viernes. 26.04.2024

¿Por qué contra Cuba y no contra China?

NUEVATRIBUNA.ES - 30.7.2010Ningún imperio ha sido eterno, ni siquiera aquellos míticos de la antigüedad que creyeron haber nacido para no morir nunca y de los que hoy sólo queda el vestigio del esplendor perdido.
NUEVATRIBUNA.ES - 30.7.2010

Ningún imperio ha sido eterno, ni siquiera aquellos míticos de la antigüedad que creyeron haber nacido para no morir nunca y de los que hoy sólo queda el vestigio del esplendor perdido. Sin embargo, hay algo en común a todos ellos, algo que apenas ha variado desde que el mundo es mundo y los imperios, imperios: antes, mucho antes de que los fisiócratas franceses formulasen su célebre “laissez faire, laissez passer”, de que Adam Smith y sus seguidores hablasen del libre mercado y la mano invisible que lo mueve, los desalmados que conducían países con pretensiones imperiales habían puesto en práctica los verdaderos principios que desde siglos, como si de una ley física se tratara, han regido la dinámica de los campeones del capitalismo: “Yo a usted no le compro nada, me lo llevo; usted me lo tiene que comprar todo a mí, de buena gana o por la fuerza de mis cañones”. Todas las leyes, normas, pensamientos y doctrinas que a lo largo de la historia han servido de fundamento al liberalismo económico, se fundan en esa sencilla y despótica frase que nada tiene que ver con la libertad y sí, por el contrario, con el derecho de los más poderosos a vivir de y sobre los que no lo son tanto.

Desde la revolución, Cuba ha sido un foco constante de atención para los políticos y comentaristas de los medios occidentales. Al principio, Europa pudo sustraerse a la influencia norteamericana, y fueron muchos los ciudadanos que creyeron que el sueño comenzaba a hacerse realidad en el Caribe. Florecieron las barbas, las camisetas del Che, miles de libros, de artículos y un atiamericanismo que respondía a los abusos del nuevo imperio. Hoy las cosas han cambiado de tal manera que para obtener el carnet de demócrata fetén es preciso ser anticastrista y asegurar en cualquier foro dónde se esté que en Cuba hay una dictadura terrible. Evidentemente, Cuba es un país pobre que carece de las libertades que otorga el mercado a quienes se sitúan bien dentro de él, pero también es un país solidario en el que se han logrado niveles educativos y sanitarios de los que carecen la mayoría de los países del mundo. Es posible que la isla hubiese progresado más de no haber mediado el bloqueo, pero de momento no podemos saberlo. Lo que sí sabemos es que Cuba, al fin y al cabo un pequeño país de doce millones de habitantes, ocupa muchas más páginas y horas informativas en los grandes medios que China, un enorme Estado esclavista con mil trescientos millones de habitantes: ¿Por qué? Simplemente porque los dueños del dinero encontraron en China el lugar ideal para destruir los logros de los trabajadores de todo el mundo, por mucho que Hu Jintao siga proclamándose comunista y asegure que lo que ocurre en su país en algo similar a la NEP que puso en práctica Lenin tras la Revolución rusa. China es, hoy por hoy, la tiranía más brutal que existe en el planeta y es, además, el país que está destruyendo el tejido industrial y los derechos sociales, laborales y económicos del resto del mundo porque así lo quieren los capitalistas unidos. Pero de China, ni palabra.

Como decíamos al principio, no hay imperio eterno, todos tienen su principio, su apogeo y su periodo de decadencia mientras nace otro sustituto que aplica con más ventaja las normas de la casa. Si durante más de setenta años nos ha tocado sufrir el imperialismo yanqui –me gustaría que alguna vez alguien fuese capaz de evaluar las víctimas de esa hegemonía porque estoy seguro superarán a las de la Segunda Guerra Mundial-, ahora, cuando el capitalismo y los capitalistas campean ufanos y a la velocidad de la luz por todo el orbe, ya sabemos quien tomará el relevo si es que no lo ha tomado ya. Se dice que el capitalismo es un sistema perfecto porque es el que más ha durado y no se atisba competidor. Puede ser, pero también lo es que no tiene patria y que, teniendo a la codicia y la ambición humana como únicos motores, hace caer a los triunfadores del momento en la ceguera de la soberbia. Me explico, no se trata de que el capitalismo se esté derrumbado debido a la actual crisis, lo que sí está haciendo es cambiar su lugar de ubicación. Con los ojos cerrados en su afán por disminuir costes (derechos) y maximizar beneficios, los países desarrollados, y dentro de ellos sus poderosos oligarcas, han ido desplazando sus centros de producción hacia una nación pobre y atrasada como China. Primero fabricaban baratijas, luego cachivaches, más tarde algún juguete, después televisiones, ordenadores, componentes electrónicos de todo tipo, hasta llegar al día de hoy en que lo fabrican absolutamente todo, hasta tal extremo de que en plena crisis China se permite crecer un 8,7 por ciento tal como habían previsto las autoridades económicas del país.

¿Es que esa civilización milenaria durante siglos despreciada por Occidente, de repente ha regresado al antiguo esplendor imperial? ¿Tal vez, por arte de magia, los chinos, que han sufrido siglos de miseria y explotación castrante, se han tornado diestros en todas las áreas del saber y la producción? No niego, porque no lo sé con certeza, que los chinos comiencen a vivir mejor que en tiempos pasados o que estén más preparados que hace décadas, pero lo que si puedo afirmar es que China es hoy por hoy el foco al que acuden los capitalistas de todo el mundo para sacar más rendimiento a sus inversiones, que el modo de producción chino se aproxima mucho al esclavista, que no hay otro país en el mundo que pueda ofrecer tanta mano de obra barata, que aunque nominalmente sea un país comunista, sus trabajadores apenas tienen derecho a otra cosa que al trabajo, que los dueños del dinero -sin saber o a sabiendas de las consecuencias funestas de su avaricia: Corren el riesgo de quedarse sin consumidores, de provocar una retracción del consumo como nunca se ha conocido-, han decidido que la única manera de competir con China es imitándola en todo, por supuesto también en salarios y derechos sociales, que estamos asistiendo a un relevo y que sólo subsistirán al terremoto asiático aquellos países que sean sede de muchas grandes transnacionales.

Europa y Estados Unidos se enriquecieron sometiendo a la pobreza a países como Cuba, a continentes como África, hoy, en la era de la globalización, cuando la única libertad global garantizada es la del movimiento de capitales, pueden haber dado los primeros pasos hacia su declive histórico: La actual crisis económica, que partió de una sensacional estafa planetaria, puede no ser una enfermedad pasajera, sino el síntoma que avisa de otra mucho más grave: La decadencia. El dinero, como la Inglaterra de Lord Palmerston, no tiene amigos ni enemigos, sólo intereses. China, tampoco.

Pedro L. Angosto

¿Por qué contra Cuba y no contra China?
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