viernes. 26.04.2024
spain
Foto de archivo

No, no ha vuelto a ganar el campeonato del mundo de futbol la roja, la exclamación que da título a la columna es algo más que un grito admirativo, es la expresión de un deseo, de un deseo de conservación de lo más valioso de mí comunidad. No pertenezco al grupo de personas sensibleras que se emocionan con simplezas por muy simbolistas que se presenten, más bien me siento del coro de Brassens cantando que, Cuando la fiesta nacional / Yo me quedo en la cama igual / Que la música militar / Nunca me supo levantar. Tampoco sospecho haber caído en un bucle sentimental inducido por la vuelta de los toros a las televisiones públicas, es otra cosa.

Mi viva a España nada tiene de ardoroso, nada de trascendental ni de glorias ensoñadas, tiene que ver con algo más mundano y más espinoso a la vez. Responde a mi sospecha de que algunos se quieren quedar con la parte nutritiva del país conocido como España y dejarnos a los demás las raspas, los huesos para que, como las hienas, nos diputemos las piltrafas. No lo digo solo por la actualidad del caso Del Pino y su Ferrovial, uno entre tantos, sino por la falange de oportunistas y saldadores que tratan de hacer caja con lo último que les queda, una imagen prefabricada de España que ya no existe más que en las muñecas de algunos pazguatos y en las decoraciones cochambrosas de fiestas de pueblo, y navidades en Madrid.

Cuando la fiesta nacional / Yo me quedo en la cama igual / Que la música militar / Nunca me supo levantar

Hay un montón de tipos que se empeñan en trastocar los hallazgos y logros de un país que no quieren reconocer porque se desvía de la fascinación fascista que doblegó la vanguardia cultural y social de la República hasta convertir España en un cotolengo dedicado a la exaltación de lo mítico (te lo dice un niño cheer líder que hizo horas y horas en las carreteras por que transitaba el glorioso caudillo a echar un ratito por ahí) Para quienes se reclaman los esencialistas, todo aquello que se aleje de la interpretación de Menéndez Pelayo es una traición, Picasso un comunista opulento, Casal un cursi sibarita, Falla y Lorca, bueno tú ya sabes… Averroes, Maimonides ¿qué, en qué equipo juegan? Si te interesan estas personalidades u otras de similar talla, incluso si te interesa el lado científico de Alfonso X (el sabio) es porque eres un progre, izquierdista y, si lo entendieran, dirían que hasta eres un globalista. Y estos palurdos reclaman la patente España, ahí es nada.

Para los “banderitos”, el sistema sanitario sostenido por un compromiso intergeneracional de personas nacidas o radicadas aquí, o sea de españoles apoyándose unos a otros no es España, es una oportunidad de negocio, líquido pero negocio. Que mierda es esto de una comunidad de ciudadanos unidos en lo más triste de la vida, en la enfermedad. Vamos ya, a quien dios se la de san pedro se la bendiga, y vengan bendiciones para los míos y si esto no te gusta es porque rechazas España. Quien no vea aquí la posibilidad de un pelotazo serio es que no es español. Pero no me resigno, no y no, yo digo que para ser español hay que ser humano, que desentenderse de los problemas de los demás y tratar de hacer negocios con su desgracia es ser un hijo de puta que no merece nacionalidad alguna, y menos la de mis ancestros y la de mis maestros.

Para ser español hay que ser humano, que desentenderse de los problemas de los demás y tratar de hacer negocios con su desgracia es ser un hijo de puta

A quienes consideran que son muy españoles y mucho españoles porque tienen acceso a convertir el territorio en un parque de atracciones para turistas y jubilados de oro, habría que decirles que se apuren porque se están quedando sin espacio, sin territorio, que es una característica fundante de toda nación. Claro que a ellos se la suda, con el dinero que hagan vendiendo los activos de la patria comprarán residencias y visa de oro en donde sea, New York o Miami, aunque los residentes de Madrid pueden esperar a ver cumplido el sueño de Ayuso de convertir la capital en una población más del estado de Florida. En ello están promotores, constructores y gestores políticos conniventes, para ellos España es un activo cuya cotización decae por la merma de calidad, que atribuyen a la existencia de un gobierno bolivariano comunista que les impele a deshacerse cuanto antes de los subvalores convertibles, léase el sistema educativo. Para qué se necesita una buena educación, total para lanzar bolitas en el casino o servir margaritas con sombrillita, con unos años de primaria vale. Para la elite colegios fuera de España con preámbulo clasista/pilarista amoldado a segregarse y distanciarse de otros compatriotas, pues para ellos solo existe la división: sea por género, raza o sobre todo por la pasta y el pedigrí. 

Para qué se necesita una buena educación, total para lanzar bolitas en el casino o servir margaritas con sombrillita, con unos años de primaria vale

Los subasteros de la riqueza nacional aclaman a la nación, pero lo hacen como animan a su caballo de carreras favorito, solo porque les permite ganar dinero y pavonearse. Su España no es la mía, y tampoco acabo de ver a Severo Ochoa, a Cajal, Salas o Blasco desportillando la universidad para colar por las rendijas a la codicia del dinero o la insidia de la religión.

No, esa gente y yo no compartimos la misma nación. Esa gente está desgastando España de tanto usarla en beneficio propio. No creo que tengan sentimiento de culpa ni propósito de la enmienda, saben muy bien lo que hacen y cuando dicen viva España quieren decir vivo como dios en España. Ni impuestos ni ostias. Y creo que la nación debiera, como una de sus más grandes, decirles: si me queréis irse.

¡¡¡Viva España!!!

¡¡¡Viva España!!!