viernes. 19.04.2024
palacio
Foto: Pixabay

El palacio tiene una extensión de 135 000 m². Dispone de 3.418 habitaciones, y es el palacio real más grande de Europa Occidental. Es conocido también como Palacio de Oriente. Formando un eje con el Palacio, y enfrentado, se encuentra al otro extremo de la plaza el Teatro Real.

El palacio fue construido por orden del rey Felipe V, sobre el solar dejado por el Real Alcázar de Madrid, destruido casi del todo por un incendio en el año 1734. Tanto los cimentos del antiguo alcázar como alguna de sus estructuras fueron utilizadas para la construcción del nuevo palacio.

f45

El incendio sirvió para justificar la sustitución del viejo edificio por un palacio acorde al gusto de la época. Su construcción comenzó en el año 1738, según trazas del arquitecto Filippo Juvara, quien proponía un palacio mayor pero en una ubicación diferente.

Al morir Juvara, se encomendó el proyecto a su discípulo Juan Bautista Sachetti, a quien se exigió adaptar los planos de Juvara al solar del antiguo Alcázar. Otros distinguidos arquitectos españoles como Ventura Rodríguez participaron y se formaron en la cantera del nuevo palacio, a él se debe la configuración de la Real Capilla.

Francesco Sabatini se encargó de la conclusión del edificio, así como de obras secundarias de reforma, ampliación y decoración. Carlos III fue el primer monarca que habitó de forma continua el palacio.

f44

El último monarca, que vivió en palacio, fue Alfonso XIII, aunque Manuel Azaña, presidente de la II República, también habitó en el mismo, siendo por tanto el último Jefe de Estado que lo hizo. Durante la II República cambio de nombre y se le conocía como “Palacio Nacional”. Todavía hay una sala, al lado de la Real Capilla, que se conoce por el nombre de “Despacho de Azaña”.

El interior del palacio destaca por su riqueza artística, tanto en lo que se refiere al uso de toda clase de materiales nobles en su construcción como a la decoración de sus salones con obras de arte de todo tipo, como pinturas de artistas de la importancia de Caravaggio, Velázquez, Francisco de Goya y frescos de Corrado Giaquinto, Giovanni Battista Tiepolo o Antón Raphael Mengs. Otras colecciones destacables que se conservan en el edificio son las de la Armería Real, porcelana, relojería, mobiliario y platería.

El palacio barroco

El arquitecto italiano Filippo Juvara presentó un monumental proyecto de enormes dimensiones, inspirado en los proyectos de Bernini para el Palacio del Louvre. El diseño de Juvara no llegó a realizarse debido a su repentina muerte.

f43El arquitecto italiano Juan Bautista Sacchetti que era discípulo de Juvara, fue elegido para continuar la obra. Planteó un diseño de planta cuadrada, que contaba con un gran patio también cuadrado y resolviendo los distintos ángulos con cuerpos salientes, estructura, que recordaba tanto el antiguo Alcázar como la tradición española de palacios.

Las obras concluyeron en el reinado de Fernando VI. El programa escultórico de la fachada, fue diseñada por el Padre Sarmiento, que consistía en la coronación de la balaustrada superior con las figuras de todos los reyes de España desde tiempos de los Visigodos, así como la instalación de cuatro emperadores romanos flanqueando la portada principal.

Carlos III, que provenía como rey de Nápoles, se instaló en Madrid como nuevo rey de España. La moda, que era vigente en Italia llevaba hacia el nuevo clasicismo, Esto hizo que el Rey decidiera retirar todas las esculturas de la cornisa. A Carlos III le desagradaba que la estatua de su padre Felipe V estuviese emparejada con la de su primera mujer y no con su madre Isabel de Farnesio. Tampoco le agradaba el protagonismo de las estatuas de su hermanastro Fernando VI y Bárbara de Braganza.

Carlos IV cambia la escalera principal de lugar al simétrico opuesto, para no tener que trasladar sus aposentos principescos. Fernando VII inició una nueva remodelación de la decoración del palacio en el s. XIX. El fin de esta reforma era convertir el anticuado edificio construido a la italiana en un moderno palacio al estilo francés. 

Alfonso XII trató de convertir el palacio en una residencia al estilo victoriano. Las obras fueron dirigidas por el arquitecto José Segundo de Lema y consistió en la transformación de varias habitaciones, la sustitución de pavimentos de mármol por parqué y la adición de mobiliario de la época.

Las restauraciones efectuadas durante la segunda mitad del s. XX tuvieron que reparar los daños causados durante la guerra civil, instalar o reinstalar nuevos conjuntos decorativos y sustituir los entelados de las paredes dañados por reproducciones fieles al original.

f42

Vista de parte del Real Palacio de la Cuesta de la Vega, por Fernando Brambilla (1790-1832)

LOS EXTERIORES DEL PALACIO

Los reyes visigodos Recaredo II y Ervigio flanquean el escudo de España. Las estatuas no se corresponden con el nombre escrito en sus basas.

El alzado del Palacio se compone de un basamento almohadillado, sobre el que se eleva el cuerpo principal de la construcción, estructurado por pilastras toscanas de orden gigante entre las que se abren ventanas y balcones. Rematando la cornisa del edificio se planificó la imponente balaustrada con la serie de reyes españoles, que Carlos III hizo bajar con el fin de dotar a la construcción de un aire más clasicista.

La fachada meridional se distingue como principal tiene un cuerpo central añadido sobre la balaustrada, llamado ático, en el que figuraban las estatuas de Felipe V y su primera mujer María Luisa Gabriela de Saboya en los extremos, y las de Fernando VI y su esposa Bárbara de Braganza en el centro. Entre las esculturas situadas sobre los órdenes de columnas quedan tres paneles sobre el ático que originalmente representaban el Sol recorriendo el Zodiaco.

f41

Detalle de la fachada

Sólo se conservan los dos paneles laterales, ya que el central fue desmantelado para instalar el actual reloj. Los cuatro emperadores que flanqueaban originalmente la portada principal fueron sustituidos por unas columnas toscanas que soportan una gran balconada, fruto de las sucesivas reformas, y trasladados al interior del patio central, donde se encuentran actualmente.

Es muy destacable la intervención de Juan Domingo Olivieri y su taller, quienes labraron más de la mitad de las esculturas que ornaban el palacio en tiempos de Fernando VI. También fue autor de muchos motivos heráldicos, mascarones y otras figuras alegóricas, situadas en lugares menos destacados.

