El presidente de la Fundación Alternativas, Nicolás Sartorius, ha participado en el curso de verano organizado por la Fundación 1º Mayo en El Escorial. El título de su intervención gira en torno a la pregunta ‘¿Se puede seguir construyendo Europa?’, y la respuesta ha sido rotunda y ha establecido algunas propuestas sobre cómo podría ocurrir.
Afirmó que el ritmo hasta ahora ha sido “lento e insuficiente”. Europa se encuentra en uno de sus peores momentos porque está, según Nicolás Sartorius, “a medio construir”. “Europa ha dejado atrás viejos instrumentos y ha construido nuevos pero no con las condiciones suficientes para superar la crisis”. Uno de los nuevos elementos que ha creado la Unión Europa ha sido la moneda, que ha ayudado a que la crisis no acabara “en palabras mayores”. Pero encuentra otros problemas, como no tener una unión económica, un presupuesto común, un “gobierno de la economía”. Para ello se necesitarían instrumentos como bonos, impuestos y un tesoro a nivel europeo. También “la creación de un alto representante de política económica, equivalente al que ya tenemos sobre la política de seguridad y asuntos exteriores”.
Respecto al papel de la política exterior en Europa señalo que existen instituciones comunes pero con un “riesgo de desestructuración” al crearse binomios fuera de la Unión Europea (como son el caso de Bélgica y Holanda o el pacto anglofrancés) que no constituyen colaboraciones en seguridad y defensa a nivel europeo.
Sobre la dirección que debe seguir Europa, Sartorius comentaba la visión conservadora que existe en la Europa de los veintisiete, con tan sólo cinco gobiernos de corte progresista. También afirmaba que los cuatro más poderosos de la Unión como son Alemania, Italia, Francia y Gran Bretaña son de centroderecha. Sobre esta base, es necesario impulsar alianzas progresistas ante la salida de la crisis. “No hay reparto equitativo del coste de la crisis. El poder sindical está minando y el poder financiero está acrecentando de cara al futuro”.
Para Sartorius, el problema no serían los mercados, sino el poder político que ha dejado actuar a los poderes financieros y endeudarse. Este endeudamiento ha surgido a través de dos acciones, como han sido el crecimiento de la desigualdad y la baja fiscalidad. El proceso se ha producido reduciendo el nivel de vida de las personas a la vez que se mantenía el consumo “facilitando el endeudamiento de la gente”. La caída de la presión fiscal, por otro lado, ha ayudado a los bancos al aumento de la deuda. España, con diez puntos por debajo de la media europea se encuentra en peor lugar que otros con mayor presión, como los países nórdicos.
La política fiscal es una de sus medidas para la construcción de Europa. En estos momentos se encuentra bajo la desaparición del impuesto de sucesiones o el impuesto de patrimonio en toda España. Considera que no ha existido “una reacción suficientemente dura por parte de los agentes sociales” ante estas reformas.
Por último, establece algunas soluciones como son “la mejora de las recetas europeas” en cuestión económica con la creación de empresas de rating europeas o el ataque del gasto de manera moderada, pero centrando las reformas en materia fiscal “estableciendo impuestos sobre las transacciones financieras, sobre el CO2, sobre el tráfico de armas” para mantener el Estado de Bienestar y reducir el endeudamiento.
