jueves. 25.04.2024
disfrutar-naturaleza_025b9ecb_1200x630
“El que nos encontremos tan a gusto en plena naturaleza proviene de que ésta no tiene opinión sobre nosotros”

La "Antropología cultural" ha sido una disciplina desarrollada en los Estados Unidos por Franz Boas. Él y sus discípulos forman parte de la corriente antropológica culturalista. En el Reino Unido la denominación habitual desde la época de A. R. Radcliffe-Brown ha sido la de antropología social.

Mientras que en la primera denominación se enfatiza el hecho productivo del ser humano, la cultura, en el caso de la antropología inglesa se hace lo propio con el hecho de que el ser humano integre una sociedad. Por el contrario, la antropología inglesa atribuyó a ésta un campo más limitado y especializado de estudio, aunque sin negar el estrecho parentesco de esta antropología con otras ciencias sociales y humanas.

  1. Antropología sociocultural
  2. Entorno natural
  3. Rasgos humanos
  4. Capacidades humanas
  5. Relación con la naturaleza
  6. Consecuencias de la relación

Antropología sociocultural

Lo más importante, y sea como fuere, es que, llámese antropología social o antropología cultural, una y otra comparten un mismo tipo de problemas, de preocupaciones, de métodos y de orientaciones teóricas. Este hecho justifica que esta asignatura se denomine Antropología sociocultural.

En la Europa continental es bien sabido que han existido otras denominaciones como etnología, etnografía, etc. A mediados del siglo XX, Claude Lévi-Strauss, se esforzó en hacer célebre una unificación conceptual que reserva a la descripción de una cultura el nombre de etnografía, a la fase comparativa el de etnología, y a la elaboración teórica final el de antropología, que en este caso será sociocultural.

La propuesta de Lévi-Strauss, admitida plenamente, forma hoy parte de la esencia de la antropología. La antropología social o cultural se encuadra en las ciencias sociales (cuando se adjetiva como social, lo es por definición), y es una ciencia empírica que formula deducciones verificables acerca de las sociedades y de las culturas de los seres humanos, a partir, no de las suposiciones abstractas, sino de las observaciones sistemáticas llevadas a cabo entre las sociedades de todo el mundo, valiéndose para ello de métodos y técnicas específicos.

La posición que se adopta al denominar a esta disciplina antropología sociocultural concuerda con las dos denominaciones más extendidas (antropología social y antropología cultural) y, sobre todo, remite a una elaboración teórica y metodológica que es común. Una y otra, la social y la cultural, coinciden en buena parte de su objeto y remiten a problemas y a soluciones que pertenecen tanto a una como a otra. Eso explica que, en contextos académicos, la denominación de antropología social y la de antropología cultural participen de una aceptada sinonimia.

Entorno natural

Desde la antropología cultural se propone la idea de que para comprender al ser humano es necesario el conocer también el entorno natural en el que éste se desarrolla. El entorno influye de forma directa en su comportamiento, en el desarrollo de su personalidad e inteligencia. Al hablar de naturaleza y cultura en el ser humano se está aludiendo a la diferenciación entre aquello que es innato y espontáneo en el ser humano, frente a lo adquirido a través del aprendizaje.

Rasgos humanos

Aunque naturaleza y cultura son conceptos opuestos en muchos aspectos, una buena parte de los rasgos de la especie humana son resultado de una combinación de factores innatos y aprendidos. En general, cualquier rasgo humano puede clasificarse en una de estas tres categorías:

  • Rasgos puramente naturales. Características que aparecen en los seres humanos sin que intervenga o interfiera ningún rasgo cultural.
  • Rasgos puramente culturales. Características que adquirimos sin que dependan de nuestra biología.
  • Rasgos que son naturales y culturales. Para obtenerlos, se requieren ciertas capacidades innatas y cierto aprendizaje.

Capacidades humanas

En esta tercera categoría entran algunas de las capacidades humanas más importantes:

  • La comunicación verbal. Es una capacidad innata que sin el adecuado aprendizaje cultural no logra desarrollarse debidamente.
  • La comunicación emocional. Nacemos con la capacidad innata de expresar y reconocer seis emociones básicas, pero sin un entorno afectivo familiar temprano, seremos incapaces de desarrollar la amplia variedad de emociones y sentimientos que luego nos permitirán una rica vida social.
  • La inteligencia. De nuevo, existe un componente natural (innato) en nuestra inteligencia. Pero sin una adecuada estimulación durante la infancia y una educación amplia en la adolescencia, la inteligencia jamás se desarrollará en todo su potencial.

Relación con la naturaleza

La aplicación de la noción de cultura a la naturaleza tiene consecuencias importantes para la práctica de la conservación. Partiendo de esta perspectiva la cuestión es: ¿Cómo pueden relacionarse los seres humanos con la naturaleza para respetar su espontaneidad?

O sea, ¿cómo pueden respetar la expresión de las cualidades específicas naturales de un cierto lugar, proceso o ser?. Cuando concebimos la cultura de la naturaleza de esta manera resulta que la conservación del patrimonio natural es una manera muy adecuada de implementar la cultura de la naturaleza.

Esto significa, entre otras cosas, que designar algo como patrimonio natural implica un compromiso activo y concertado con los espacios, seres y procesos naturales, aun si es sólo para prevenir más intervenciones humanas de tipo dañino.

Consecuencias de la relación

Las consecuencias concretas de lo propuesto hasta ahora se pueden resumir de la siguiente manera. En primer lugar, dado que en este momento de la historia de nuestro planeta la interacción humana con la naturaleza, a muchos niveles y de diversas maneras, es inevitable, tenemos que reflexionar sobre cuál puede ser la mejor manera de actuar.

En lugar de apoyar una política del apartheid entre los seres humanos y la naturaleza en áreas restringidas, dejando el resto del territorio a la disposición de los que sólo piensan en maximizar sus ganancias pecuniarias, la cultura de la naturaleza abre la perspectiva de una reflexión más profunda sobre nuestro impacto en la naturaleza.

Desde este punto de vista, la presencia humana puede ser aceptable, aun en ciertos parques y reservas naturales, dependiendo del tipo de compromiso con el medio ambiente de los que estén allí.

Por ejemplo, en muchas partes de la Amazonia los indígenas y colonos blancos que extraen productos naturales de la selva (como las nueces y el caucho) practican un uso sostenible de sus ríos y bosques que respeta la espontaneidad de los sistemas naturales.

El compromiso con una cultura de la naturaleza significa, entre otras cosas, que la conservación de la naturaleza y la preservación de sitios de patrimonio natural (que tienen como fin dar espacio a la espontaneidad de la naturaleza) no tiene por qué excluir a la población nativa.

Podemos concluir diciendo que el ser humano es un ser natural y cultural. Se adapta al medio y evoluciona no sólo biológicamente, sino también culturalmente. La cultura es un elemento propio y esencial del ser humano, es una especie de segunda naturaleza producida por el hombre, que le facilita la adaptación al medio natural. La cultura es todo lo provocado por el hombre en la sociedad, todo aquello en lo que está presente la intervención humana.

Por último, compartir esta reflexión de Friedrich Nietzsche;
“El que nos encontremos tan a gusto en plena naturaleza proviene de que ésta no tiene opinión sobre nosotros”.

La cultura como segunda naturaleza