Plaza de la Armería

Narciso Pascual Colomer, el mismo arquitecto que trazó la Plaza de Oriente, diseñó el trazado de la plaza en el año 1879, aunque no llegó a realizarse.

Los antecedentes de esta plaza se remontan al 1553, momento en que Felipe II ordenó levantar un edificio para alojar las caballerizas reales. La construcción sobrevivió hasta el año 1884, un incendio hizo imprescindible su derrumbe. El solar que hoy ocupa la plaza de la Armería fue usado durante muchas décadas como anteplaza de armas.

Ángel Fernández de los Ríos propuso en el año 1868, la creación de un gran espacio arbolado, que recorrería todo el contorno de la plaza de Oriente, con el propósito de dar una mejor vista al Palacio Real. Una década más tarde, Segundo de Lema añadió una escalinata al diseño original de Fernández, lo que desembocó en la idea de Francisco de Cubas.

f40

Fachada del Palacio hacia la plaza de la Armería

Plaza de Oriente

Se trata de una plaza rectangular de cabecera curvada, de carácter monumental, cuyo trazado definitivo responde a un diseño del año 1844 de Narciso Pascual y Colomer. La plaza de Oriente es de forma irregular, si bien su cabecera, situada al este, se cierra formando una curva, presidida por el Teatro Real. Pueden distinguirse tres grandes cuadrantes: los jardines centrales, los Jardines del cabo Noval y los Jardines de Lepanto.

Los jardines centrales están dispuestos alrededor del monumento a Felipe IV, en forma de cuadrícula, siguiendo el modelo barroco de jardinería. Están conformados por siete parterres, poblados por setos de boj, formas de cipreses, tejos y magnolios de pequeño tamaño, así como por plantaciones florales, de carácter temporal. Se encuentran delimitados a ambos lados por sendas hileras de estatuas que actúan como línea de división de los otros dos cuadrantes.

La plaza alberga una colección escultórica de veinte reyes españoles, correspondientes a cinco visigodos y a quince monarcas de los primeros reinos cristianos de la Edad Media.

Estas estatuas, realizadas en piedra caliza, se distribuyen en dos hileras, que surcan el recinto en dirección este-oeste, a ambos lados de los jardines centrales. Conocidas popularmente como los “reyes godos”, marcan la línea de división entre el cuerpo central de la plaza y los Jardines del cabo Noval, al norte, y de Lepanto, al sur.

f39

El grupo de estatuas forma parte de una serie dedicada a todos los reyes de España, mandada hacer para la decoración del Palacio Real de Madrid durante el reinado de Fernando VI. Se ejecutaron entre los años 1750 y 1753.

Jardines del Campo del Moro

Estos jardines deben su nombre a que supuestamente en este lugar acamparon las tropas del caudillo musulmán Alí ibn Yúsuf en el año1109 durante un intento de reconquista de la plaza de Madrid. Las primeras obras para acondicionar la zona se deben a Felipe IV, durante cuyo reinado se construyeron fuentes y se plantaron diferentes tipos de vegetación, aunque el aspecto general del lugar siguió bastante descuidado.

f38

Durante la construcción del nuevo palacio se realizaron diversos proyectos de ajardinamiento basados en los jardines del Palacio de la Granja, pero no se llegó a realizar nada por la falta de fondos, no siendo hasta el reinado de Isabel II en que se comienza un ajardinamiento más serio.

Se diseña en esta época un gran parque de tipo romántico y se instalan fuentes traídas desde el palacio de Aranjuez. Con la caída de Isabel II, los jardines sufren un periodo de abandono y descuido en el que se pierde una parte del diseño y no es hasta la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena cuando se inician una serie de obras de recuperación, otorgándole el diseño actual, que sigue el trazado de los parques ingleses del s. XIX.

Jardines de Sabatini

De diseño francés, son unos jardines de carácter monumental, creados en los años treinta del s. XX. Reciben la denominación de Sabatini debido a que en este lugar se ubicaron las caballerizas construidas por este arquitecto para servicio del Palacio. Estos jardines están adornados con un estanque a cuyo alrededor se sitúan algunas de las estatuas de los reyes españoles que estaban destinadas a coronar el Palacio Real. Situadas de modo geométrico entre sus paseos, se encuentran varias fuentes.

f37

Vista general de los Jardines de Sabatini

INTERIOR DE PALACIO

Planta baja

Real Biblioteca

Ocupa el ángulo noroeste del palacio y consta de dos plantas, amuebladas con librerías de caoba. Alberga colecciones de libros, medallas y monedas en número de 300.000 obras impresas, 4.000 manuscritos, 3.000 obras musicales, 3.500 mapas, 200 grabados y dibujos y alrededor de 2.000 monedas y medallas.

Real Botica

Durante el reinado de Felipe II, la Real Farmacia se convirtió en un apéndice de la Casa Real, con la orden de abastecerla de medicamentos, función que continúa en nuestros días. Las salas de destilaciones y las dos salas adyacentes a la farmacia fueron reconstruidas tal y como eran durante los reinados de Alfonso XII y Alfonso XIII. Los frascos son anteriores y fueron realizados en las fábricas de la Granja y del Buen Retiro, existiendo también otros enseres fabricados en loza de Talavera del s. XVII.

Real Armería

Considerada, junto a la imperial de Viena, como una de las mejores del mundo, está formada por piezas que van desde el s. XV en adelante. Son de destacar las piezas de torneo realizadas para Carlos V y Felipe II por los principales maestros armeros de Milán Augsburgo.

Entre las piezas más llamativas sobresale la armadura y aperos completos que el emperador Carlos V empleó en la batalla de Muhlberg, y con los cuales fue retratado por Tiziano en el retrato ecuestre del Museo del Prado.

f36

La Real Armería

Una parte de la armería se perdió durante la guerra de la Independencia y durante la guerra civil. Aún así, la armería conserva algunas de las piezas más importantes de este arte a nivel europeo y mundial, entre ellas varias firmadas por Filippo Negroli, uno de los artífices más afamados del gremio.

Planta alta

Escalera principal

Esta escalera fue diseñada por Sabatini en el año1760 y reformada durante los primeros años del gobierno de Carlos IV. Para su construcción se emplearon los mismos materiales que para otras estancias del recinto, como son el mármol y el granito.

