martes. 19.03.2024
Pleno del Parlamento Europeo. (Foto: PE)

El pasado 19 de septiembre, el Parlamento Europeo (PE) adoptó una resolución estableciendo taxativamente que “el comunismo y el nazismo son la misma cosa” y, por tanto, igual de condenables.

Según estos políticos, metidos a semiólogos, comunismo y nazismo eran idénticas formas de totalitarismos. ¿Qué decir?

No solo los filólogos, también, los historiadores, saben que ambos conceptos no son sinónimos e intercambiables. Establecer esta relación semántica unívoca es tan frívola como falsa. Ya dijo Lewis Carroll que las palabras significan lo que deciden que signifiquen quienes mandan.

En mi opinión, la palabra comunismo y nazismo guardan la misma afinidad semántica que hay entre una llave inglesa y una calabaza. Que el nacionalsocialismo y el estalinismo han perpetrado masacres indignas con la condición racional y humana, no es motivo suficiente para caer en tal chapucería terminológica. Nazismo y franquismo nos repugnan con idéntica intensidad vomitiva, pero ni conceptual ni pragmáticamente se pueden identificar. Su recorrido histórico es muy dispar, a pesar de sus semejanzas y paralelismos.

Que el nacionalsocialismo y el estalinismo han perpetrado masacres indignas con la condición racional y humana, no es motivo suficiente para caer en tal chapucería terminológica

Paradójicamente, aunque nazismo y comunismo conciten tragedias y genocidios varios, los comunistas, tanto los de antes como los de ahora y los de todos los tiempos y lugares, lo tienen peor. Primero, porque, al parecer en Europa ya no quedan nazis, y, segundo porque los comunistas, según el PE, “no han evolucionado y siguen privando a sus ciudadanos de libertad, soberanía, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”.

Una milonga democrática que, en el resto de los países europeos no adscritos a la barbarie comunista, la ciudadanía puede degustar sin problema alguna. Esta ciudadanía lo podemos ver todos los días vive completamente libre, soberana a la hora de tomar decisiones individuales y colectivas. Y, en cuanto a sus derechos, el de la libertad de expresión goza de absoluto respeto por parte de las autoridades, especialmente las derivadas del poder judicial.

Hablando en serio. He constatado que las derechas de este país no se han prodigado comentando este acuerdo del PE dejándolo pasar como quien ve en él una trampa o un boomerang peligroso. Quienes lo han hecho, aprovecharon la resolución europea para recordar, como si no lo supiera el mundo entero, que Rusia tiene “un mausoleo en la Plaza Roja cobijando la momia de Lenin, un tirano sanguinario”. Solo le faltó añadir que más sanguinario que Franco y, por tanto, más digno de ser exhumado de dicho nicho estalinista que el Dictador ferrolano. Y con muchísima más razón si se tiene en cuenta que el PE no ha condenado el franquismo, ni tampoco a su sanguinario dictador, lo que manifiesta la finura analítica y semántica de su condena.

El Parlamento Europeo no ha condenado el franquismo, ni tampoco a su sanguinario dictador, lo que manifiesta la finura analítica y semántica de su condena

En el punto 18 de la resolución del PE, se dice que “la existencia en espacios públicos de estados miembros de monumentos y memoriales (parques, plazas, calles, etc.) glorificando regímenes totalitarios, abre la vía para la distorsión de hechos históricos sobre las consecuencias de la segunda guerra mundial y la propagación del sistema político totalitario”.

¿Distorsión histórica? ¡Venga ya! Aquí la única distorsión existente es identificar el comunismo con el nazismo, soslayando de modo artero la histórica connivencia del franquismo con el nacionalsocialismo de Hitler. Al no hacerlo, quienes se sienten herederos del franquismo y que nunca lo condenaron públicamente, tampoco abominaron del nazismo, ni siquiera cuando conocieron las barbaridades de los campos de exterminio, se han subido a la parra de la indecencia retórica y “¿por qué la ley de la memoria histórica protege ese totalitarismo?”. El totalitarismo del comunismo representado, en este caso, por una escultura dedicada a las Brigadas Internacionales que lucharon contra el nazismo y cuya presencia en una plaza la derecha considera “apología del terrorismo comunista” y, por tanto, objeto de destrucción.

brigadas

Brigadistas

Aquí es donde la resolución del PE más desbarra. ¿Cómo es posible que se diga que el comunismo de las Brigadas Internacionales fue igual al nazismo cuando luchó contra la barbarie nazi? ¿Cómo es posible afirmar que el franquismo no es clon del nazismo hitleriano si hasta organizó una División Azul -los “camisas azules” de Arrese-, para luchar contra el comunismo? 

Hitler subió al poder en 1933. El régimen franquista, todavía en cierne, se identificó con él desde 1936. Esta unidad espiritual e ideológica duró hasta la muerte de Hitler en 1945. Como dato curioso conviene recordar que el dictador español tenía en la mesa de su despacho una fotografía Hitler.

Por estos lares, quien mejor reflejó esa afinidad ideológica entre franquismo y nazismo fue Diario de Navarra. El 28 de septiembre de 1937, escribiría el papel navarro en clave visionaria: “Entrada triunfal de Hitler y Mussolini en Berlín. El eje Berlín Roma es indestructible. Ambos caudillos ponen de relieve el espíritu creador del fascismo y nacionalsocialismo y su voluntad de colaborar con los demás pueblos y de luchar por la cultura y civilización europea contra el comunismo".

El 2 de mayo de 1945, cuando muera Hitler, Diario de Navarra sostendrá: “Hitler muere en su puesto de mando. Luchó hasta el último momento contra el bolchevismo (…)  Dios nos permita mantenernos con quien venimos combatiendo el comunismo soviético, intrínsecamente perverso”.

Diario de Navarra nunca condenó el nazismo; el régimen franquista, tampoco. Ni siquiera cuando la Falange entró en vía muerta. Así que, ¿quién distorsiona la historia?

¿Es el comunismo actual un monstruo? Si lo es, no se entiende que los países de Europa, tan democráticos ellos, lo sigan alimentando manteniendo relaciones económicas con países que lo han incubado.

Como esto siga así, pronto veremos al Parlamento Europeo pedir a la Academia Sueca que retire con carácter retroactivo los Premios Nobel de literatura a los escritores comunistas. Entre ellos a José Saramago.

Texto de la Resolución del Parlamento Europeo

Nazismo y comunismo. ¿Son la misma cosa?