martes. 19.03.2024
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Yolanda Díaz ya nos anunció, hace meses, que su proyecto era solo estatal. Las razones que pueden explicar esta decisión seguro que pueden ser verías y sin duda que todas coherentes y razonables. Pero hay una, aunque no se reconozca, pero la que leemos y oímos, que es el lío interno, el enfrentamiento abierto que ni siquiera se intenta disimular entre las fuerzas políticas que aspira aglutinar en SUMAR. Una guerra fratricida en muchas Comunidades Autónomas y municipios que no han aprendido nada del espectáculo vivido en las pasadas elecciones de Andalucía o Madrid porque todo anuncia que se puede volver a repetir en muchos territorios.

Así que SUMAR no va a estar en las próximas elecciones autonómicas y municipales, renuncia a aquello que debería ser un paso, un escalón necesario, para construir de manera articulada ese movimiento con los pies en el suelo en municipios y Comunidades Autónomas. Un paso o un escalón para la gimnasia necesaria, para rodar y poner a punto la maquinaria, para extraer experiencias, aciertos y corregir errores... Porque recordemos que se ha dicho que SUMAR aspira a no ser solo una candidatura electoral ni solo una candidata a Presidenta de Gobierno. 

Eso significa, miremos por donde lo miremos, que una plataforma, movimiento o convención de progreso que pretende alcanzar el gobierno de España, ha de tener propuestas políticas e iniciativas para avanzar en progreso social en todos sus frentes. Hoy no está en condiciones de sumar esfuerzos, ideas, militancia, ilusiones y movilización en los municipios porque se pisan la manguera. La realidad, la cruda realidad, es que las fuerzas políticas a las que pretende aglutinar en las generales están sumidas en una guerra fratricida en casi todos los territorios o dicho de otra manera hoy SUMAR no va estar en estas elecciones y los que van a estar no está dispuestos a sumar.

Es difícil de entender la renuncia a construir candidaturas de SUMAR para las próximas elecciones municipales y autonómicas

Las consecuencias de desmovilización y desánimo que pueden generar la división, esta división, en su potencial electorado son ciertamente muy difíciles de anticipar. Pero tenemos claros antecedentes en la historia política de la izquierda, el más reciente en Andalucía, de lo que ha representado esa permanente, ya histórica, división de la izquierda. Hoy, con el actual mapa político y las previsiones electorales, esta división es el mejor regalo que puede recibir la derecha de nuestro país y con ello, de paso, la mejor garantía para que se entierren los avances y el progreso construido por el Gobierno de Coalición Progresista.

Es difícil de entender la renuncia a construir candidaturas de SUMAR para las próximas elecciones municipales y autonómicas, precisamente de una opción política que, como ha repetido Yolanda Díaz, “aspira a ser un nuevo movimiento ciudadano que quiere ensanchar la democracia y convertir la política en algo útil”. Y esto quiere decir trabajo, vivienda, escuela, sanidad, cultura… que no está solo en el Palacio de la Moncloa, que también es competencia, y en algunos temas a mayor nivel, en los parlamentos y gobiernos autonómicos y en los ayuntamientos.

Por esto cuesta entender esa renuncia a intentar trenzar y articular ese movimiento ciudadano en torno a los programas electorales y candidaturas en las próximas elecciones municipales y autonómicas, ya que deberían ser un acicate para la movilización de ideas, de propuestas e iniciativas para llenar de contenido el programa de acción de SUMAR, para escribir a muchas manos lo que hoy aún es solo una hoja en blanco, con un prestigioso y solvente membrete, es verdad, que es Yolanda Díaz, pero nada más. 

Y más difícil de entender, aún más, cuando hablamos de un movimiento ciudadano que aspira a ser determinante en la gobernanza de España y con ello determinante en el futuro gobierno llamado a pilotar las grandes transformaciones que nos demanda el presente y el futuro de este país, Europa y el mundo, que esto sea posible sin la necesaria estructura que da una presencia institucional ordenada y organizada democráticamente en el conjunto del territorio y sus instituciones. Porque sería tanto como espirar a romper ese principio no solo del derecho, también de la física: "Quien no puede lo menos, no puede lo más”. O, dicho de otra forma, es tanto como soñar que un edificio se puede sustentar solo con el tejado, sin cimientos y columnas.

Yolanda Díaz, recuerda que quien no puede lo menos, no puede lo más