La decoración de la bóveda de lunetos con grandes óculos de iluminación es parte del programa iconográfico de exaltación de la Monarquía Española diseñado por Sachetti, y la realización de dichas obras correspondió a Giaquinto. Para ello, pintó “La religión protegida por EspañaEl triunfo de la IglesiaEscudo del Rey Católico”.

f35

La escalera principal, decorada con frescos de Corrado Giaquinto

Sobre la cornisa se encuentran representaciones de las virtudes consideradas características del reinado de Fernando VI. Todas estas imágenes simbolizan la universalidad y los valores propios de la nación española, en una época en que era necesario reforzar el concepto de hispanidad.

Los leones que adornan el arranque de las balaustradas se deben a los escultores Felipe de Castro y Robert Michel, respectivamente, mientras que el artífice de la decoración del rellano fue el francés Jean Thierry.

Sobre la hornacina de cerramiento, que se halla en el arranque de la escalera está la estatua de Carlos III vestido a la romana, obra de Robert Michel. En el paso de la escalera a los salones, se contemplan sendos bustos de Felipe V e Isabel de Farnesio, obra de René Frémin.

Salón de Alabarderos

Fue concebido por Sachetti como salón de baile o comedor de gala, pero Carlos III lo convirtió en salón de los guardias que custodiaban el recinto. La decoración está basada en un escueto orden de pilastras toscanas y ramas de laurel hechas en estuco. Fue objeto de varias reformas, la primera de ellas en el año 1857 y continuada en el año 1880.

f34

Destaca de sobremanera en esta sala los frescos que adornan sus muros. Tiepolo fue el encargado de decorar la estancia, para lo que realizó varias pinturas de carácter mitológico: “Eneas conducido al templo de la Inmortalidad por sus virtudes y victorias” y “Venus encomendando a Vulcano que forje las armas para Eneas”, temas que parecen aludir a la función militar del espacio pero también a la figura de Carlos III como guerrero victorioso y a su madre, Isabel de Farnesio, como reina prudente y protectora.

Buena parte de la superficie, que ocupa el Salón de Alabarderos, fue ocupada por Alfonso XII para construir el Comedor de Gala. Se utilizó por primera vez con motivo de su segundo matrimonio, con María Cristina de Habsburgo-Lorena, en el año1879. Está decorado con tapices de Bruselas del s. XVI, tibores de porcelana china del s. XVIII y piezas de porcelana de Sévres.

Salón de Columnas

La estancia presenta un orden de pilastras lisas realzado con columnas adosadas de fuste estriado, coronadas con la representación del Toisón de Oro. La bóveda fue decorada por Sabatini en el año 1761, usando parejas de sátiros, que sostienen medallones representativos de los cuatro elementos.

f33

Giaquinto fue el responsable de la decoración de la bóveda con el tema “La aparición del sol”, alegoría del rey en la figura de Apolo. Más adelante, realizó las cuatro estaciones y una representación alegórica de la corona de España. Toda la simbología de este recinto está dedicada a realzar la majestad de la Monarquía Hispánica bajo Carlos III.

Por otra parte en este salón se celebraba durante el Jueves Santo el ceremonial del “Lavatorio y Comida de Pobres”, durante el cual el rey y la reina, ante grandes de España, ministros, cuerpo diplomático y jerarquía eclesiástica, daban de comer y lavaban los pies a veinticinco pobres. Suelen celebrarse conciertos con los Stradivarius Palatinos en este salón.

Salón de Gasparini

Fue realizado durante el reinado de Carlos III y está considerado uno de los más hermosos salones del palacio y ha llegado hasta nuestros días prácticamente sin ningún retoque. Se tardaron alrededor de cuarenta años en la conclusión del programa decorativo por diferentes motivos.

f32

El Salón de Gasparini

Era el lugar donde el rey se vestía en presencia de la Corte, según la costumbre de la época. Su decoración, realizada por Matías Gasparini, presenta grandes originalidades del tipo chinoiserie en estilo rococó. Los muebles, el suelo de mármol y el tapizado de las paredes se diseñaron como un conjunto. Cabe destacar el reloj situado sobre la chimenea, obra de Pierre Jacquet Droz, con autómatas vestidos a la moda del s. XVIII que bailan cuando, al dar las horas, un pastor sentado toca la flauta.

Saleta de Porcelana

Fue construida en época de Carlos III, influenciado por las construcciones similares que llevó a cabo como rey de Nápoles y Sicilia, especialmente en el Palacio Real de Caserta. Se colocaron bastidores para su construcción, donde habrían de sujetarse las porcelanas. El proyecto decorativo, de estilo tardo barroco clasicista, estuvo a cargo de Juan Bautista de la Torre y Jenaro Boltri.

La sala posee varias decoraciones fijas y una mesa de nogal, así como espejos azogados con un leve matiz verdoso, que armonizan con el resto del espacio. Sabatini colocó estuco azul a lo largo del salón, así como varios jarrones de bronce procedentes de la colección del Palacio del Buen Retiro.

f31Saleta de porcelana

El pavimento de esta saleta es uno de los más bellos elementos decorativos ideados por Gasparini. Está compuesta por una elegantísima taracea de mármoles de colores y en invierno se cubría con alfombras de lana que simulaban los motivos representados por la loza.

Salón de Espejos

Es un salón de estilo neoclásico, que era usado como tocador por la reina María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV, reinado durante el cual fue concebido y decorado. Se trata de uno de los salones más bellos del palacio. A ello contribuyen los zócalos de mármol rosado y los paramentos de las paredes, cubiertos de una fina ornamentación de estuco en la que predomina el blanco y el azul. Los grandes espejos que dan nombre al salón están guarnecidos en oro y azul, coronados por estucos blancos sobre fondo azul y rodeados con decoración de motivos vegetales.

Cabe destacar el velador central, de caoba y bronce dorado, realizado por Thomire en 1788. En tiempos de Alfonso XIII esta sala era utilizada como salón de música. La estancia contiene una estatua en mármol que representa a la infanta María Cristina de Borbón y Battenberg, hija de Alfonso XIII, cuando era niña.

f30

Salón del Trono

La bóveda, diseñada por Roberto Michel es, con seguridad, la más bella del Palacio, pues el efecto que produce la pintura y la escultura que la rodea alcanza un gran esplendor.

El gran fresco pintado es una de las últimas obras de Giambattista Tiepolo, y representa “La grandeza y el poder de la Monarquía Española”. Se contempla al trono español custodiado por Apolo y Minerva, así como por representaciones de las Virtudes. En el lado contrario, unos amorcillos vuelan portando la insignia de la Orden del Toisón de Oro.

