viernes. 26.04.2024

Desempleo y crimen

NUEVATRIBUNA.ES - 20.2.2010El azote del crimen organizado es particularmente grave en los estados fronterizos del norte, aunque no se reduce a esa franja.
NUEVATRIBUNA.ES - 20.2.2010

El azote del crimen organizado es particularmente grave en los estados fronterizos del norte, aunque no se reduce a esa franja. El hecho de que seis entidades federativas hagan frontera con los Estados Unidos puede sugerir que ahí se dé una concentración de las actividades del narco porque desde ahí se introducen los estupefacientes al país vecino. Sin embargo, es factible identificar otros elementos para explicar por qué el tejido social se va desgarrando más rápidamente en algunas áreas del país. Una constante en las ciudades del norte de nuestro territorio es el rápido incremento de la desocupación y de la subocupación por motivo de la crisis económica en curso.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presenta información trimestral sobre la situación del empleo en 32 ciudades del país, siendo cada una la más importante de cada estado, más el DF. Las seis ciudades de las entidades fronterizas del norte sobre las que INEGI da información son: Tijuana (Baja California), Hermosillo (Sonora), Chihuahua (Chihuahua), Saltillo (Coahuila), Monterrey (Nuevo León) y Tampico (Tamaulipas). ¿Qué ha pasado con el mercado de trabajo en esas plazas en los últimos meses?

Tijuana. En el segundo trimestre de 2008, antes de que estallara la crisis económica, había 25 mil 749 desempleados. Al cierre de 2009 se tenían 26 mil desocupados más, llegando a 51.7 mil. Se trata de un aumento del desempleo del 101 por ciento. En seis trimestres se duplicó el número de personas buscando trabajo que no lograron encontrarlo. Además, en el mismo periodo la población subocupada aumentó en un 62 por ciento. Los desempleados y los subempleados en Tijuana pasaron de ser el ocho por ciento al 14 por ciento de la población económicamente activa de la ciudad de acuerdo a las cifras oficiales.

Hermosillo. La tasa de desempleo antes de que iniciara la crisis, esto es, a mediados de 2008, era de 3.8 por ciento; al finalizar 2009 la tasa de desempleo había ascendido al seis por ciento. En términos absolutos, en este breve lapso se generaron siete mil desempleados abiertos en la ciudad, al pasar de 12 mil a 19 mil; es un aumento del 60 por ciento. Los subocupados se incrementaron de 12.9 mil a 18 mil (42 por ciento más). En total, 12 mil 441 personas se incorporaron a las filas del desempleo o de la subocupación en Hermosillo entre mediados de 2008 y finales de 2009.

Chihuahua. De este estado fronterizo sería deseable tener la radiografía laboral de Ciudad Juárez, plaza de la industria maquiladora en declive y territorio sacudido, como pocos, por la violencia. El foco de INEGI, sin embargo, se centra en la capital de la entidad porque tiene una actividad económica mayor. En Chihuahua capital, el desempleo durante los meses que van desde antes de la crisis pasó de 16 mil a 29 mil personas, un aumento de 12 mil 423 individuos, que en términos relativos representan 73 por ciento más de los que había a la mitad de 2008. Creció, también, en tres mil 800 el número de subocupados, hasta superar las 10 mil personas, en un aumento del 63 por ciento. A fines de 2009, respecto al segundo trimestre de 2008, 16 mil 385 individuos adicionales en Chihuahua no tienen trabajo o trabajan menos de lo que desearían para hacerse de un ingreso básico.

Saltillo. En esta ciudad de Coahuila el desempleo abierto (personas que no trabajan, que quieren trabajar y que buscan activamente una ocupación remunerada) ha crecido en un 40 por ciento en el último año y medio reportado por INEGI. Los desempleados pasaron de 20 mil a 28 mil. Pero más rápido aún fue el incremento de la subocupación, que fue de las 30 mil personas a las 47 mil, esto es, una expansión del 58 por ciento. En Saltillo hay 25 mil individuos, 25 mil historias concretas más de desempleo o subocupación al cerrar 2009 que las que había a mediados de 2008. Ellos representan al 22 por ciento (uno de cada cinco) de la población económicamente activa de la ciudad.

Monterrey. A la mitad de 2008 había 74 mil desempleados en la capital de Nuevo León y al terminar 2009 la cifra llegó a 121 mil: un crecimiento en el desempleo de 47 mil 734 individuos, el 63 por ciento en 18 meses. En el caso de los subocupados, su número se incrementó en 53 mil personas en esa ciudad, al pasar de 114 mil a 167 mil. Tomando en conjunto a los nuevos desempleados y a los nuevos subocupados alcanzan las 100 mil personas ¡sólo en Monterrey! Pero, ojo, esos son sólo los nuevos; el total alcanza las 289 mil personas.

En Tampico, Tamaulipas, el desempleo abierto creció de mediados de 2008, justo antes del inicio de la crisis, al cierre de 2009, cuando algunos cifran el fin de la recesión, en un 34 por ciento, afectando en total a 17 mil personas.

Cada cifra aquí manejada es la historia de un individuo, hombre o mujer, en una situación económica desesperada, quizá de una familia entera que ha perdido su fuente de ingreso o que no consigue hacerse con el pan de cada día. Sólo en estas seis ciudades hay 267 mil desempleados y 297 mil subocupados, una suma de más de medio millón de personas en una situación económica insostenible. Insisto, medio millón en seis ciudades que han servido como botón de muestra de la grave realidad que vive el país en materia de (des)empleo y bienestar. ¿No habría que empezar a reconocer que el narco y su violencia crecen y echan raíces en ese territorio devastado de desempleo y precariedad laboral?

Ciro Murayama es economista y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México. Es editor de la revista “Nexos” y en la actualidad escribe semanalmente en “La Crónica”.

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