3 de septiembre de 2009, 4:22
NUEVATRIBUNA.ES - 8.6.2009
No sé si estaré preparado para el advenimiento de esta nueva era Acuario que anuncia Mayor Oreja. Nadie como él para anunciar esta revolución interplanetaria que acabará, al parecer, con Mariano en la Moncloa. Qué mal ganar tienen. Ya estamos con las amenazas. Es de una emotividad supina esa estampa en el balcón de Génova a modo de la gira despedida de El Consorcio.
Ya tenía yo ganas de ver a la militancia del PP tan desvelada por la política comunitaria. Tanto que creí oírles clamar aquello de ‘Europa reconstrucción’ cuando en realidad era un ‘Zapatero dimisión’ que no es lo mismo y, si me apuran, ni siquiera parecido. Renovarse o morir. Hay que tener en cuenta que son los mismos del ‘Pujol enano habla castellano’ pero, en el caso de ZP, ha habido que cambiar el estribillo porque es espigado y leonés de adopción.
Mi intelecto da para lo que da o sea que tampoco ahondaré en la disección electoral. En síntesis, ya se sabe que o todos ganan o, como mínimo, ninguno pierde. Por premios de consolación no será. Uno se agarra a que es cabeza de serie de la Champions del socialismo europeo y otro a que en su pueblo han ganado dos votos. Después de organizar, eso sí, un ágape por la filosa en plena jornada de reflexión. La estrategia es la estrategia. Será por excusas.
Menos tienen aquellos que se quedan en casa. Siempre he defendido que no votar es una manera de hacerlo. Que la falta de motivación en el ejercicio de ese derecho obedece en la mayoría de los casos a deficiencias del andamiaje político. Es posible que, como con su habitual brillantez escribía El Roto, la papeleta sea dar una limosna a la democracia. Lo que es seguro es que mejor comer un bocadillo de chopped con el pan de ayer que morirse de hambre.
Otra cosa bien distinta es que quienes, con una pasividad de la que incluso alardean, contribuyen a nutrir el sistema con su perezosa conciencia vengan a tu oído a quejarse de lo mal que funciona. Si no le gusta o se echa al monte o vota. Ya cansa el ‘todos son iguales’ entre otras cosas porque no hablo de políticos sino de políticas. Y en este caso nada tiene que ver con el género.
Hablo de que no es lo mismo contar con una sanidad pública de calidad que venderla al mejor postor. Que no es lo mismo tener al nene en una escuela infantil cerca de casa que tener que colocárselo a los yayos. Que no es ni parecido tener plaza en una residencia de ancianos a un precio razonable que tener que pagar lo mismo que si fueras a un balneario de la Costa Azul. Que no es comparable valorar la cultura como un bien público o como un producto comercial. Que no es igual anteponer a la persona al mercado o viceversa.
Entre estas cosas, sin duda menores, habrá que elegir. Sin prisa por supuesto. Cuando el Falcón, los espías, el Bigotes, los trajes del Curilla, los escoltas de Josemari, la hija de Chaves y nuestro afamado tío de Alcalá nos dejen el más mínimo hueco nos ponemos a ello. Siempre y cuando no haya partido o coincida este debate con la etapa del Tourmalet. Lo primero es lo primero. A ver si a estas alturas vamos a perder la cabeza por ocuparnos de lo importante. Para tanto no es.
Germán Temprano es escritor y periodista
JAULA DE GRILLOS
No sé si estaré preparado para el advenimiento de esta nueva era Acuario que anuncia Mayor Oreja. Nadie como él para anunciar esta revolución interplanetaria que acabará, al parecer, con Mariano en la Moncloa. Qué mal ganar tienen. Ya estamos con las amenazas. Es de una emotividad supina esa estampa en el balcón de Génova a modo de la gira despedida de El Consorcio.
Ya tenía yo ganas de ver a la militancia del PP tan desvelada por la política comunitaria. Tanto que creí oírles clamar aquello de ‘Europa reconstrucción’ cuando en realidad era un ‘Zapatero dimisión’ que no es lo mismo y, si me apuran, ni siquiera parecido. Renovarse o morir. Hay que tener en cuenta que son los mismos del ‘Pujol enano habla castellano’ pero, en el caso de ZP, ha habido que cambiar el estribillo porque es espigado y leonés de adopción.
Mi intelecto da para lo que da o sea que tampoco ahondaré en la disección electoral. En síntesis, ya se sabe que o todos ganan o, como mínimo, ninguno pierde. Por premios de consolación no será. Uno se agarra a que es cabeza de serie de la Champions del socialismo europeo y otro a que en su pueblo han ganado dos votos. Después de organizar, eso sí, un ágape por la filosa en plena jornada de reflexión. La estrategia es la estrategia. Será por excusas.
Menos tienen aquellos que se quedan en casa. Siempre he defendido que no votar es una manera de hacerlo. Que la falta de motivación en el ejercicio de ese derecho obedece en la mayoría de los casos a deficiencias del andamiaje político. Es posible que, como con su habitual brillantez escribía El Roto, la papeleta sea dar una limosna a la democracia. Lo que es seguro es que mejor comer un bocadillo de chopped con el pan de ayer que morirse de hambre.
Otra cosa bien distinta es que quienes, con una pasividad de la que incluso alardean, contribuyen a nutrir el sistema con su perezosa conciencia vengan a tu oído a quejarse de lo mal que funciona. Si no le gusta o se echa al monte o vota. Ya cansa el ‘todos son iguales’ entre otras cosas porque no hablo de políticos sino de políticas. Y en este caso nada tiene que ver con el género.
Hablo de que no es lo mismo contar con una sanidad pública de calidad que venderla al mejor postor. Que no es lo mismo tener al nene en una escuela infantil cerca de casa que tener que colocárselo a los yayos. Que no es ni parecido tener plaza en una residencia de ancianos a un precio razonable que tener que pagar lo mismo que si fueras a un balneario de la Costa Azul. Que no es comparable valorar la cultura como un bien público o como un producto comercial. Que no es igual anteponer a la persona al mercado o viceversa.
Entre estas cosas, sin duda menores, habrá que elegir. Sin prisa por supuesto. Cuando el Falcón, los espías, el Bigotes, los trajes del Curilla, los escoltas de Josemari, la hija de Chaves y nuestro afamado tío de Alcalá nos dejen el más mínimo hueco nos ponemos a ello. Siempre y cuando no haya partido o coincida este debate con la etapa del Tourmalet. Lo primero es lo primero. A ver si a estas alturas vamos a perder la cabeza por ocuparnos de lo importante. Para tanto no es.
Germán Temprano es escritor y periodista
JAULA DE GRILLOS