La glorificación de la monarquía y del soberano reinante es el tema de todo el conjunto. Muy destacada es la zona del zócalo, donde, de forma realista y variada se muestran alegorías de las diversas regiones y posesiones españolas, con sus atributos característicos.

Sobre el balcón oriental también pintó Tiepolo un fresco, ayudado por sus hijos Domenico y Lorenzo. Se culminó en el año 1764 y representa el último trabajo de este pintor en el Palacio Real.

f29

Salón del Trono. Las pinturas del techo son de Tiepolo, mientras que las paredes están forradas con terciopelo bordado con hilo de plata

El resto de la decoración de la estancia se debe a Giovanni Battista Natali, quien se encargó tanto del diseño de los bordados como de la traza de las consolas y de los espejos, que forman parejas y son todos diferentes, aunque dentro del mismo estilo.

Destaca el terciopelo de la colgadura, tejido en Génova, de color rojo carmesí bordado con hilos de plata sobredorada. La decoración de Natali, junto con las pinturas de Tiepolo, constituye una de las más altas cimas del rococó en España. 

Las esculturas pertenecen, en su mayoría, a la colección rescatada del Real Alcázar. Se debe al proyecto de la dinastía borbónica, que deseaba afirmarse como sucesora directa de los Austrias.

Destacan parte de las figuras de bronce de la serie conocida como “Los planetas”, obra del flamenco Jacques Jonghellick, así como una serie de estatuas de “Las virtudes cardinales”, obra de René Fremin.

Son destacables asimismo los relojes, obras de John Ellicott y Ferdinand Berthoud, y los leones de bronce dorado al fuego, obra de Matteo Bonarelli de Lucca, que preceden al dosel con el trono real. Las arañas que iluminan la estancia son de cristal de roca y plata.

Real Capilla

Situada en el centro del lado norte de la planta principal del palacio, tiene su acceso desde la galería que rodea el patio central. Sachetti realizó un primer proyecto pero Fernando VI se decantó finalmente por el presentado en el año 1749, por Ventura Rodríguez, por entonces ayudante del primero.

La capilla fue realizada entre los años 1750 y 1759. La planta es de tipo central o elíptica, estando coronada por una cúpula de media naranja. A cada uno de los ángulos que describen la planta, salvo el atrio, que presenta pilastras negras que imitan el mármol, se encuentra adosada una columna de mármol negro, hasta un total de dieciséis, de una sola pieza. Estas columnas están coronadas con capiteles en estuco dorado.

La distribución de la capilla es clásica: al este se sitúa el altar mayor, de mármol; al norte el altar del evangelio; al oeste el órgano y el atrio es el vestíbulo. Los asientos reales se sitúan en el lado norte, próximo al altar mayor, que está a su derecha.

f28

Cúpula central de la Real Capilla. Los frescos son obra de Corrado Giaquinto

El pintor Corrado Giaquinto fue encomendado para diseñar y dirigir los trabajos de la decoración de la Real Capilla y él mismo pintó los frescos de la capilla y del atrio. Los ángeles del tambor fueron realizados por Felipe de Castro. Sobre el altar mayor hay un cuadro de Ramón Bayeu, “San Miguel triunfando sobre los demonios”, y en el altar del evangelio, el cuadro de “La Anunciación”, obra postrera de Mengs.

El dosel y los sillones de los soberanos son de la época de Fernando VI y fueron realizados en raso blanco con bordados de plata y sedas de colores. El órgano, construido en el año 1778 por Jordi Bosch i Bernat, está considerado como una auténtica obra maestra. Se conservan en la Capilla los restos de San Félix, el cual está representado en una figura de cera dentro de un nicho acristalado.

Sala de la Corona

Situada en la Cámara de la Reina María Cristina, se trata de una pieza decorada con tapices representando las cuatro estaciones. Ahí se exponen la corona y el cetro pertenecientes a las Colecciones Reales, que nunca se habían expuesto antes al público, mostrándose solamente en actos ceremoniales.

La corona procede del reinado de Carlos III y fue realizada en plata cincelada, repujada y sobredorada. El cetro data del reinado de Carlos II y está compuesto por cristal de roca, filigrana de plata sobredorada, esmaltes y granates engastados. Ambos símbolos se han utilizado como emblema de la monarquía hispánica desde el reinado de Isabel II.

f27

Se expone un collar de la Orden del Toisón de Oro en esta sala también, la más alta condecoración que concede la Monarquía española. Realizada en plata sobredorada y oro, fundidos, cincelados y esmaltados, la pieza que se muestra procede del reinado de Isabel II.

El sillón original del salón del trono del Palacio Real de Madrid es otra de las piezas incorporadas a la sala. Perteneciente al rey Carlos III, cuya efigie reproduce en su respaldo, ha servido de modelo para los tronos posteriores.

La Sala de la Corona alberga la denominada Mesa de las Esfinges, de estilo imperio y adquirida por Carlos IV en el año 1803, es una de las obras maestras de los muebles franceses que custodian las Colecciones Reales.

Comedor de Gala

Catorce lámparas en bronce de la época fernandina, dan luz y esplendor al Comedor de Gala del Palacio Real de Madrid, se conserva tal y como era cuando en el año 1879, el rey Alfonso XII unió las tres estancias de su madre, la reina Isabel II, tirando los tabiques que las separaban, para crear un salón de baile y un comedor de gala.

Era habitual hasta el s. XIX, que los monarcas comieran en la antesala de sus habitaciones, una tradición, nacida en Francia con Luis XIV, que se denominaba “le petit couvert”, el monarca comía solo o con personas muy próximas a él.

f25

En cambio, en “le grand couvert” que se llevaba a cabo igualmente en los aposentos privados, el monarca se reunía con su familia y algunas relevantes personalidades de la Corte, utilizándose para los banquetes y celebraciones especiales grandes salones que se acondicionaban especialmente para la ocasión. 

En España, se continuó haciéndolo de este modo, hasta diciembre de 1879, fecha en que se inauguró el Comedor de Gala, con motivo del segundo matrimonio del Rey Alfonso XII con la Reina María Cristina de Habsburgo-Lorena.

