martes. 19.03.2024
Ione_Yolanda
Ione Belarra y Yolanda Díaz

Decir que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra significa no solo el empleo de un lenguaje excluyente. Olvida también a gente como Inmaculada Nieto, Teresa Rodríguez, María José Torres, Yolanda Diaz, Irene Montero o Ione Belarra, entre otras, quienes parecen estar dispuestas a repetir lo que pasó en las pasadas elecciones a la Junta de Andalucía.

Entonces, más de 134.000 votantes (23% respecto de las elecciones anteriores) a la izquierda del PSOE se quedaron en casa porque no encontraron el camino a las urnas, perdidos en el laberinto de las varias siglas que se presentaban a las elecciones sin más diferencias que los nombres de las candidaturas. Y de otras cuantas, como el propio Podemos, invisibilizados durante la campaña electoral a pesar de que formaban parte del gobierno español. Así, ese segmento del electorado perdió 10 de sus 17 representantes en el parlamento andaluz.

En Andalucía, 134.000 votantes a la izquierda del PSOE se quedaron en casa porque no encontraron el camino a las urnas, perdidos en el laberinto de siglas

Y, el caso, es que las diferencias que justificaban esa dispersión eran de tal calibre que se trataba, nada más ni nada menos, de poner nombres en una lista en la que se aspiraba a que se pudiera repetir ese número de 17 escaños que Adelante Andalucía había obtenido en 2018. Y, el problema es que había muchas más de 17 personas que creían merecer ese privilegio. Al parecer, cada una de ellas había creado su propia plataforma. Y, claro, dado que cuando no hay harina suficiente, todo se vuelve disgusto y abatimiento, no se pusieron de acuerdo para defender sus ideas antes que sus intereses personales.

La propia Yolanda Diaz dijo entonces algo que no es la primera vez que recuerdo en esta página". "Muchas veces me han escuchado decir que estas cosas son las que alejan a la ciudadanía de los partidos políticos". Pues bien, ahora es un momento en el que, tanto Díaz como algunas otras personas, pueden recordarlas y hacer que la ciudadanía de izquierdas vote a los partidos cercanos a su sensibilidad. Más allá de los nombres y de las marcas.

Lo que pase a la izquierda del PSOE le afecta al PSOE, como no lo ocultan los responsables de ese partido

En las próximas elecciones, municipales, autonómicas y generales, se van a elegir nombres, pero, sobre todo, se van a decidir políticas. De derechas o de izquierdas, aunque a alguien le pueda parecer simple esta simplificación. Porque las personas que salgan elegidas como concejales, diputados autonómicos y nacionales, y senadores, van a elegir a los gobernantes que deben aplicar esas políticas. Sobre todo en el parlamento español, nadie podemos aspirar a que el partido al que votamos vaya a formar gobierno por sí solo ya que necesitará los votos de representantes de otros partidos para poder hacer lo que sea capaz de convenir con ellos.

Así pues, lo que pase a la izquierda del PSOE le afecta al PSOE, como no lo ocultan los responsables de ese partido dada la obviedad del caso. Aunque el PSOE mejorase sus resultados de las últimas elecciones, podría no servir para formar un gobierno progresista si, a su izquierda, se produjera una división como la que ocasionó la debacle andaluza, de mayor cuantía, también hay que decirlo, que la que se produjo en el propio PSOE.

Sacralizar las primarias (abiertas según a quien) parece algo tan absurdo como esperar en el cónclave de los cardenales la presencia del espíritu santo

Como en muchos otros casos, no se entiende muy bien qué aspectos secundarios pueden predominar sobre los asuntos primordiales, los intereses de la mayoría, los derechos de los más vulnerables, la lucha contra la desigualdad social, económica y cultural y la mejora de las condiciones de vida de las personas. Cada uno de esos objetivos es prioritario sobre los nombres de las personas que deben luchar por ellos y, sobre todo, si esos nombres son elegidos en unas primarias (abiertas según a quien) o por sorteo entre los que se presenten a concurso. Sacralizar las primarias (abiertas según a quien) parece algo tan absurdo como esperar en el cónclave de los cardenales la presencia del espíritu santo. Claro que, cuando suponemos lo que pueden decir el espíritu santo o las primarias (abiertas según a quien), ya no es tan absurdo.

Así pues, yo recomendaría la lectura de aquella fábula de Tomás de Iriarte en la que dos conejos no se convencieron de la especie de perros que les perseguían hasta que no llegaron a alcanzarlos. Aunque, ¿Quién soy yo para recomendar nada a gente tan preparada?.

Tengo más confianza en el CIS. El de Tezanos, claro.

Galgos, podencos y primarias