Vanessa De Paula | @vanessadipaula
Tras el fin de La Casa de Papel, una de las series con más éxito internacional, los creados Álex Pina y Esther Martínez Lobato escogieron a uno de sus personajes para seguir ampliando su universo. Berlín, interpretado por el actor Pedro Alonso, fue el elegido por su sarcasmo y humor negro. Decidieron contar su pasado antes de su enfermedad y de conocerle encerrado en la Fábrica de la Moneda.
La actuación de Pedro Alonso es buena, consistente y disfrutable. Logra desarrollar la complejidad del personaje, pasando de ser algo egocéntrico a alguien más reflexivo y consciente de las consecuencias de sus actos.
Empezamos por el principio: Berlín es un ladrón de guante blanco, especializado en el robo de joyería para mantener su alto nivel socioeconómico, y aunque el camino no siempre fue sencillo, ahora podemos verlo en situaciones donde los problemas parecen resolverse con facilidad. En la serie, Berlín es presentado como el líder del grupo de atracadores, que tendrán que preparar un gran robo: hacer desaparecer 44 millones de euros en joyas. La trama se desarrolla en París, utilizando como fachada una excavación arqueológica para entrar a la Casa de Subastas mediante las Catacumbas de París. El equipo comienza su aventura convenciendo a un sacerdote de que un tesoro podría estar escondido en el subterráneo de la iglesia.
La historia es más contenida y simple, abandonando los elementos atractivos de su serie matriz, que nos tenía enganchados y en constante tensión
El equipo está formado por, Keila (Michelle Jenner) es una experta en informática bastante inocente, lo que contrasta con el resto, nos recuerda un poco a Rio. Damián (Tristán Ulloa) encarna al íntimo amigo de Berlín, y ejecutor de sus ideas, con experiencia en ingeniería y física. Es una versión más suavizada del profesor: catedrático y sencillo, pero con una gran capacidad para la creación de planes. Cameron (Begoña Vargas) se pone en la piel de una arriesgada integrante de la banda sin miedo alguno, pero que esconde un oscuro secreto, que nos puede recordar a Tokio. Bruce (Joel Sánchez), el hombre de acción y experto en armas y grúas. Por último, Roi (Julio Peña Fernández), completa el elenco interpretando al alumno y fiel escudero de Berlín.
Son personajes funcionales, que en conjunto funcionan, pero no destacan como sus predecesores. Se quedan cortos en términos de generar impacto emocional, lo que limita el potencial dramático de la serie y afecta su capacidad para involucrar plenamente al espectador en la historia y los personajes.
Berlín no es el único personaje de La Casa de Papel que regresa a la pantalla, a partir del sexto episodio, podemos ver a las inspectoras Alicia Sierra y Raquel Murillo, quienes tendrán que colaborar con la policía francesa para capturar a la banda. Sin embargo, el ingenio de sus integrantes pondrá a prueba sus habilidades policiales y las unirá con un mismo fin, permitiéndonos verlas como colaboradoras y no como las rivales que solíamos recordar gracias a los sucesos que ocurrirían en Madrid años después.
Alrededor de Berlín han intentado crear una comedia romántica, pero es el personaje menos carismático. La historia es más contenida y simple, abandonando los elementos atractivos de su serie matriz, que nos tenía enganchados y en constante tensión, donde los atracadores eran llevados al límite, a punto de caer, pero terminaban salvándose por poco. En Berlín, este momento solo hemos encontrado al final, donde la inspectora Alicia Sierra y Raquel Murillo están a punto de atrapar a Andrés y Damián, y para salvarlos, Keila desde una lancha en movimiento buscaba señal para hackear los sistemas de seguridad y borrar las grabaciones de las cámaras de vigilancia.
Berlín es una serie que sigue la línea del universo de La Casa de Papel y mantiene un nivel aceptable, pero habrá que esperar la segunda temporada
La serie se vuelve repetitiva y poco sorprendente. Desde el principio, con la formación de un equipo de hombres y mujeres, se puede predecir que se liará entre ellos, algo que es casi de manual en La Casa de Papel, donde todos los personajes tenían conflictos amorosos. Es una estructura muy clásica de telenovelas y ha funcionado en la serie original, por eso se nota que lo repiten en Berlín. El único personaje que nos ha planteado una diferencia en esta fórmula es Damián; en su caso, su historia no trata sobre enamorarse, sino sobre comprender otra faceta del amor, aceptando que después de años de relación con su mujer, el amor puede acabarse y hay que aceptarlo para seguir adelante.
Además, Berlín tiene muchas conveniencias de guion, errores que ya se cometía en la serie original. Por ejemplo, cerca del final, Camille descubre la identidad de Berlín y está a punto de delatarlo a la policía, sin embargo, justo hace otro descubrimiento que cambia su opinión, una conveniencia para salvar al protagonista. Estos trucos ya eran comunes en su predecesora.
Berlín está disponible en Netflix y consta de ocho episodios, cada uno con una duración aproximada de 1 hora, similar a los de su predecesora. Todos ellos estarán dirigidos por Albert Pintó (Sky Rojo y Malasaña 32), David Barrocal (Sky Rojo) y Geoffrey Cowper (Tercer Grado).
En conclusión, Berlín es una serie que sigue la línea del universo de La Casa de Papel y mantiene un nivel aceptable, pero habrá que esperar la segunda temporada para lograr la misma emoción impactante que nos dejó su predecesora.