domingo. 28.04.2024
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Las elecciones al parlamento europeo son muy importantes.

Esta frase la deberíamos escribir cien o doscientas veces a diario y asegurarnos de que todo el mundo entiende las razones por las que estas elecciones que tendrán lugar en junio de este año quizás sean las elecciones más importantes a las que nos hemos enfrentado.

Frente a las elecciones generales de cada Estado, así como las elecciones autonómicas, siempre hemos considerado las elecciones al Parlamento europeo como unas elecciones menores a pesar de cómo nos afectan en realidad y el impacto que tienen a nivel mundial.

Cada vez que volvemos a ser llamados a las urnas con el motivo de elegir la nueva composición de la euro cámara, es evidente que la importancia e influencia real de estas elecciones sube.

Ante los conflictos bélicos que colindan con la UE, las diversas crisis económicas, guerras comerciales o el auge de las extremas derechas, la UE ha de servir de solución a muchos de estos problemas, sobre todo teniendo en cuenta el inmenso riesgo de la vuelta de Trump al mando de los Estados Unidos.

Las elecciones no solo nos afectan como ciudadanas y ciudadanos españoles, y parte de la ciudadanía europea, sino que afecta en gran medida el estado de un planeta que esta en camino de la autodestrucción.

La UE a pesar de estar liderada por políticos poco ambiciosos, poco proclives por apostar por el progreso y el aumento de los derechos civiles y sociales, sigue estando a la cabeza en multitud de temas medioambientales y sociales y sirven de freno a las nuevas ideologías populistas y negacionistas que pululan por los cinco continentes.

Mientras en muchos países ya han pasado o están pasando por la ingrata experiencia de tener a descerebrados al mando, sierra mecánica en mano, y que solo presentan soluciones incendiarias, en la UE se han establecido una serie de líneas rojas que protegen no solo a los países de la UE, sino también al resto del mundo ante las amenazas del frentismo y el aprovechamiento de cualquier guerra real o ficticia para el bien de una elite política y económica.

Si bien la UE es cobarde y no se posiciona para parar genocidios como el que algunos países están cometiendo ahora mismo, si empieza a mostrar señales de hartazgo y ya no están mostrando un apoyo inequívoco al exterminio de ciudadanía inocente.

Ya parece que van poco a poco posicionándose en el lado de la balanza de la justicia y sabemos que lo hacen tarde y mal…pero están llegando a la misma conclusión a la que ha llegado la gran parte de la ciudadanía que nos posicionamos en contra del asesinato indiscriminado bajo la excusa de la lucha con el terrorismo.

La UE fue lenta con la guerra de Siria, así como lo es también con una lectura más completa de la guerra en Ucrania y Rusia en la que se intente parar los ataques a civiles, pero a la vez que se aseguran de exigir que cuando la UE entra a apoyar a un bando, este bando ha de adherirse a los principios de igualdad y justicia que el bloque europeo defiende y entre ellos entran la lucha contra la homofobia, la misoginia, la xenofobia y racismo o el uso de las religiones como arma arrojadiza.

Los nuevos y nuevas españolas y los que vivimos fuera de España volveremos a votar en porcentajes muy bajos a pesar de la gran importancia que tiene votar para el parlamento europeo y menos mal que no asignan el numero de parlamentarios acorde a la participación de la población de cada país.

España en 2019 fue el séptimo país en participación en las elecciones a la UE, con un 64% de votantes ejerciendo su derecho y lejísimos del 89% de Bélgica.

Sin duda habrá gente que con cierta autocomplacencia piensen que el séptimo de 28 no está mal…pero es un error ya que España le debe gran parte del progreso que hemos experimentado en las 4 últimas décadas al aporte y ayudas constantes recibidas por la CEE y luego por la UE.

El no considerar importante el votar es en cierta medida una muestra de desprecio hacia el motor que ha servido para mantener nuestra economía en tiempos de crisis o las numerosas infraestructuras que nuestro país ha conseguido gracias a inversión de la UE desde que nos uniéramos en 1986.

Tampoco nos debe valer el pensar que el porcentaje de votantes es similar al registrado con las elecciones generales…que haya un 30% de votos no efectuados en ambos ámbitos es grave.

El hartazgo con los partidos mayoritarios y no mayoritarios en España es entendible, pero el no votar en las elecciones a la UE dejan pasar una oportunidad enorme para apoyar a alguno de los muchos partidos que forman parte de los bloques actuales que componen este parlamento, con cabida a opciones que en España no tienen representación a nivel nacional o autonómico.

Los bloques por orden de representación son:

El Partido Popular Europeo (PPE) con 187 escaños seguido por Partido Socialista Europeo (PSE) con 146 escaños.

Renovar Europa es el tercer grupo más grande del Parlamento Europeo, con 102 escaños y es Liberal, pro-UE y a la derecha de todos está el bloque Identidad y Democracia (ID), que es el cuarto grupo más grande del Parlamento Europeo, con 64 escaños. Representan a los negacionistas, nacionalistas y euroescépticos.

Los Verdes/Alianza Libre Europea (Verdes/ALE) son el quinto grupo con 41 escaños y son Izquierda, ecologista, pro-UE y el sexto grupo con más entidad son la Izquierda en el Parlamento Europeo (GUE/NGL) con 40 escaños y son anticapitalistas y como ID también serian euroescéptico.

Hay escaños que se reparten en grupos que nos están adscritos a ninguna de estas opciones pero que pueden llegar a tener cierto impacto a la hora de decidir como avanza o retrocede nuestro mundo…y en las elecciones europeas hay muchas opciones de votar por programas más acordes a nuestros principios particulares, consiguiendo una representación más equitativa y justa.

Hay que votar siempre, pero en junio no hay excusa para quedarse en casa.

¿Y si las elecciones más importantes son las europeas en junio de 2024?