miércoles. 08.05.2024
masoneria

@Montagut5 |

En esta pieza recuperamos las reflexiones de un masón y teósofo, José Vidal, que, en 1900, desde Menorca, quiso defender a la Masonería de las críticas que recibía, especialmente de la Iglesia, desde las páginas de uno de los principales periódicos del librepensamiento español, Las Dominicales del Libre Pensamiento. Supone un modesto aporte más al capítulo de la defensa pública que hicieron los masones de la institución en la Historia contemporánea de España.

La argumentación de Vidal se basaba en varios puntos. En primer lugar, estaba la antigüedad de la misma, y en esa larga Historia habría prestado servicios o beneficios a la Humanidad, tanto en el plano social como en el político, así como en el humanitario. Pero no los iba a relatar por ser muchos y porque lo prohibirían los estatutos de la Masonería, aludiendo al secreto.

Las acusaciones a la Masonería como responsable de innumerables regicidios, sublevaciones, robos, homicidios, etc., serían falsas. Los masones ni eran asesinos, ni regicidas, ni ladrones ni magos.

El problema era que, ciertamente, los masones empleaban procedimientos que podrían parecer extraños a los que solamente los conocían de referencia, pero que serían muy serios y exentos completamente de ridiculeces. El fin de la Masonería, pero que no se especificaba por ahora, no se había conseguido aún, aunque el autor consideraba que estaba próximo a realizarse, pero exigía la reserva con los profanos. Eso era todo, en su opinión.

Algo del fin de la Masonería sí parecía citarse cuando, a continuación, explicaba que para recibir en su seno a quienes de “incondicional amor a la humanidad” se sentían animados, solamente se exigía honradez y moralidad. No se preguntaba al profano cuánto tenía, sino quién era y qué deseaba. En su seno había emperadores, príncipes y nobles, pero también menestrales de la ciudad y braceros del campo, es decir, que se admitía a todos independientemente de su condición social, todos con igual valor y en la proporción que pudiera. Y ahora sí explicaba los fines de la Masonería, ya que una defensa de la misma si no se planteaba pasaría por ser una apología muy endeble.

La “magna obra” de la Masonería se dividía en tres fines. El primero, sería el “socorro material” de la humanidad que sufría. El segundo de los objetivos tenía que ver con la enseñanza empleando la razón, de la “humanidad que ignora” y, por fin, el tercero se refería a la libertad en todos los ámbitos (material, intelectual y religiosa) de la “humanidad esclava”. Esos fines serían nobles y demostrarían la “elevada conducta de los masones”, pero para los católicos serían, en su opinión, “horribles delitos”. Como ya no podía actuar la Inquisición se empleaban la difamación y la excomunión contra ellos.


Fuente y Bibliografía:

Las Dominicales del Libre Pensamiento, número del 31 de mayo de 1900. Aunque, en realidad, el autor no se refiere en su trabajo a la Teosofía, los interesados para el caso español, pueden acudir a la siguiente referencia: Vicente Penalva Mora, El orientalismo en la cultura española en el primer tercio del S.XX. La Sociedad Teosófica española, 1888-1940. Tesis doctoral de la UAB, 2013. (se puede consultar en la red).

Defensa de la Masonería en la España de 1900