sábado. 27.04.2024

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@jgonzalezok@gab2301 | Después de seis años, la policía brasileña podría haber desentrañado el más importante crimen político ocurrido en la reciente historia del país: el asesinato de la concejal carioca Marielle Franco, ejecutada a tiros junto con su chofer, Anderson Gomes, la noche del 14 de marzo de 2018, al salir de una reunión con mujeres negras en el centro de la ciudad. El crimen conmocionó a todo el país y la demora en su esclarecimiento venía levantando sospechas. El informe que la Policía Federal entregó a la Justicia apunta a quienes supuestamente ordenaron el asesinato y los motivos del mismo. Y va más allá, al revelar el submundo de sectores políticos y de la policía carioca, y la relación directa de algunos de sus altos integrantes con el crimen organizado. 

El crimen fue rápidamente esclarecido solo después que salió de la esfera regional y llegó al Supremo Tribunal Federal. Desde 2018, las investigaciones estaban a cargo de la Delegación de Homicidios de Río que, ahora se sabe, trabajó saboteando las pesquisas. En una operación fulminante este domingo (24) fueron detenidos el diputado federal José Chiquinho Brazão (del partido Unión Brasil), su hermano Domingos Brazão, que es funcionario del Tribunal de Cuentas de Río de Janeiro, y el ex jefe de la Policía Civil de la ciudad Rivaldo Barbosa, que fue el primer encargado de la investigación del crimen. Existen, además, 12 órdenes de búsqueda y aprehensión en domicilios y bloqueo de bienes. Y se apartó de sus funciones a un ex jefe del departamento de Homicidios de la policía.

La gran sorpresa de la operación fue saber que el comisario Rivaldo Barbosa, que se había mostrado muy próximo a la familia de la concejal asesinada, abrazando y consolando a los deudos de Marielle, en realidad estuvo saboteando la investigación

Con 39 años cuando fue asesinada, Marielle era militante de izquierda (PSOL), negra, nacida en una favela, crítica de la violencia policial y militante LGTB. Fue electa concejal en 2016 con la quinta mayor votación en el municipio de Río. Se presentaba como “mujer, madre, negra e hija de la favela de Maré [una de las más grandes de la ciudad]”. Se formó en Sociología, con una beca en una de las más prestigiosas universidades del país, la Pontificia Universidad Católica (PUC), e hizo un máster en Administración Pública. Antes de convertirse en concejal, trabajaba como asesora parlamentaria en la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa de la ciudad. 

En los seis años transcurridos después de su asesinato, Marielle estuvo en el centro de la polarización política que se dio en el país y que se agravó con la elección de Jair Bolsonaro a la Presidencia en 2018. No fueron pocos los episodios en que su memoria fue atacada por extremistas de derecha aliados al ex presidente. Después de las elecciones de 2022, que llevaron a Luiz Inácio Lula da Silva de vuelta al poder, la hermana de Marielle, Anielle Franco, se convirtió en ministra de Igualdad Racial. Dos años antes, la viuda de Marielle, Monica Benicio, fue elegida concejal en Río de Janeiro, defendiendo una agenda ligada a la mujer, la lucha LGTB y el antirracismo. 

La gran sorpresa de la operación fue saber que el comisario Rivaldo Barbosa, que se había mostrado muy próximo a la familia de la concejal asesinada, abrazando y consolando a los deudos de Marielle, en realidad estuvo saboteando la investigación. La hermana de Marielle declaró que la familia confiaba en el policía detenido. 

Hasta ahora solo habían sido detenidos los autores materiales del crimen, dos policías militares: Ronnie Lesa, el ejecutor, conocido en la Policía por su buena puntería, y Élzio Queiroz, el chofer del auto desde el cual dispararon contra la concejal. A partir de ahí la investigación se empantanó y no se avanzaba en las pesquisas sobre los autores intelectuales y los motivos del asesinato. Varios participantes secundarios murieron también asesinados, supuestamente para silenciar posibles delaciones. 

El conductor Queiroz empezó a colaborar con las investigaciones y en seguida Ronnie Lesa, el sicario, negoció una delación premiada. 

Según el juez Alexandre de Moraes, el crimen fue ideado por los hermanos Brazão y meticulosamente planeado por el comisario Rivaldo Barbosa. Para el ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, los trabajos de investigación del caso fueron concluidos, aunque sin cerrar la puerta a que puedan surgir nuevos elementos. 

“Tenemos bien claro los ejecutores de este crimen hediondo, por ser de naturaleza claramente política”, aseguró el ministro en una conferencia de prensa en Brasilia. Y consideró que haber podido llegar a los supuestos autores intelectuales del crimen es una victoria del Estado brasileño y de las fuerzas de seguridad contra el crimen organizado. 

Las milicias, integradas por policías y bomberos (cuerpo militarizado), le disputan el negocio del crimen organizado al narcotráfico desde los años 80

Para la Policía Federal, los hermanos Brazão ordenaron el asesinato por considerar que Marielle era un obstáculo a sus intereses. Los dos estarían vinculados a las milicias criminales que actúan en Río de Janeiro. El informe destaca la discusión que se produjo en la Asamblea Legislativa de la ciudad sobre un proyecto de ley para flexibilizar las reglas de regularización de tierras, posición resistida por el partido de Marielle. Las milicias se apropian ilegalmente de terrenos para comercializarlos.

Según información de la policía, los autores intelectuales del asesinato habían logrado introducir un miliciano en el PSOL, el partido en el que militaba la concejal, lo que les permitió tener información de primera mano para planear el asesinato. Este personaje está preso por una operación policial diferente, pero también relativa a las milicias. 

Las milicias, integradas por policías y bomberos (cuerpo militarizado), le disputan el negocio del crimen organizado al narcotráfico desde los años 80. Al principio se consideró que formaban autodefensas comunitarias para enfrentar al narcotráfico, pero empezaron a extorsionar a los habitantes y comerciantes sobre todo en barrios populares y fueron ampliando el abanico de delitos: explotan el sistema de transporte, y tienen el control ilegal de servicios como la venta de bombonas de gas, o el servicio de internet y televisión por cable. Actúan con extrema violencia y han pasado también a controlar parte del tráfico de drogas, convirtiéndose en “narcomilicias”. Lo más preocupante es que han conseguido apoyo para tener sus propios representantes políticos. 

El partido Unión Brasil, al que pertenecía uno de los hermanos Brazão, anunció su expulsión. El hecho de que un diputado federal esté involucrado en este asesinato es una muestra más de la podredumbre de parte de la clase política brasileña. El PL, partido del ex presidente Bolsonaro, tiene a la mitad de sus diputados (42 de 98) bajo investigaciones diversas por causas de corrupción, instigación a manifestaciones golpistas, discriminación, etc. Y en el caso concreto de Río de Janeiro tiene a 6 ex gobernadores de distintos partidos de la derecha, fueron apartados o presos por casos de corrupción. 

Caen los autores intelectuales del asesinato político más importante de Brasil