domingo. 28.04.2024

En respuesta a los ataques del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos creó la prisión de Guantánamo, el polémico centro penitenciario en el que se han cometido detenciones irregulares, abusos, torturas, vejaciones y demás flagrantes violaciones a los derechos humanos. Guantánamo es, y  ha sido desde su inicio, una muestra irrefutable del desprecio por la vida y los derechos de los seres humanos y, al mismo tiempo, el símbolo de la total impunidad de la que goza el país que la creó.

Mucho se ha hablado sobre el cierre definitivo de esta prisión ubicada en el corazón de Cuba. La presión internacional sirvió para que el primer presidente afroamericano de los Estados Unidos firmara una orden ejecutiva para cerrarla definitivamente; sin embargo Barack Obama sólo consiguió reducir el número de prisioneros de 242 a 55.

Guantánamo es, y  ha sido desde su inicio, una muestra irrefutable del desprecio por la vida y los derechos de los seres humanos

Letta Taylor, directora adjunta de la División de Crisis y Conflictos de Human Rights Watch, sostiene que "es increíble que ningún miembro de la CIA ha tenido que rendir cuentas por abrir prisiones clandestinas de la CIA, transferir ilegalmente al menos a 119 hombres, y torturar al menos a 39. Hay cinco hombres detenidos en Guantánamo acusados de los ataques del 11 de septiembre, y ninguno de ellos ha sido llevado a juicio todavía, porque en Guantánamo opera un sistema de las llamadas comisiones militares que no funcionan como un verdadero tribunal, no permiten el debido proceso".

Las denuncias contra las prácticas ilegales que se cometen en Guantánamo están sustentadas en filtraciones de imágenes fotográficas y videos que en 2005 se hicieron públicos. Medios de comunicación de todo el mundo dedicaron grandes espacios a la revelación de las torturas que padecían los detenidos, muchos de ellos privados de su libertad sin ninguna razón. “Violaciones Implacables a los Derechos Humanos”, definieron expertos de la ONU a estas prácticas ilegales. “Detenciones arbitrarias sin juicio, acompañadas por torturas y malos tratos, son simplemente inaceptables para cualquier gobierno, en especial para un gobierno que tiene el derecho declarado de proteger los Derechos Humanos”.

Desde la llegada de los primeros prisioneros han pasado 21 años. Durante este período se han sumado cientos de denuncias de diversos organismos internacionales​

Obama no pudo, Trump no quiso, y Joe Biden parece decidido a seguir la senda de su antecesor en la Casa Blanca, ya que su postura en cuanto al cierre definitivo de esta prisión ilegal ha sido demasiada tibia. Si bien durante su campaña electoral había prometido su cierre, en 2021 el actual presidente ratificó una ley de gastos en Defensa que imposibilitó el cumplimiento de la promesa, ya que “dificulta sobremanera el uso de fondos públicos para transferir a varios prisioneros de la guerra del terrorismo a otros países o a suelo estadounidense para que sean juzgados en cortes de justicia civil”.

Desde la llegada de los primeros prisioneros han pasado 21 años. Durante este período se han sumado cientos de denuncias de diversos organismos internacionales que han sido sistemáticamente ignoradas por los Estados Unidos, cuyos presidentes, sin embargo, han sabido sacarle rédito electoral a la controversia que la prisión genera. Guantánamo es mucho más que el territorio cubano, posesión de EE.UU, en el que George W. Bush construyó un penal de máxima seguridad en el que espera condena uno de los ideólogos de los ataques terroristas del 11-S, como el kuwaití Khaled Sheik Mohammed.

Por Guantánamo han pasado 780 personas, de las que hoy quedan apenas 39. El resto de detenidos ha sido transferido a otros países. Los que aún permanecen, aguardan a que finalmente la presión internacional fuerce al gobierno a cerrar la prisión definitivamente.

Guantánamo, símbolo de la impunidad de los Estados Unidos