viernes. 19.04.2024

@jgonzalezok / La que fuera durante 7 años secretaria privada de Néstor Kirchner, -cuando fue gobernador de Santa Cruz y luego presidente-, aportó más datos sobre las sospechas de corrupción que salpican al fallecido ex presidente y a importantes empresarios que crecieron y se enriquecieron gracias al presunto patrocinio y protección de Kirchner.

Miriam Quiroga, que fue echada de su puesto poco después de la muerte de Néstor Kirchner, habló en el programa Periodismo Para Todos, de Canal 13 –Grupo Clarín-, el más visto de la televisión argentina. El mismo programa que denunció que el empresario Lázaro Báez, que amasó una enorme fortuna y que fue acusado por dos ex colaboradores de lavado de dinero a gran escala, era el presunto testaferro del ex presidente.

Miriam Quiroga, que tenía su despacho justo enfrente del de Kirchner en la Casa Rosada, contó que vio multitud de bolsos negros llenos de dinero, que le llevaban empresarios como Cristóbal López, Enrique Eskenazi y Lázaro Báez. El primero tiene casinos y ha comprado medios para sumarlos al universo del oficialismo, entre otros muchos negocios. Eskenazi fue impuesto por el gobierno a YPF como accionista, para argentinizar la compañía. Y Báez se hizo inmensamente rico gracias a las concesiones de obras públicas en Santa Cruz, aunque era un simple empleado bancario cuando conoció a Kirchner.

Según el relato de la ex secretaria del mandatario argentino, otro de los colaboradores de Kirchner, Daniel Muñoz, le señaló en varias oportunidades bolsos que habían llevado los empresarios y la animaba a que calculase cuánto dinero había en su interior, de acuerdo al peso. Aclaró que nunca abrió los bolsos y por tanto no vio los billetes. Según su relato, ese dinero iba después a la residencia presidencial, en el barrio de Olivos, y de allí a Santa Cruz, donde está la casa familiar de los Kirchner.

También contó –aunque en este caso se hace eco solo de rumores- que el ex marido de Alicia Kirchner, hermana del ex presidente y ministra de Acción Social, le hacía llegar lingotes de oro desde Catamarca, región minera en la cordillera de los Andes.

Confirmó que en una ocasión escuchó al expresidente hablar por teléfono, exigiendo que se acelerase la construcción de la bóveda bancaria en la casa que se estaba haciendo en Río Gallegos, capital de su provincia. No pudo conocer más detalles, pero dedujo que las puertas iban a ser grandes.

Miriam Quiroga confirmó que a Kirchner le gustaba el dinero en efectivo, nunca pagó con tarjeta de crédito. Y que el dinero lo quería para construir poder.

La ex secretaria de Kirchner está convencida, por lo que pudo escuchar a lo largo de tantos años, que la presidente Cristina Fernández estuvo siempre al tanto de todo este presunto esquema: “la proximidad de haber estado tan cerca del presidente a mí me permitió escuchar siempre conversaciones y te puedo asegurar que sí, estaba en conocimiento de todo”, afirmó textualmente. Y añadió que nada más producirse el fallecimiento del ex presidente, Cristina llamó a todos los empresarios que formaban parte de este esquema para que rindieran cuentas.

En realidad es la segunda vez que la ex secretaria de Kirchner habla con la prensa desde su salida de la Casa Rosada. El 5 febrero de 2011, la revista Noticias le dedicó su portada con el siguiente titular, “La otra viuda de Kirchner”.

Allí contó cómo el secretario general de la presidencia, Oscar Parrilli, le dijo que la echaban porque Cristina Fernández había conocido a una militante que le gustó y la quería sumar a ese puesto. Se trataba de Mariana Larroque, hermana del secretario general de La Cámpora, la organización juvenil kirchnerista.

En aquella ocasión también afirmó que una posible explicación de su expulsión del universo presidencial era su especial relación con el ex presidente: “es vox populi que yo era la amante de Kirchner”, dijo, aunque sin entrar en más detalles. “Hay algunas cosas que yo no puedo salir a decir, no te olvides de que tengo hijos”, añadió.

Miriam Quiroga había conocido al ex presidente en 1990, siendo Kirchner candidato a la gobernación de Santa Cruz y ella periodista de una radio local. Después pasó a ser locutora en los actos del gobernador y cuando ganó la presidencia fue la secretaria que controlaba su correspondencia y sus audiencias. Dejó todo en Santa Cruz, incluidos sus cuatro hijos –estaba separada- para seguirlo a Kirchner. Denunció que ningún funcionario la ayudó tras su despido y que ni siquiera le atendían el teléfono.

Las denuncias sobre el empresario Lázaro Báez y su presunta relación con Néstor Kirchner comenzaron el pasado 14 de abril. Desde entonces la presidente no ha hecho ni un solo comentario sobre el tema. En el programa de este domingo de Periodismo Para Todos, se pudo un reloj con el tiempo que había transcurrido desde entonces, sin que la mandataria haya dado ninguna explicación. El reloj marcaba algo más de 502 horas al comienzo de la emisión. 

La exsecretaria de Kirchner aporta más datos al esquema de corrupción