lunes. 29.04.2024
Hemiciclo del Parlamento Europeo
Hemiciclo del Parlamento Europeo

El pasado 22 de noviembre el Parlamento Europeo debatió, a instancia del Grupo Popular Europeo, la conformidad al Derecho comunitario de la proposición de ley sobre amnistía que el Grupo Parlamentario Socialista había presentado unos días antes en el Congreso de los Diputados. El caso es un buen ejemplo de la intensa ofensiva que el Partido Popular español, que preside Núñez Feijóo, ha montado contra el Gobierno de Pedro Sánchez y es también indicativo de cómo la derecha y la extrema derecha españolas entienden la política, de cómo emplean el “todo vale” para dar salida a su frustración por no haber podido formar Gobierno. Por ello, vamos a glosar el desarrollo de la sesión parlamentaria y, tras ello, el significado profundo de la acción de unos partidos españoles y de unos medios de comunicación que prefieren desprestigiar a España y a sus ciudadanos para vengarse de la afrenta de no gobernar, cuando el Derecho natural, la Historia y hasta los designios divinos les reservaban esa misión.

La sesión parlamentaria fue, como explicaron El País y La Vanguardia, un fracaso político para quienes la promovieron. Hubo muy pocos parlamentarios (menos de cien sobre 705) y el Comisario de Justicia de la Comisión, el liberal belga Didier Reynders, no tuvo más remedio que intervenir en el sentido de destacar la dimensión nacional, y no comunitaria, del debate. Pero lo más destacable fue la falta de una resolución de condena al Estado español, resolución que hubiera estado en contradicción con los fundamentos del Derecho comunitario. Esta ausencia de una resolución comunitaria es tanto más destacable a la vista de la intervención beligerante de Manfred Weber, Presidente del Partido Popular Europeo (y gran adversario de la Presidenta Ursula von der Layen) y de la convergencia de los populares españoles con Vox. Nada extraño, ya que gobiernan juntos en varias Comunidades Autónomas.

Prefieren desprestigiar a España y a sus ciudadanos para vengarse de la afrenta de no gobernar

Del debate sólo merece destacarse el fracaso en europeizar un asunto interno de España y vergüenza debería dar a los españolistas del Partido Popular y de Vox llevar a instancias supranacionales un tema que, en el mejor de los casos, puede reportar un desprestigio para el Estado español, acusando –sin fundamento– de deslizarse hacia el autoritarismo como Hungría y Polonia. Es una operación sucia, desleal, que muestra que en la derecha y en la extrema derecha el nacionalismo, el aprecio y valoración por la Nación española, es sólo un instrumento o pretexto para su política de demolición de la izquierda. Las derechas españolas sólo consiguieron que algunos de sus parlamentarios pudieran denigrar a su propio país con aplausos de la extrema derecha (hasta Abascal estaba presente para oír cómo se vapuleaba a la democracia de su país).

Sin reconocer el fracaso, el Partido Popular organizó el 27 de noviembre en Barcelona una reunión del Partido Popular Europeo (quizá para contraprogramar la reunión ministerial de la Unión por el Mediterráneo que se celebraba en la misma ciudad y el mismo día) y, con la asistencia de Weber, ofreció una especie de enmienda a la totalidad de lo que se debatió en Bruselas: un llamamiento a las democracias europeas (nada menos) contra la deriva del Gobierno español, porque la amnistía no es un asunto interno de España y que además puede tener incidencia en la llegada de fondos europeos. Y con esto, Núñez Feijóo se excedió en la hipérbole y en el odio, porque está actuando como un traidor que prefiere hundir a su país. Además, hace el ridículo porque los Gobiernos europeos no van a interferir en la política de un Estado.

En cualquier caso, el debate pasó sin pena ni gloria porque conceptualmente se fundaba en bases jurídicamente erróneas, pues la amnistía es una materia de Derecho interno que no roza el Derecho comunitario por mucho que las derechas quieran darnos otra visión. Pero lo que importa son dos circunstancias que deben resaltarse. En primer lugar, la deriva ultraderechista del Partido Popular Europeo, que no sólo no levanta muros frente al fascismo/populismo, sino que se alía a éste. En esta operación Weber es el primer responsable y vistos los éxitos de la extrema derecha en Suecia, Finlandia y ahora en los Países Bajos, quizá debería reflexionar sobre el futuro de la derecha conservadora europea. Aunque no parece que tenga conexión, el triunfo del Partido por la Libertad en los Países Bajos y la intervención parlamentaria de Weber a propósito de la amnistía en España guardan relación, que es la nueva política de las derechas europeas de aliarse a la extrema derecha con cualquier pretexto.

Núñez Feijóo se excedió en la hipérbole y en el odio, porque está actuando como un traidor que prefiere hundir a su país

La segunda reflexión es más bien un interrogante, ¿hasta cuándo Núñez Feijóo va a mantener la presión europea? Nos lo preguntamos porque, a pesar del poco éxito de la iniciativa, tanto el Partido Popular como su prensa afín no han bajado la presión, como vimos el día 27 de noviembre en Barcelona. Por ejemplo, El Mundo del 26 de noviembre entrevistó a un eurodiputado francés de Les Républicains (antes gaullistas) que se permitía comentar con frivolidad y poco rigor sobre la amnistía. Y el mismo periódico, el día 27 de noviembre, publicó otra entrevista, esta vez al eurodiputado portugués y Presidente del CDS (derecha más dura que los socialdemócratas), que también criticaba la amnistía. Así no se puede seguir, no es democráticamente admisible esta operación de la derecha y extrema derecha que pone en cuestión la potestad legislativa de las Cortes Generales. Y ello ocurre, además, cuando precisamente España preside la Unión y debe estar al margen de críticas internas.

Como tantas veces hemos dicho, el síndrome Antonio Pérez, que es un elemento ya permanente de la política del Partido Popular (desde que Dolors Montserrat es eurodiputada), sólo sirve para desprestigiar a España, a la democracia española, que es sólida gracias a la izquierda, pues las derechas, sin la presión de la oposición de la izquierda, se hubieran contentado con una Monarquía con democracia limitada, como se veía en el proyecto constitucional de Fraga Iribarne de la primavera de 1976. España es un Estado democrático pleno gracias más a la izquierda que a la derecha y ahora esa derecha pretende desprestigiar a ese mismo Estado sólo porque no ha logrado retornar al Gobierno. Ocurre, además, como también venimos diciendo hace semanas, que a Núñez Feijóo le importa poco la amnistía que él mismo habría pactado con Junts si hubiera podido. ¿Será capaz la derecha de entender y asumir que ha perdido las elecciones y que le queda toda una legislatura de oposición?  

El juicio de Bruselas