banco europeo de inversiones o el Fondo Monetario Internacional. De lo contrario, no hay esperanza puesto que llevamos ya 3 años para 4 años y aquí nada mejora. Al revés: estamos peor que en 2008, año en que se inició la crisis.

En realidad, la situación es como si España estuviera intervenida, no en el sentido de que sea un Estado rescatado por ser insolvente, sino que, el compromiso de rebaja de déficit, imposibilita cualquier otra política que active la economía. Y contrariamente a lo que dicen los demagogos, IU, separatistas, y demás fauna, no hay tanto margen para subir los impuestos. Si subes los impuestos, tienes más recursos, pero deprimes el consumo que es en lo que se basa las economías de servicios. Aparte de que hay impuestos que sería muy injusto volver a subir, por ejemplo el IVA. Habría que meter mano decididamente a los grandes patrimonios a las sociedades fantasmas, SICAV, etc. Pero eso Rajoy no lo va hacer por la sencilla razón de que el PP es un partido corporativista. Y en ese camino, como digo, el Estado del bienestar se va a destruir sin ninguna duda. Los ejemplos que estamos conociendo, revelan una situación extrema: los infartos no se atienden a partir de las 5 de la tarde en determinadas ciudades, ha habido ocasiones incluso que han tenido que llamar a otros médicos para cubrir otras consultas que no son de su especialidad. Y eso llega incluso a nivel de quirófanos. Más aún, en la enseñanza, en Madrid, profesores de Historia están dando inglés. Todo eso es cargarse el servicio público. Simple y llanamente. Por no hablar, de las subvenciones que da el gobierno de Madrid a los centros concertados, de tal modo, que hay tantos centros públicos como concertados, cuando lo normal es una proporción 70 a 30.

Europa, y más concretamente, el liberalismo de Merkel, está proclamando que la crisis del Euro es culpa de aquellos estados que no saben controlar sus deudas y que, por lo tanto, no hay otra solución que recortar el gasto. El resultado es que ese enorme Laoconte europeo llamado Estado del bienestar está siendo devorado. Pero también, como en la escultura de Agesandro, Tenodoro y Polidoro, del siglo I a.C. están siendo devorados sus hijos: si algo tiene de profundamente injusto esta crisis es que castiga el esfuerzo, el trabajo, la dedicación, etc. Los degrada y los equipara a la mediocridad. Personas que se han pasado años estudiando una carrera y haciendo este doctorado o un máster, están avocados a la precariedad por la falta de oportunidades. Es completamente injusto que ese trabajo (dinero que también ha invertido el Estado en ellos a través de becas), se tire por el sumidero. Y digo esto, porque no vivimos en el tercer mundo. Vivimos en España que proclama ser un Estado social y democrático de derecho. Con esto, que es una obviedad, lo único que cuestiono es: ¿qué tipo de sistema económico, de gestores, de políticos, tenemos si ni siquiera aquí podemos asegurar un puesto de trabajo acorde a la formación y al mérito de cada cual? En fin, esta es una de las cosas que me preocupan de la crisis que estamos atravesando: ¿volverá el sistema a ser mínimamente equilibrado o nos degradará? Es una cuestión que va más allá de izquierda y derecha, de liberalismo y economía socialista, es una cuestión de la idea de progreso que se instaló en occidente desde la segunda postguerra mundial, según la cual, las nuevas generaciones tenían más prosperidad y más oportunidades que sus antecesores.

Laocoonte llegó a arrojar una lanza que se clavó en el caballo de madera, pero cuando los troyanos estaban a punto de destruir el caballo, los soldados troyanos trajeron a Sinón, quien con las mentiras ideadas por Odiseo logró convencer a Príamo de que se trataba de una imagen sagrada de Atenea. Laocoonte, para tratar de impedir que entraran el caballo en la ciudad exclamó:

“Ésas son mentiras -gritó Laocoonte- y parecen inventadas por Odiseo. ¡No le creas Príamo! [...] Te ruego, señor, que me permitas sacrificar un toro a Poseidón. Cuando vuelva espero ver este caballo de madera reducido a cenizas”.

Cuando Laocoonte se disponía a sacrificar el toro a Poseidón, dos serpientes marinas, llamadas Porces y Caribea, salieron del mar y atacaron a los hijos mellizos de Laocoonte, llamados Atifante y Timbreo, enroscándose alrededor de sus cuerpos; Laocoonte intentó salvarlos pero sufrió la misma suerte. ¿Será 2012, el año en que se repita el mito, o seremos capaces de forjar otra realidad?

Laoconte devorado
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