martes. 30.04.2024
CRÍTICA DE LAUREN GARCÍA

'Contra los "influencers”' o la indefensión del verso frente a la imagen

El ensayo Contra los influencers (Premio XL Ciutat de València), de Martín Rodríguez-Gaona, es crítico con las tendencias que Internet trata de imponer a la poesía.

Martín Rodríguez-Gaona
Martín Rodríguez-Gaona

Ensayo | LAUREN GARCÍA 

Contra los influencers. Corporativización tecnológica y modernización fallida (o sobre el futuro de la ciudad letrada) es un laborioso ensayo de Martín Rodríguez-Gaona, que, como buen estudio, deja poco espacio a la casualidad y el azar, continuando la senda que el poeta hispano peruano abrió en Mejorando lo presente. Poesía española última: posmodernidad, humanismo y redes (2010) y La lira de las masas. Internet y la crisis de la ciudad letrada (2019) , sus dos trabajos anteriores. En ellos se demuestra de manera palpable que en buena parte de la poesía actual prevalece la imagen sobre el verso, a modo de mero envoltorio sugerente. De tal modo, la publicidad, con sus seductoras y rotundas leyes, ampara la proliferación de lo que acaba por convertirse en un producto editorial, por encima de cualquier soberanía e independencia poética.

El ensayo marca la pauta de cómo lo vendible a base de marketing merma las finas y sutiles pinceladas de la creatividad artística. Así editores y poetas influencers bucean en el mercado buscando el fin económico como único propósito. La libre creación artística, en concreto en un campo tan abierto como la poesía, queda mediatizada por estos estándares banales.

Paulatinamente, el poeta parece perder su condición romántica, individual e intelectual para formar parte de un mercado que lo somete a sus requerimientos a la manera de un cantante pop diseñado para quinceañeras. A merced de una máquina de crear merchandising, la cifra desplaza toda inspiración. El aspecto físico o la empatía con factores sociales o del show business se anteponen por completo a la calidad artística. De este modo, Internet se concibe como un instrumento de poder comercial, por lo que la conciencia y la exigencia poéticas decaen en pos de un instagramer que factura a través de la propia red. Todo un entramado que brinda amparo a una supuesta Nueva Poesía, en la que algunos de sus representantes más visibles se crean una imagen y un personaje para posicionarse en el mercado. La tradición y las escuelas poéticas, como otras inestimables influencias, desaparecen como brújula para ofrecernos un plato precocinado cuyas excelencias están enmarcadas en una burbuja apetecible en su forma, no en su fondo.

El poeta parece perder su condición romántica, individual e intelectual para formar parte de un mercado que lo somete a sus requerimientos

Los poetas pop tardoadolescentes, término que Rodríguez-Gaona acuñó en anteriores obras, están sujetos a tener una vida de estrellato rayando la excentricidad. La imagen es el gancho del consumo y se lleva por delante los versos de multitud de poetas que no cumplen ese requisito mediático. Cualidades como profundidad, belleza estilística y conciencia de autoría de nada sirven si no entran en la cadena de producción del mainstream. El modelo que se establece es paralelo al de la televisión masiva, que no pretende calidad alguna. La confirmación de aquella vieja batalla sobre la pérdida de una Alta cultura al diluirse por el consumo de masas. Si lo mediático capta a lo poético será sólo para someterlo a una devaluada sociedad del espectáculo. Contra los influencers incide en que las editoriales desechan frecuentemente propuestas muy válidas que no entran en esos cauces unívocos de lo vendible.