Las pinturas que lo decoran son de Antonio Rafael Mengs “La Aurora en su carro” y de sus discípulos Antonio González-Velázquez “Cristóbal Colón presentando el nuevo mundo a los Reyes Católicos” y Francisco Bayeu “La rendición de Granada”.

f24

En este espectacular marco, que el marqués de Lozoya calificó como “el comedor más bello de Europa”, tienen lugar en la actualidad, los almuerzos y cenas que los reyes de España ofrecen a las visitas de Estado, en torno a la soberbia “mesa imperial” con capacidad para un máximo de 140 personas.

Antiguo Cuarto de la Reina

f23Se conoce a varias estancias construidas como aposentos de la reina Isabel de Farnesio, quien los habitó entre los años 1764 y 1766. Destaca en la decoración de este cuarto “La aurora”, último fresco de Mengs, y “Los cuatro momentos del día”, escena adornada por ángeles de estuco. 

Se encontraba aquí la familia de Carlos IV de Goya, junto con sus bocetos en los primeros años del s. XIX. Esta decoración fue sustituida en el año 1818 por Fernando VII, quien importó unos bellos tapices de estilo neoclásico y convirtió la estancia en el tocador de su esposa María Isabel de Braganza.

La nueva reina inició un programa iconográfico que incluía escenas sobre la vida de “San Hermenegildo” y “Santa Isabel de Portugal”, encargadas a Zacarías González Velázquez, Vicente López Portaña y al mismo Goya.

Algunos años antes, bajo el patrocinio de Isabel de Farnesio, se había pintado una alegoría de Isabel la Católica y el famoso cuadro “Colón ofreciendo el Nuevo Mundo a los Reyes Católicos”, obra de Antonio González Velázquez.

La primera antecámara de la Reina es obra de José Segundo de Lema, realizada durante el gobierno de Alfonso XII. Se le llama Sala Plateresca, pues fue decorada con los elementos renacentistas del arte plateresco español.

En la segunda antecámara de la Reina se ha guardado, desde tiempos de Carlos III, la colección de platería y otras piedras preciosas en poder de la Familia Real. A continuación se sitúa la Tercera Antecámara de la Reina, cuya bóveda fue pintada por Francisco Bayeu con el tema “Boabdil entregando las llaves de Granada a los Reyes Católicos” del año 1763.

Fernando VII la convirtió en oratorio de su tercera esposa, María Josefa de Sajonia, y con Isabel II siguió usándose como aposento de su marido, Francisco de Asís de Borbón.

Cuarto del infante don Luis

Esta zona de Palacio ha sido ocupada muy brevemente a lo largo de su historia.

f22Salomé con la cabeza de Juan el Bautista, por Caravaggio

La primera antecámara de don Luis, hoy conocida como Salón de Vajillas, posee un hermoso fresco de Luis González Velázquez “La gloria y el poder español en las cuatro partes del mundo”. Era el lugar donde se guardaba la vajilla usada en el servicio de los Príncipes de Asturias, regalada a Carlos IV por Augusto II de Polonia.

Otras piezas proceden de Sévres, encargadas por Fernando VII e Isabel II. También se conserva aquí la cristalería. Destaca la colección del rey Francisco de Asís, que es una de las escasas piezas salidas de la Real Fábrica de Cristales de La Granja. 

Cerca de allí se encuentra la cámara del infante don Luis, que aloja la mejor obra de Francisco Bayeu en Palacio “La Providencia presidiendo las Virtudes y las Facultades del hombre”. El infante organizaba audiciones de músicos en esta sala, por lo que hoy en día sirve como Sala de Instrumentos Musicales. Un poco después encontramos la Sala de Papel Pintado, llamada así por estar cubierta con el papel de la Real Fábrica. Los motivos representados son, en su mayoría, mitológicos.

El Gabinete del Ángulo o Tocador Chinesco, el cuarto de la infanta Mariana Victoria y la Pieza de los Pájaros albergan la más grande colección de pintura de todo el Palacio Real.

Se conservan obras de Juan de Flandes, Van der Weyden, El Bosco y Rubens. La bóveda del Gabinete de los Pájaros fue decorada por Domenico Tiepolo, quien para esta obra contó con la colaboración de su hermano Lorenzo, ejecutada con gran naturalismo. Sobre uno de los muros se exhibe “Salomé con la cabeza del Bautista”, obra de Caravaggio.

f21Retrato de María Amalia de Borbón-Dos Sicilias, por Winterhalterr

Cuarto de la reina María Luisa

Se encuentra en la parte oriental de Palacio. Vivió la reina María Luisa de Parma en estas estancias. Esta sala fue decorada al gusto neoclásico, valiéndose de estucos y tapices. También aloja un templete dedicado a “Apolo y las Musas· y un retrato de “Luis Felipe de Orleans y su esposa María Amalia de Borbón-Dos Sicilias”, obra de Franz Xaver Winterhalter. decoró la bóveda de la estancia con el fresco “Las cuatro estaciones del año”, ejecutado en el año 1769. Una serie de consolas, de mediados del s. XVIII, y un conjunto de tapices sobre la guerra de Troya cierran la estancia.

La llegada de la reina María Cristina trajo consigo una importante reforma a esta sala. Se conservaron muchos de los adornos que en su día realizó la infanta María Josefa, quien decoró el salón a la “chinesca” con tela de Pekín en las paredes y un friso de porcelana. Gran parte del cuarto se acondicionó como residencia cotidiana de la Familia Real. Se colocaron aquí algunas obras de arte, como “el Esopo” de Velázquez y dos medallones de los Bayeu.

Alfonso XIII instaló una Sala de billar, anteriormente ornamentada por un fresco de Maella que Segundo de Lema ocultó en el año1879 y que en 1993 fue recuperado, y una Sala de fumar. Ambas estancias fueron construidas al estilo victoriano y con madera de nogal, en la línea de las reformas de Alfonso XII. Sin embargo, la Sala de fumar presenta algunos matices propios de la moda “parisina”, muy común en la década de los años de 1920.

Los Gabinetes de Estucos y de Maderas finas de la reina María Luisa han conservado su decoración original. Fueron diseñados por Sabatini en el año 1791 inspirándose en diseños antiquizantes. La ornamentación de ambas estancias corresponde a los estuquistas Domenico y Giuseppe Brilli.

f20La caza del jabalí, por Goya

Cuarto de Carlos IV

La Cámara de Carlos IV sigue el programa decorativo trazado para establecer la relación de los emperadores romanos Trajano y Adriano como precursores de la grandeza hispánica. Hay un gran candelabro regalado a Isabel II en el año 1846 con motivo de su boda, y la decoración se completa con una gran alfombra de estilo neoclásico del año 1925. La Antecámara de Carlos IV aloja uno de los frescos mejor logrados de Tiepolo, alusivo a Jasón, los argonautas y el Vellocino de Oro.

