jueves. 09.05.2024

En estos momentos en que un desGobierno de ultraderechas, neoliberal en economía y genuflexo ante los poderes financieros, la gran patronal y los dogmas que la Iglesia católica impone, que en menos de año y medio ha desmantelado este país, empobreciendo a toda la ciudadanía; que está acabando con los servicios básicos y los derechos humanos más elementales, hasta el intento constante y reiterado de cercenar la libertades fundamentales asumidas por la ONU tal y como vienen reflejadas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (10 de diciembre de 1948); que ningún empacho manifiesta en eliminar la libertad de cátedra, la libertad de pensamiento y de expresión, la libertad de reunión y manifestación; incluso está buceando en abolir igualmente el derecho a la huelga...en estos precisos momentos, SALMONES CONTRA PERCEBES refleja esta realidad tan cruda con un estilo inteligentísimo y peculiar, jugando con la metáfora constantemente de la diferencia de la persona-salmón (en sus distintos grados y modalidades) y la persona-percebe, anclada a la roca, inmóvil y rodeada de la masa de otros percebes que, agrupados se sienten más seguros, esperando que pase la "tempestad" o que sean otros los que resuelvan los problemas. Percebes que son incapaces de dar un paso ante la desproporción, la desigualdad, la injusticia y la avaricia de unos pocos, convertidos en vampiros insaciables que sorben nuestra sangre hasta que para nada sirvamos ya.

Los percebes del poder están acabando con la Sanidad y la Educación públicas, de modo que solo podrán sanar sus enfermedades y acceder a los estudios universitarios o de buena preparación las élites, los mismos que nos han arruinado.

El salmón puro es el pez que nada contracorriente, con esfuerzo continuo, no aceptando servidumbres obscenas, buscando siempre la libertad y procurando que el cerebro trabaje en su función más elevada -reflexionar y pensar- en el ser humano: buscar el porqué de las cosas con imprescindible curiosidad por todo lo que nos rodea hasta conseguir la independencia del pensamiento libre, propio, y no el que otros quieran inducirnos.

Es decir, tener criterio propio y racional y no amilanarse ante los ataques que de todos lados le llegan.

El percebe, anclado a la roca, se deja llevar por lo fácil, por el "siempre ha sido así".

Ahora bien, un solo salmón poco puede hacer, a pesar de su coraje. Por ello, parte de su trabajo consiste en conseguir la unión de cuantos más mejor, incluso los salmones de pecera o criadero y todos aquellos percebes que consigan abrir sus sentidos, en esta dura batalla por el bien social, por el bien común de la inmensa mayoría. Juntos, los salmones solidarios tendrán fuerzas más que suficientes para acabar con la barbarie que nos azota.

Y ese "acabar", en principio, no supone más tomar conciencia de la realidad y de la capacidad que se tiene para clarificar y transmitir las mentiras de este Gobierno y el partido que lo sustenta con su manipulación del lenguaje (la neolengua de todos los fascismos). Y no es poco. Solo de esta manera gran parte de la ciudadanía puede sumarse a la remontada de los salmones: sumando esfuerzos

Pero para ello hace falta mucha tenacidad, mucho compromiso ético, y todo ello lo desarrolla Rosa María perfectamente documentado, pero con un estilo ameno, increíblemente sencillo para la comprensión inmediata de todo tipo de gente. Una manera de contagiar ese espíritu  del salmón puro, salvaje, luchador, a todos aquellos en cuyas manos caiga esta maravilla de libro. Y, a lo largo de toda la obra, siempre está presente esa fina ironía tan propia de la autora y que, en su atractivo, nos arranca constantes sonrisas cómplices.

Ante la reticencia -de buena fe- que muchos pueden tener sobre si su labor personal sirve para algo, reproduzco una cita de Burke que Rosa María incluye al final de la pág. 98: "Qué pena que, por pensar que puedes hacer poco, no hagas NADA".

Libro que sinceramente considero de lectura imprescindible. Incluso debería ser un manual para los estudiantes, justo ahora que la LOMCE va a impone la asignatura de religión como arma fuerte en su propósito de domesticar el pensamiento de los jóvenes.

"Salmones contra percebes"... por fin en Valencia