martes. 19.03.2024
hermandad de toledo
Hermandad de Nuestra Señora del Alcázar. (Imagen de archivo)

El Alcázar de Toledo está en el punto de mira de los memorialistas. Tras la exhumación de Queipo de Llano en La Macarena, decenas de colectivos de la memoria y partidos políticos de la izquierda en Castilla La Mancha han reclamado al Gobierno que “con la mayor celeridad posible” saque los cuerpos de los militares franquistas José Moscardó y Jaime Milans del Bosch en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática.

En una carta dirigida al secretario de Estado de Memoria, Fernando Martínez, la Plataforma Unitaria de Castilla La Mancha por la III República que integra a varias asociaciones, también pide que la Hermandad de Nuestra Señora del Alcázar sea ilegalizada “por contener expresamente en sus estatutos como finalidad la exaltación y enaltecimiento de golpistas y otros menesteres antidemocráticos”.

En un reciente artículo publicado en Nuevatribuna ya contamos a qué se dedica esta Hermandad (fundada el 8 de agosto de 1936) que cada mes de septiembre rinde homenaje a sus “heroicos defensores” y que custodia la cripta del Alcázar donde están enterrados Moscardó, Milans del Bosch y dos hijos del primero. La Plataforma reclama que la Virgen del Alcázar recupere su nombre y su culto original, (Virgen de la Inmaculada), “no sirviendo esta imagen religiosa nunca más para realizar actos de exaltación fascista como procesiones y otros”.

LA MASACRE DE TOLEDO

Durante décadas los ‘Hermanos de la Fe’ rememoran lo que para ellos fue la gloriosa gesta bajo el manto protector de la Virgen del conocido como asedio al Alcázar en 1936. Moscardó fue uno de los militares que más protagonismo tuvo en aquellos días tras el golpe de Estado cuando se encerró en la fortificación. En la carta, la Plataforma explica que la toma de control de la ciudad por las tropas golpistas dio pie a la “masacre de Toledo”, que se extendió en la postguerra. Entre 1936 y 1947 hay constancia de que fueron asesinadas 1.783 personas, enterradas en el camposanto municipal, 783 de ellas sin identificar.

Moscardó, que lleva enterrado en el Alcázar de Toledo 66 años, ocupó durante la dictadura puestos relevantes, entre ellos, jefe de la casa militar del jefe del Estado. En el ejercicio de esos cargos “comportó una salvaje represión sobre la población civil durante y una vez acabada la guerra”, denuncian los memorialistas.

Por su parte, Milans del Bosch que fue enterrado en la cripta en 1997, también participó en el encierro del Alcázar en la guerra civil. Una vez finalizada la contienda, se alistó como combatiente voluntario en la División Azul encuadrada dentro del Heer, ejército de la Alemania nazi, y participó en la Segunda Guerra Mundial con rango de capitán en las tropas hitlerianas.

EL ALCÁZAR, LUGAR DE PEREGRINACIÓN

La Plataforma recuerda que Milans del Bosch reúne la condición de ser doblemente golpista, pues en el golpe de Estado del 23F de 1981, fue el único de los capitanes generales que "se sumó sin reservas a la intentona y sacó los tanques y las tropas a las calles de Valencia".

Trayectoria ambas -afirman-, “contumazmente golpistas y antidemocráticas” y que justifican la exhumación de los dos cuerpos del Alcázar, edificio que pertenece al Ministerio de Defensa y donde continúan enterrados “personajes tan significados por su intervención en la asonada contra la democracia republicana como por su posterior participación en la atroz represión de la dictadura, en la que detentaron cargos de relevancia”, subrayan.

Los colectivos memorialistas advierten que mantener enterrados a ambos franquistas en el Alcázar lo convierte “en un lugar de peregrinación” no solo de los nostálgicos del franquismo en España, sino también de grupos significados del fascismo internacional, como los hinchas ultras del Lazio.

LOS HOMENAJES DE LOS 'HERMANOS DE LA FE'

La Plataforma exige que se ilegalice a la Hermandad en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática porque se fundó con la finalidad de “servir de instrumento para que la memoria de los ‘asediados’ perdure en el tiempo”.

A día de hoy, los ‘Hermanos de la Fe’ siguen rindiendo homenaje a estos golpistas y al propio Francisco Franco quien al entrar en el Alcázar pronunció su famosa frase de “ahora sí hemos ganado la guerra”.

Durante la dictadura, el régimen premió a sus conmilitones en Toledo con condecoraciones, ascensos y ayudas a la Hermandad que guarda un lugar especial para el dictador, que lo nombró Hermano Mayor de Honor, “como muestra del continuo agradecimiento y reconocimiento que siempre tendría hacia el tirano”, señalan.

Asimismo reclaman que sean retirados “todos los honores, condecoraciones, títulos y otras distinciones que se concedieron durante el franquismo”, que no se subvencionen “actos antidemocráticos relacionados con el enaltecimiento de la dictadura en el Alcázar de Toledo, ni se permitan peregrinaciones, reuniones, congresos, simposios, etc.…en los que se exalte la dictadura franquista o el período bélico”.

RESIGNIFICACIÓN COMO LUGAR DE MEMORIA

En su carta al secretario de Estado, los colectivos memorialistas detallan el articulado de la Ley en el que basan sus reivindicaciones: artículos 38.3, 35.5, 39, 42 y el artículo 50 que hace referencia a otra de las peticiones formuladas para que la cripta sea resignificada y se convierta en un centro de interpretación de Memoria Democrática.

La Plataforma quiere que “los hechos acontecidos en Alcázar de Toledo desde el 21 de julio de 1936 al 27 de septiembre del mismo año y los sucesos posteriores, dejen de formar parte del imaginario colectivo y sean relatados con veracidad, implicando a instituciones, profesionales de la cultura, historiadores, guías turísticos, libros de texto, etc…”.

Exigen que se ilegalice a la Hermandad franquista del Alcázar de Toledo