COLECCIONES

El Palacio Real de Madrid custodia una gran y variada cantidad de colecciones artísticas de la más diversa índole, desde cuadros y esculturas hasta los tarros de la Real Farmacia. 

Stradivarius Palatinos

En el Palacio se guarda el cuarteto de los Stradivarius Palatanios, el conjunto más importante del mundo de instrumentos realizados por el famoso lutier Antonio Stradivari, compuesto por dos violines, una viola y un violonchelo, que debido a su ornamentación son denominados los Stradivarius decorados. Además, también se guarda otro violonchelo del mismo autor datado de 1700. Los instrumentos fueron adquiridos por Carlos IV en el año 1775.

Un violín Stradivarius de la colección del Palaciof19

Pintura

Se conservan en el palacio algunos cuadros de la gran colección real, puesto que la mayor parte de sus fondos pasaron a formar parte del Museo del Prado en el s. XIX.

Los pintores españoles que trabajaron para la corte constituyen uno de los núcleos principales de la colección. Destaca un grupo de obras de Goya, sobresaliendo un conjunto de cuatro cuadros representando a Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma con diversos atuendos.

El Museo del Prado posee ejemplares de dos de ellos, pero son copias pintadas por Agustín Esteve. Se conserva del mismo autor una excepcional grisalla y un cuadro de tema cinegético. De Velázquez destaca un raro bodegón de caza. Ribera está representado por un excepcional retrato ecuestre, “Juan José de Austria”.

f18Juan José de Austria a caballo, de José Ribera

Son destacables también un retrato de Van der Wayden, y el políptico que perteneció a Isabel la Católica, obra de Juan de Flandes y Michel Watteau, figura clave del rococó francés, cuenta con dos pinturas, de las pocas suyas existentes en España; es excepcional también una “Salomé” pintada por Caravaggio al final de su vida. Las obras están distribuidas por los salones y en una zona habilitada como museo de pintura.

No hay que olvidar dentro del capítulo pictórico, el magnífico ciclo de frescos que decoran las bóvedas del edificio. Intervinieron en su decoración algunos de los artistas más destacados de la época de su construcción, como Giovanni Battista Tiepolo, Mengs, Francisco Bayeu, Corrado Giaquinto o Mariano Salvador Maella.

Escultura

Las series de escultura en el Palacio Real son de importancia menor que la de la colección de pintura, pero la serie del s. XVII procedente del anterior alcázar es de un carácter excepcional. Los principales escultores representados son Gian Lorenzo Bernini, Mariano Benlliure, Antoine Coysevox y Agustín Querol. Sobresale la serie de “Los planetas”, repartida en el Salón del Trono y el Salón de Columnas.

Mobiliario

El gran valor del mobiliario del palacio reside en su autenticidad, pues la mayoría de los muebles corresponden a la época de construcción del palacio y reinados sucesivos, que se muestran en una serie ininterrumpida de estilos rococó, neoclásico, imperio e isabelino. Algunas de las series más importantes de muebles se encuentran en los salones de Gasparini, Trono y Espejos. Cabe destacar la “Mesa de las Esfinges”, de estilo imperio, situada en el Salón de Columnas.

f17Relojes

Considerada la mayor y mejor colección de relojes de España, también es una de las principales del mundo. La importancia de la colección radica sobre todo en los relojes de época rococó construidos para Fernando VI por el relojero suizo Jacques Droz. 

El reloj denominado “El Calvario”, del s. XVII y construido en Núremberg, es el más antiguo, mientras que la existencia de un gran número de relojes de época imperio se debe a la afición por estos instrumentos por parte de Carlos IV. Es de destacar, por la riqueza de materiales usados para su elaboración, como oro, plata o marfil, un reloj regalo del presidente de Perú al rey Alfonso XIII en el año1906, construido en 1878.

Porcelanas

La colección de porcelanas abarca diversas épocas, estilos y procedencias, aunque las más valiosas son los restos de la vajilla de bodas de Carlos III y María Amalia de Sajonia. Posee piezas destacadas de la Manufacture nationale de Sévres y El Buen Retiro. Destaca por su singularidad en este apartado la ya descrita Saleta de Porcelana, revestida totalmente con placas de este material, fabricadas por la citada Real Fábrica del Buen Retiro.

f16

Tapices

Considerada la principal colección del mundo, la colección de tapices se compone fundamentalmente de paños fabricados en Bruselas y en la Real Fábrica de Tapices sobre cartones de Francisco de Goya. Son de destacar los tapices que se encuentran cubriendo las paredes del comedor de gala.

Orfebrería

A diferencia de otras casas reales europeas, los monarcas españoles no tuvieron joyas vinculadas a la Corona, sino que las mismas fueron repartiéndose en herencias y dispersándose asimismo como consecuencia de guerras y exilios. Aun así, se conservan en el palacio muestras muy importantes de orfebrería y platería.

Las piezas más valiosas corresponden a una parte del Tesoro de Guarrazar, que originariamente fue un regalo a la reina Isabel II. De época de esta reina es también el conjunto de las alhajas de la Virgen de Atocha, coronas cuajadas de brillantes y topacios de gran tamaño.

f15

Destacan asimismo una arqueta que perteneció a la infanta Isabel Clara Eugenia del s. XVI, delicado trabajo renacentista decorado con entalles y camafeos, y un relieve en plata de Alessandro Algardi, “San León deteniendo a Atila”. Especial valor simbólico tienen la corona y cetro reales. La primera es de época barroca, realizada en plata sobredorada, mientras que el cetro es un magnífico trabajo renacentista, de manufactura bohemia, coronado por un orbe en cristal de roca.

Leyendas y misterios del Palacio Real de Madrid

Los fantasmas de palacio

f14Para encontrar el origen de la leyenda de los fantasmas del Palacio de Oriente, nos deberemos trasladar al s. IX, a la conquista de Mayrit o Magerit por el califa de Córdoba Muhammad I, quien tras conquistar la plaza, que en realidad no era más que una antigua atalaya defensiva, ordena construir una fortaleza sobre una colina cercana al río Manzanares.

