martes. 07.05.2024
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Andrés García Cerdán

Poesía | JESÚS CÁRDENAS

A finales de los ochenta surgía en Seatle una combinación de bandas (Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, Radiohead, Alice in Chains…) que hacían una música singular con distorsión guitarrera y repeticiones armónicas, con influencia del punk y del heavy, con cantidad de adeptos en el mundo en la década de los noventa. Trae multitud de recuerdos la época, y, a través del grunge, también Bowie, Pink Floyd o Los Enemigos. Canciones que nos dejaron instantes inolvidables.

Grunge es la primera antología poética temática del poeta, músico y ensayista Andrés García Cerdán (Fuenteálamo, Albacete, 1972), quien ha dado muestras de magníficos poemarios, entre los que cabe mencionar Barbarie (Premio Alegría, 2015), Puntos de no retorno (Premio San Juan de la Cruz, 2017), Defensa de las excepciones (Hermanos Argensola, 2018) y Químicamente puro (Premio Internacional Francisco Brines, 2022). Como ensayista es autor de tres obras: El árbol del lenguaje. Desde la poesía de Julio Cortázar, La muerte del lenguaje: Para una poética de lo desconocido y La mirada salvaje: Poética del espejo  y del espejismo. Y como músico, se le puede seguir en The Rimbaud Co.

Grunge (Reino de Cordelia) es una selección de poemas que cruza un cuarto de siglo: 1997-2022, lo que constituye un homenaje a la música y a los libros que acompañaron al autor, representa la memoria de un camino donde poesía y música van de la mano de forma inseparable; un reencuentro por la pulsión y la llama. La pureza, la energía y la pasión se encuentran en hermosa sinergia en este volumen.

Cubierta de Grunge

El libro comienza por una breve “Intro” de Agustín Fernández Mallo, donde se destaca la idea de ritmo como elemento primordial del conjunto. No le falta razón a Agustín: es uno de los elementos de unión y sirve de elemento de cohesión entre ellos. Los treinta y cinco textos que conforman Grunge enarbolan la musicalidad como bandera ya sea en poemas que emplean el cauce del verso (libre o preferentemente de ritmo endecasilábico) ya sea en prosa poética. Al finalizar el conjunto, el autor añade un “Bonus track”, treinta y dos enlaces que nos invitan a enlazar -y que dialogan- con estos textos.

Tras la clave de homenaje musical y literario se halla una buen caudal de bandas, canciones, escritores y libros. Como elemento fundamental se nos aparece en el poema en prosa, “Pompeya”: “La música extiende sus tentáculos a todo ese vacío y a todo ese silencio de sepulcro”. Los títulos son una buena muestra de ello: “Entre Shakespeare y Smashing Pumpkins” o “César Vallejo escucha Smells Like Teen Spirit en París 1938”. En pos de una mayor heterogeneidad, marca de la casa, el poeta albaceteño no deja fuera referentes de otros ámbitos del arte o del pensamiento, así autores de la pintura y la filosofía pueden verse en la serie “Amanece en La Iguana Bar”, “Bañeras” y “Cuello”; un caleidoscopio cultural llameante, rebelde, intenso. Así, en “Dinamita”:

También yo he sentido en esta carne
el ímpetu narcótico de las palabras que revientan
y te convierten en fragmentos
de una inmensa explosión
a la que sucede una inmensa calma.

La rabia, el ruido, el grito y la electricidad se aúnan en trazos existencialistas. La búsqueda del yo se halla desde diversas perspectivas, con lo que de un mismo foco de realidad brotan distintas visiones. Acaso esa es la mejor muestra de nuestra complejidad. Una prueba de la indagación puede verse en el empleo de las distintas personas verbales como se muestra en los tres primeros poemas: “Soy un mirlo al que le han arrancado los ojos” (en “Ensayo sobre el mirlo”), “En aquel tiempo, Kurt enchufó la guitarra” (en “B minor”), “No canto, no: tu propia voz te infundes” (en “Dentro”). Con frecuencia, en el empleo de la segunda persona, se interpela de paso al lector: “A ti, que lees poemas de Shakespeare / y escuchas otra vez Mellon Collie and / The Infinite Sadness de The Smashing Pumpkins”.

En los homenajes musicales aparecen retratos de una época, los noventa, que se enlazan con los del presente. Encender una hoguera hasta ser ceniza, soplar la ceniza: es esta una forma de recordar de cómo brillaban fulgurantes los cuerpos entre la electricidad y el amor. Así, puede leerse en el dedicado a “Sirens”, en homenaje al tema de Pearl Jam: “Atiendo al instante. Podría ser Jávea. Podría ser 29 de julio”. En el tema dedicado a “Velvet Bues”,: cae sobre mí sin compasión / el otoño de los 90 / mientras yo me deslizo a toda máquina / en dirección a Velvet”. El presente se fija, también, en los gritos del pasado a partir de una imagen de una pantalla:

Hoy también -tanto tiempo después- fumas
miras a la pantalla
como pidiéndole una explicación.
Aún arde en tus labios
aquello.

Las canciones dejaron instantes inolvidables, que el presente recupera gracias en gran parte a que esas canciones siguen existiendo. El sujeto retoma el grito, la rebelión como forma de estar en el mundo: “Sigue siendo necesario ser joven contra las / cuerdas y presagiar de alguna forma el final / detrás de la risa y el humo de los cigarros”. El rescate “de aquella edad de oro” en ocasiones queda en “esta camiseta negra de Ramones”, como una labor de espeleología donde se encuentran huellas del brillo de la hoguera encendida en el pasado “con el cuello raído, / muy rota”.

Hay lugar también para la propia poesía: “El poema es la posibilidad de las olas, la plenitud, el vacío laberíntico de las nubes”. Y lugar para la ironía y el humor en el poema titulado “Eclesiastés y Janis Joplin: “Oh, señor, por qué no le compras / un Mercedes Benz y una tele nueva / a tu hija”.

Grunge, en resumidas cuentas, contiene pasajes memorables de una época. La música, la poesía, el existencialismo y la mística encuentran un mismo camino, logrando poemas magníficos y versos que estallan para quedar en nuestra memoria. Gracias, García Cerdán.

Grunge. Andrés García Cerdán. Reino de Cordelia. Madrid, 2023. COMPRA ONLINE


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JESÚS CÁRDENAS. Poeta, crítico literario y profesor.

Homenaje a la llama: | "Grunge", de Andrés García Cerdán