viernes. 26.04.2024
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Mientras la prensa oficialista busca desesperadamente algún muerto que adosarle al gobierno anterior, la Revolución de la Alegría que propone el nuevo presidente argentino, Mauricio Macri, se ha cobrado durante la última semana tres víctimas fatales de las que no se ha hecho mención en ninguno de esos medios que, como putas de lujo, miman a su mejor cliente.

No fueron de conocimiento público los fallecimientos de tres trabajadores en menos de una semana como consecuencia de los miles de despidos que está llevando a cabo el gobierno de la “alegría”. Clarín y La Nación desaparecen estos cadáveres, los esconden como a las offshore, como lo hicieron con los “errores de carga”, la represión, los negocios turbios y cada una de las maniobras antiargentina que lleva adelante, y de espaldas al pueblo, el presidente procesado.  Ni puta idea tiene Macri acerca de estas tres muertes de las cuales es responsable. Las ignora porque no las leyó en ningún diario ni las vio en la televisión. De modo que ante la pregunta de un periodista acerca de estos fallecimientos, su respuesta fue: “No tengo idea de ese tema. Te la debo”.

Melisa Bogarín tenía 30 años y trabajada en el área de Comunicación del Programa Prohuerta de Las Breñas, provincia de Chaco. Melisa murió esta semana después de presentarse a la asamblea organizada por los trabajadores de esa provincia, que ya han sido notificados de sus respectivos despidos. Germán, marido de Melisa, ya había sido despedido de su trabajo días atrás y la situación económica se había tornado insostenible. Melisa deja una beba de un año y medio.

Unos días antes, en la ciudad de Mar del Plata, Yolanda Mercedes, auxiliar docente de 60 años, sufrió un infarto al advertir que su salario se había reducido a 40 pesos por una inexistente quita de colaboración. Pocos días más tarde fallecía Esteban Latorre, trabajador de la Biblioteca Nacional que recibió el telegrama de despido mientras estaba de licencia por una operación coronaria.

La respuesta de Macri sigue siendo siempre la misma. “No sé”, “No tengo idea”, “Esa te la debo”, “No hay nada que explicar”, “Yo no fui”. Por lo que es de suponer que la otra respuesta, la del argentino de a pie, no tardará en llegar.


Muertos por Macri