Una edificación que le permitiría vigilar los pasos de la sierra de Guadarrama, siendo a la vez el lugar desde el que partirían las razias contra los cristianos. Las crónicas de la época cuentan que los terrenos situados entre la Cuesta de San Vicente y San Francisco el Grande, estaban habitados por brujas y fantasmas, que se aparecían a todo aquel que se adentrara por estos parajes, de modo que eran muy pocos los habitantes de Mayrit que se atrevían a acercarse por el lugar tras caer la noche.

Alfonso VI de Castilla, reconquista para la cristiandad Mayrit en el año 1085, mandando construir sobre la fortaleza musulmana el Alcázar y es a partir de ese momento cuando los fenómenos, digamos fuera de lo normal, empiezan a tener lugar de forma frecuente: obreros, artesanos y ciudadanos muertos en extrañas circunstancias, apariciones de seres fantasmagóricos, misteriosas desapariciones de obreros y materiales… y la leyenda de los fantasmas y los duendes cobra cada día más fuerza, afirmándose entre los habitantes de Mayrit, que, al verse expulsados de sus territorios, los espíritus, se habían conjurado para reclamar su justa venganza.

f13

Y de este modo, llegamos hasta el pavoroso incendio que se inició en la Nochebuena del año 1734 y que durante tres días redujo el Alcázar Real a cenizas. Las leyendas y crónicas afirman que, durante el incendio, se escuchaban algunas voces lastimeras y otras de gozo, cuando no había nadie dentro del palacio.

f12Tras la total destrucción del Alcázar, en abril del año 1738, comenzaron las obras de construcción del nuevo Palacio Real, y con las obras, llegaron de nuevo los fenómenos extraños. El capataz de las obras, juraba y perjuraba haber visto escalando la muralla a dos seres, mitad fantasmas, mitad demonios envueltos en sábanas.

Como es lógico, al principio se pensó que el capataz no estaba en sus cabales, pero poco a poco todos los obreros empezaron tener las mismas visiones, hasta que uno de los trabajadores cayó al vació. Sus compañeros afirmaron, incluso juraron ante la Inquisición, que una enorme sombra, que sobrevolaba sobre ellos, había sido lo que había arrojado al vacio a su compañero.

Felipe V, decide entonces realizar un exorcismo, en el que el sacerdote oficiante, baño a todos los obreros en agua bendita, para posteriormente colgar de sus cuellos una gran cantidad de escapularios e imágenes de santos. Sin embargo, los sucesos fuera de lo normal, no cesaron, los obreros se marchaban victimas de auténtico terror y la conclusión de las obras del Palacio Real se retrasaba cada día más y más.

El misterio de las estatuas

f11Las estatuas de reyes, que se pueden ver alrededor de la plaza de Oriente y en el paseo de las Estatuas del Retiro, estaban pensadas, en un principio, para decorar la cornisa superior del Palacio Real.

En el proyecto original dicha cornisa iba a estar decorada por 108 esculturas de gran tamaño, representando a los monarcas de los diferentes reinos relacionados con la monarquía española: América, Portugal, Castilla, Aragón, Galicia, Navarra, así como los reyes de España desde Isabel y Fernando, los Reyes Católicos.

A día de hoy, no está clara la razón por la que, finalmente, no se colocaron en la ubicación prevista inicialmente. Se dice que, tal vez, el enorme peso de todas ellas habría podido afectar la estructura del edificio. Una segunda teoría, afirma que la viuda de Felipe V y madre de Carlos III, la reina Isabel de Farnesio, muy supersticiosa y de carácter impresionable, tuvo pesadillas en las que veía como un terremoto provocaba que las estatuas cayeran sobre ella aplastándola.

La reina afirmaba, que, estos sueños eran una premonición sobre el final de la monarquía, de modo que rogó a su hijo, que mandara colocar las estatuas en otro lugar, donde no hubiera peligro de caída. Consultado un vidente, éste aseguro a la reina, que no se trataba de un terremoto, sino que eran los fantasmas y espíritus, que habían regresado en busca de su venganza.

f10De este modo, las estatuas nunca se colocaron, ni sobre la cornisa, ni en ningún otro emplazamiento, quedando almacenadas en los sótanos de palacio hasta que Isabel II, decidió repartirlas, no solo por Madrid, sino por toda la geografía Española.

Algunas de ellas podemos verlas en la plaza de Oriente, frente al Palacio Real, otras en los Jardines de Sabatini, algunas más en el paseo de las Estatuas del Retiro y las menos, pero eso sí, las mas viajeras, llegaron hasta Vitoria o Pamplona o El Ferrol.

Finalmente, tras la restauración del edificio, iniciada en 1970, algunas de estas estatuas se colocaron en el lugar para el que en principio fueron proyectadas.

Los túneles de palacio

A los pies del Palacio Real, de donde parten numerosos pasadizos subterráneos a los que se ha dado todo tipo de usos, desde huidas a aventuras amorosas, Bajo la plaza de Oriente se descubrieron durante las obras de remodelación de la plaza una serie de túneles que conectaban el Palacio Real con el Monasterio de la Encarnación, construido en 1612 como fundación Real de la Casa de Austria.

f9Este pasadizo, que figuraba como Pasadizo de la Encarnación en el plano de Pedro de Texeira del s. XVII, arrancaba en las cocinas del Alcázar y permitía a los miembros de la Familia Real acudir a los actos religiosos, sin necesidad de pisar la calle.

El esplendor de este pasadizo de amplias galerías, iluminadas con hachones impregnados de brea, fue resaltado mediado el s. XVII por el nuncio papal Barberini, que detalló las obras de arte, rubricadas por pintores de la Corte, que decoraban sus muros. 

Una leyenda asegura que una parte de estas galerías permanecía inundada por el agua y servía para que, embarcado en una góndola, Felipe IV se desplazara por ella para acudir a sus encuentros amorosos con una novicia enclaustrada en el cercano convento de la Encarnación, un rumor, sin duda consecuencia del hecho de que, el monarca ya era tristemente célebre por haber intentado seducir a una religiosa del convento de San Plácido, que se fingió muerta para huir de su regio acosador.

f8No es el único pasadizo que partía del Palacio Real. Hubo otro que enlazaba con el Teatro Español, construido sobre los terrenos que había ocupado el Monasterio de Santa Ana, derribado por orden de José I Bonaparte.

El corredor, de unos 55 m, fue construido entre los años 1809 y 1811 por orden de José I Bonaparte para unir el palacio con la Casa de Vargas, su residencia habitual. Se dice, que lo usaron también Fernando VII, Alfonso XII y Alfonso XIII, este último tras la proclamación de la Segunda República.