La efervescencia de un mercado editorial, que tuvo en la poesía española momentos importantes a partir de la transición, cae ante el criterio de consagrar autores que ante todo construyen una especie de marca. Así la interesada pérdida de un relevo generacional en la cadena de poetas de calidad a lo largo del tiempo: “El sistema propone a esta juventud la paradoja de que sean irrelevantes como individuos, pero comerciables como masa”. Al llegar a la figura de los nativos digitales y su filosofía generacional el autor se muestra concluyente:

Como oposición a los modelos de lectura individuales o ilustrados (con su  proyecto emancipador que, aunque fallido, dio origen a la clase media y a la sociedad del bienestar), la escritura desde las redes sociales propone el gregarismo de lo representativo, lo emocional y el entretenimiento, canalizando, incluso, la legítima disconformidad que caracteriza la precariedad millenial (creada por el mismo modelo económico que les brinda hoy un simulacro de rebeldía, para consuelo del precariado).

La antigua ciudad letrada es superada por un show que Internet promueve desde todas sus plataformas. Poetas ya clásicos en la literatura española, u otros de éxito de crítica y culto, se ven igualmente relegados por este fenómeno. Y poco pueden remediar las batallas estéticas, con su influjo en los premios; rencillas insignificantes frente a otros aspectos nocivos que se vuelven hegemónicos. 

“Contra los influencers” aboga porque la poesía no sea tomada como una caprichosa y animosa frivolidad

El temperamento crítico de Martín Rodríguez-Gaona queda patente en la segunda mitad del libro en precisos ensayos dedicados a Pablo García Baena, Caballero Bonald, Francisco Brines, Guillermo Carnero, Antonio Colinas, Luis Antonio de Villena, Luis Alberto de Cuenca, Antonio Colinas, Jaime Siles, César Antonio Molina, Juan Manuel Bonet, Ana Rosetti, José Ramón Ripoll, Manuel Rico, Basilio Sánchez, Benjamín Prado o Ben Clark; nombres ya consumados de la poesía en castellano, y en los que Martín Rodríguez-Gaona hace gala de una capacidad portentosa de indagar en todos los puntos de su carrera y de hallar destellos en las zonas abisales de su escritura. Además recupera autores marginales y traza un mapa de lo que pueden ser las nuevas tendencias (como el liderazgo femenino en la poesía del siglo XXI, con nombres como Erika Martínez, Sandra Santana, Ana Sánchez Huéscar y Berta García Faet).

También los premios y su altura creativa quedan condicionados, en numerosas ocasiones, por la popularidad de los influencers, viéndose abocados al farragoso territorio de lo superfluo. Esa repercusión acecha a las editoriales que buscan adaptarse a este fenómeno. Contra los influencers da las claves, para que el lector las interprete, en torno a temas tan profusos como los actuales feminismos y los conflictos generacionales, mostrándose especialmente severo en la utilización de la poesía por parte de la clase política. Una relación que podría resumirse a la de foto y olvido: es decir, la mala gestión de los recursos económicos y sociales buscando figuras públicas, no obras literarias o lectores. El mensaje es meridiano: 

La ciudad letrada debe propiciar la actividad poética a la par que la creación de comunidades de lectores asiduos, interactuando por el valor intrínseco de la creación y de la lectura, más allá del rendimiento y la productividad propios de la razón instrumental y el lucro.

Contra los influencers aboga porque la poesía no sea tomada como una caprichosa y animosa frivolidad, para que no toda producción simbólica sea reducida al fugaz impacto de una imagen de Andy Warhol. Entre sus páginas se respira la importancia de la libertad de elegir en nuestra vida, para que no terminemos hablando solos. La permanencia y la urgencia de la poesía para que no lleguemos tarde al mundo.


Lauren García
Lauren García

Lauren García, (Oviedo 1977) . Ha publicado los libros de poesía Versos como sangre hirviendo, El castigo de los ángeles, La muerte de la tristeza, El corazón irrenunciable y La vida alzada. En noviembre verá la luz su sexto poemario "El diluvio de la fresa". Figura también en más de una veintena de libros colectivos. Licenciado en Ciencias de la Información, lleva 27 años colaborando en prensa. Actualmente lo hace en La Nueva España, abordando sobre todo temas culturales.

'Contra los "influencers”' o la indefensión del verso frente a la imagen