viernes. 26.04.2024

Dejemos algo claro. La Reforma Laboral no habla de empleo

Es importante que tengamos clara la siguiente distinción. Si el Gobierno quisiera o estuviera preocupado por generar empleo estaría presentando en el Congreso un Plan de Empleo. La Reforma Laboral lo que establece es una modificación de las condiciones de trabajo (a peor). La CEOE ha dicho que a partir de esta reforma se sienten más capacitados para empezar a generar empleo en el último trimestre de 2012.

Es importante que tengamos clara la siguiente distinción. Si el Gobierno quisiera o estuviera preocupado por generar empleo estaría presentando en el Congreso un Plan de Empleo. La Reforma Laboral lo que establece es una modificación de las condiciones de trabajo (a peor).

La CEOE ha dicho que a partir de esta reforma se sienten más capacitados para empezar a generar empleo en el último trimestre de 2012. De lo que se deduce que el impedimento que existía con anterioridad a la Reforma para generar puestos de trabajo era el marco regulatorio del mercado laboral español. Esto no es cierto. Tampoco es cierto que porque la Reforma Laboral contenga una serie de incentivos a la contratación de determinados colectivos (de los que habría mucho que hablar) sea una reforma para crear empleo. Los incentivos a la contratación ya existían.

Hablar de empleo es otra cosa, y si alguien en España estuviera hablando de crear empleo nos daríamos cuenta de la diferencia. El empleo se genera con Planes de Empleo. Si lo que se quiere es modificar y precarizar las condiciones de trabajo de los asalariados que ya existen se hace una reforma laboral como la que se ha hecho.

Un Plan de Empleo es un esfuerzo inversor que se realiza desde el ámbito público, en el que se diseñan unas líneas estratégicas de acción donde se invierten fuertes sumas de dinero (infraestructuras, formación, sector industrial, agricultura,…) para modernizar un país y dotarle de un tejido social y productivo fuerte, capaz y competitivo. Una vez el país es fuerte en términos económicos y de capital humano, puede ir descontando poco a poco la deuda contraída con la financiación del Plan de Empleo. Es el Plan Marshall (dejando las críticas ideológicas del mismo a un lado). Por cierto, ya dijo hace un tiempo Al Gore -siendo entonces Vicepresidente de los Estados Unidos- que era necesaria la creación de un "Global Marshall Plan" (Plan Marshall Mundial).

El Plan Marshall consistió en la recuperación de una Europa deprimida y devastada social y económicamente por los efectos de la Segunda Guerra Mundial, a través del crédito proporcionado por los Estados Unidos para infraestructuras, industria, educación,… Con una Europa recuperada las transacciones comerciales y el intercambio de bienes y servicios volvía a fluir en un mundo interdependiente. Es el origen de la OCDE, y en cierta manera, de la Unión Europea.

Recientemente ha dicho el Presidente de los Estados Unidos en relación a los Presupuestos que va a presentar al Congreso:

“Hemos elaborado este presupuesto en torno a la idea que siempre ha prevalecido en este país de que todo el mundo tiene que ser tratado de forma equitativa. Rechazamos el modelo económico basado en el concepto de que cada cual se apañe como pueda, una fórmula que sólo ha conseguido ampliar el abismo que separa a los pobres de los ricos”.

De lo que está hablando Barack Obama es de otro modelo de salir de la crisis. Los carteles que publicitaban el Plan Marshall decían “Whatever the weather, we must move together” “Cualquiera que sea el tiempo, debemos movernos juntos”. De lo que habla Obama es de otra cosa. Es de solidaridad y de generar empleo.

Más impuestos para los ingresos altos, una tasa especial para las grandes fortunas, más inversiones en infraestructuras y educación, y una meta a largo plazo para la reducción del déficit sin perjudicar las bases para el crecimiento económico y la creación de empleo. 800.000 millones de dólares en infraestructuras y otros estímulos al empleo, así como 8.000 millones de dólares para ayudar a las universidades a formar a sus estudiantes en los puestos de trabajo del futuro. El presidente estadounidense propone la eliminación de las actuales exenciones fiscales para los ingresos superiores a los 250.000 dólares anuales por familia y una tasa especial para garantizar que los contribuyentes por encima del millón de dólares de ingresos anuales paguen al menos un 30% de impuestos.

Los republicanos, por supuesto, ya han manifestado su oposición a estos presupuestos. En su día, también se opusieron frontalmente en el Congreso a la reconstrucción de Europa a través del Plan Marshall. Casualidad. Han dicho que Obama vive por encima de sus posibilidades (un clásico) y Mitt Romney ha declarado que “el presupuesto es un insulto a los contribuyentes norteamericanos”. El mismo Romney que no pagaba a Hacienda. Increible.

Dice la paradoja de la austeridad que si yo no consumo, la tienda no vende, si no vende hay alguien que no produce, si no produce prescinde del personal y ese personal soy yo, que entonces consumo menos, y así…

Está claro que hay dos modelos, pero no son dos planteamientos equivalentes. Eso es falso. Hay un modelo (el de la inversión) que es social e igualitario y que habla de empleo, de bienestar, de solidaridad; y hay otro (el de la austeridad) que no habla de empleo, sólo de prevalencia de los privilegios y de establecer condiciones precarias en los mercados laborales a beneficio propio.

Que no nos engañen. Si estuviéramos hablando de empleo, estaríamos hablando de cómo gestionar entre todos la liquidez que podría inyectar el Banco Central Europeo en la economía de la Unión, que -por desgracia- está estancada en la banca para usarla en las capitalizaciones que les piden los diferentes gobiernos europeos (incluido el nuestro).

Estaríamos hablando de una Alemania solidaria que tirara del carro ejerciendo ese papel que ocupó EEUU en el Plan Marshall. Estaríamos hablando de invertir en innovación, en I+D, en capital humano, en industria…

No estaríamos hablando -como vulgares prestamistas- de destruir Grecia o “si no, te quedas sin el dinero”. Se trata de invertir, no de destruir. Las deudas se refinancian con economías productivas en crecimiento. Pero entonces estaríamos hablando de otra Alemania, de otra Europa. Una Europa solidaria que buscara el bienestar de todos y no aprovechara las circunstancias para diseñar un sistema laboral miserable y precario que ahonde las diferencias entre ricos y pobres. Lo ha dicho el Presidente de los Estados Unidos.

Avisados estamos. La Reforma Laboral habla de precariedad. No habla de empleo.

El 19F tomemos la calle y digámoslo alto y claro.

Dejemos algo claro. La Reforma Laboral no habla de empleo
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