En los jardines del Campo del Moro, se ve aún la trampilla de la boca de un pasadizo que unía los jardines con la estación de Príncipe Pio y la Casa de Campo y un segundo túnel, hoy cegado y sepultado a causa de las obres de soterramiento de la M-30 fue empleado por José I Bonaparte para acceder al palacete de los Vargas, junto a la puerta del Rey de la Casa de Campo, un antiguo pabellón de caza donde el monarca impostor se sentía más seguro que en palacio y donde el monarca, disfrutaba junto a una actriz de renombre, amante suya.

f7

Los sótanos del teatro conservaban la cripta funeraria del convento, y a través del bar del nuevo edificio, se podía acceder a su antecámara por tres pasillos, de los que, uno tenía acceso al palco normalmente utilizado por f6el rey y los otros dos a edificios religiosos del Barrio de las Letras.

Todavía existe parte de un tramo de este túnel que unía el Palacio Real con la plaza de la Paja y en la calle Segovia y bajo el Palacio de Anglona existe otro tramo muy ancho, lo que permite suponer que circulaban coches de caballos.

En las inmediaciones del Palacio Real adquirieron fama los túneles por los que, el rey Alfonso XII salía de incógnito a visitar la ciudad. “Quién será ese buen mozo quién será, con la capa de seda… no es el número uno ni es el número dos, es el número doce por la gracia de Dios”, decía la coplilla que aludía a las salidas secretas del joven monarca.

f4

Una de las bocas de esta serie de túneles y pasadizos secretos iba a dar a lo que más tarde sería un restaurante-cava, en la calle del Factor, el mesón Torre-Narigües, hoy desaparecido.

f3Puede que este túnel, fuera el mismo que utilizó el rey Alfonso XIII, cuando se proclamó la II República, para salir de palacio, llegando hasta la Casa de Campo. Por último, aunque esto no se ha podido comprobar, se afirmaba que existió otro túnel, que permitía acceder al cuartel de la Guardia Real del Conde Duque, por el que se decía que podían circular coches de caballos.

UN PALACIO REPUBLICANO

Aunque el último monarca que vivió en el palacio fue Alfonso XIII, durante la Segunda República el presidente Manuel Azaña adoptó el Palacio Real como su residencia particular. No obstante, en ese lapso de tiempo su nombre cambió a Palacio Nacional. Además, entre las estancias del edificio todavía se conserva una bajo el nombre Despacho de Azaña, situada muy cerca de la Real Capilla.

LEONES DE DOBLE USO

A simple vista, los leones de bronce dorado que protegen el trono de los monarcas son un simple elemento decorativo que demuestra la fortaleza y el poder de ambas personalidades. Sin embargo, si te acercas y observas bien en tu próxima visita, descubrirás que sus cabezas son desmontables. Pueden utilizarse como pie de una de las mesas del palacio.

f2

EL PALACIO FUE FINANCIADO POR EL TABACO

En la época en la que el palacio comenzó a construirse, el comercio del tabaco era una de las principales fuentes de ingresos de la corona, pues los precios eran muy elevados debido al monopolio estatal que el rey Felipe V declaró en el año 1730. Por lo tanto, las obras fueron financiadas en gran parte por este negocio.

f1UN PALACIO A PRUEBA DE INCENDIOS

Debido al incendio que destruyó por completo el Real Alcázar, este nuevo palacio se construyó a base de piedra y ladrillo, salvo las puertas y las ventanas, evitando así la presencia de elementos de madera, que pudieran avivar las llamas. Estos están limitados a las carpinterías y las estructuras de cubierta.

LEYENDAS DEL PALACIO REAL

El máximo mandatario del momento, Felipe V, convencido de querer tener un palacio único en el mundo, ordenó que le sacaran los ojos, los brazos y la lengua al arquitecto. De hecho, algunas leyendas cuentan que su cabeza es una de las que aparecen en el exterior del Palacio. Su fantasma es uno de los que vagan por su interior, emitiendo voces y provocando ruidos espeluznantes.

Otra leyenda se da en los jardines del Campo del Moro, un lugar que hoy también alberga una de las mayores leyendas de Madrid. Su origen se encuentra en el reinado de Juan II, al que le obsequiaron con un oso y un domador que fueron instalados en esta zona. Una noche, el animal salió de su jaula y el adiestrador desapareció. Pero sus almas aún no descansan, pues algunas leyendas dicen que escuchaban gritos y rugidos de dos sombras que daban vida a la escena, en la que el domador intentaba escapar del oso.

LA TORRE DE LOS HUESOS

De nombre realmente inquietante pero al mismo tiempo misterioso y seductor, la Torre de los Huesos es una atalaya islámica de casi mil años de antigüedad encontrada bajo la Plaza de Oriente de la capital.

El lugar exacto donde la encontramos es mucho menos poético en la actualidad, pues es un aparcamiento subterráneo en cuyas obras de reforma, en el año 1996, se descubrieron precisamente los restos.

Sepultados y olvidados desde hacía siglos, observar estas piedras es recordar el Madrid amurallado y medieval, el que se vigilaba desde torres como esta, ubicada próxima a un cementerio musulmán conocido como Huesa del Raf y del que procede su nombre.


BIBLIOGRAFIA

Chueca Goitia, Fernando. “El Palacio Real de Madrid”. Everest. León. 2000.
Gea Ortigas, María Isabel. “El palacio Real de Madrid”. La Librería. Madrid. 2000.
Iglesias, Helena. “El Palacio Real de Madrid”. Patrimonio Nacional. Madrid. 1991.
Ferrer y Herrera, Antonio Carlos. “Paseo por Madrid 1835”. Colección Almenara, Madrid. 1952.
Mesonero Romanos, Ramón de. “Memorias de un Setentón, tomo VII”. Renacimiento. Madrid. 1926.
Montero Alonso, José. “Madrid tomo I, capítulo “Plaza de Oriente”. Espasa Calpe, Madrid. 1979.
Pozuelo González, José Ignacio. “Guía de los palacios y edificios singulares del Madrid de 1868”. La Librería. 2010.
Pozuelo González, José Ignacio. “Guía de las estatuas del Palacio Real de Madrid. ERGON. Madrid. 2007. 
Répide, Pedro de. “Las calles de Madrid”. Madrid. 1981.
Sancho, José Luis. Palacio Real de Madrid”. Madrid. 2004.

El palacio real de Madrid, una joya española