viernes. 26.04.2024

Despertar en Euskadi

NUEVATRIBUNA.ES - 27.3.2009Se acercan las posturas para formar gobierno en el País Vasco. Parece que, para unos, llega el momento de hacer realidad los sueños, mientras para otros llega la hora de despertar. No se puede hacer política sin soñar, sin creer en el proyecto terminado, sin imaginar las consecuencias del programa plenamente aplicado, pero no es conveniente gobernar soñando.
NUEVATRIBUNA.ES - 27.3.2009

Se acercan las posturas para formar gobierno en el País Vasco. Parece que, para unos, llega el momento de hacer realidad los sueños, mientras para otros llega la hora de despertar.

No se puede hacer política sin soñar, sin creer en el proyecto terminado, sin imaginar las consecuencias del programa plenamente aplicado, pero no es conveniente gobernar soñando. Y eso es lo que le ha ocurrido al PNV durante demasiado tiempo.

El deseable cambio de gobierno y la estancia en la oposición deberían ser tomados por el PNV como la oportunidad para despertar y volver a la realidad, que es el principio de cualquier política sensata; de retornar al país real y abandonar el país imaginario, delimitado por esos mapas de una Euskal Herría que nunca existió, en el que han creído estar gobernando desde hace 30 años.

La posibilidad que ahora aparece de unir, o al menos, no aumentar la separación de dos comunidades que el PNV se habían empeñado en separar, implica extender los derechos civiles a todos el mundo y aceptar la convivencia con personas que son distintas, no inferiores ni enemigas, por votar otras opciones; es decir, instaurar lo que en otras partes es normal, lo cual exige gente normal; exige que los partidos nacionalistas se comporten como partidos políticos, no como grupos mesiánicos.

Pero los dirigentes del PNV no son los únicos que deberían darse un baño de sensatez, porque a los del PP también les conviene.

El intento de instaurar en Euskadi una situación de normalidad exige que todos los actores mantengan actitudes normales, pero en el caso del PP es difícil de imaginar que en el País Vasco se comporte como un partido normal, cuando en el resto de España no lo es.

La posibilidad que ahora se abre exige que el PP asuma que la Comunidad Autónoma Vasca no es como la de Madrid o la de Castilla y León, y que renuncie a mantener posiciones revanchistas y cualquier intento de recuperarla para integrarla en un proyecto nacionalista español, elaborado en la calle de Génova de Madrid para configurar una España uniforme más que unida, bajo la invocación de Don Pelayo.

Los dirigentes del PP deben despertar de otro sueño, el sueño de representar en exclusiva la verdadera esencia de España, que Franco les transmitió y les hace comportarse como si fueran los amos del país. Pero, al contrario que en el PNV, donde la derrota puede favorecer la reflexión, en el PP tienen la sensación, en buena parte infundada, no sólo de haber ganado en Galicia sino de estar ganando en todo el país y de tener la llave de lo que ocurra en el País Vasco y fuera de él. Lo cual no lleva a pensar que vayan a actuar lealmente con el futuro Gobierno vasco, porque no es lo suyo.

Decididamente, Patxi López lo tiene difícil. Y eso sin hablar de lo que arriesga Zapatero.

José M. Roca es escritor

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