28 de octubre de 2010, 15:05
NUEVATRIBUNA.ES - 19.4.2010
...Sentimos que nos afectan, aunque no sea rigurosamente cierto, los miles de vuelos cancelados, de amantes que esperan, de familias separadas, de negocios aplazados, de trabajos esperando, los miles de millones de euros perdidos. Ya se apunta que el efecto del volcán va a producir más perdidas de lo que supuso el 11-S.
Puede que la nube que impide volar a los aviones, se pase pronto y casi todo vuelva a la normalidad. Puede que, al igual que sucedió con la gripe A, las autoridades pequen de exceso de precaución y prudencia. Puede que la nube continúe y Europa se sumerja en la oscuridad. En una oscuridad no tanto física, que también, sino económica. Y otras partes del planeta con economías emergentes, aprovechen la oportunidad.
La sensación de caos que hoy nos produce esa gigantesca y amenazadora nube negra, se repite en cualquier momento, basta con que se vaya la luz una mañana… De repente no podemos abrir el ordenador, ver el correo, calentar el café, ducharnos. Es el caos. Toda nuestra actividad necesita de la energía, necesita luz. Sin ella estamos a oscuras, el desasosiego nos invade. No podemos, no sabemos, seguir con la rutina diaria hasta que vuelve la luz.
Nos hemos acostumbrado a vivir apretando un botón, a desplazarnos con facilidad, lo que casi es posible, y a veces funciona. Apretamos un botón y se hace la luz, y se abre una puerta, y despega un avión. Cuando esto no sucede el caos se instala en nuestras vidas. ¡Qué frágil y vulnerable es nuestro modo de vida!
Amalia Álvarez - Escritora.
...Sentimos que nos afectan, aunque no sea rigurosamente cierto, los miles de vuelos cancelados, de amantes que esperan, de familias separadas, de negocios aplazados, de trabajos esperando, los miles de millones de euros perdidos. Ya se apunta que el efecto del volcán va a producir más perdidas de lo que supuso el 11-S.
Puede que la nube que impide volar a los aviones, se pase pronto y casi todo vuelva a la normalidad. Puede que, al igual que sucedió con la gripe A, las autoridades pequen de exceso de precaución y prudencia. Puede que la nube continúe y Europa se sumerja en la oscuridad. En una oscuridad no tanto física, que también, sino económica. Y otras partes del planeta con economías emergentes, aprovechen la oportunidad.
La sensación de caos que hoy nos produce esa gigantesca y amenazadora nube negra, se repite en cualquier momento, basta con que se vaya la luz una mañana… De repente no podemos abrir el ordenador, ver el correo, calentar el café, ducharnos. Es el caos. Toda nuestra actividad necesita de la energía, necesita luz. Sin ella estamos a oscuras, el desasosiego nos invade. No podemos, no sabemos, seguir con la rutina diaria hasta que vuelve la luz.
Nos hemos acostumbrado a vivir apretando un botón, a desplazarnos con facilidad, lo que casi es posible, y a veces funciona. Apretamos un botón y se hace la luz, y se abre una puerta, y despega un avión. Cuando esto no sucede el caos se instala en nuestras vidas. ¡Qué frágil y vulnerable es nuestro modo de vida!
Amalia Álvarez - Escritora.