martes. 19.03.2024
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Colas de gente en el Zendal.

La vacunación del covid19 ha tenido en Madrid una característica llamativa y es su retraso a pesar del habitual triunfalismo y las operaciones de marketing del gobierno regional. Los datos oficiales señalan que a 21 de julio el porcentaje de población con la vacunación completa era en Madrid del 47,6% (media del país 50,7%, máximo Asturias 62,4%) y el porcentaje de vacunas utilizadas sobre las recibidas era del 94,6% (98,6% en el conjunto del país, máximo Asturias 99,6%), existiendo unas 400.000 vacunas en la comunidad sin administrar.

¿Cuáles son las causas de esta mala situación relativa? Básicamente 3, aunque seguro que hay más que pueden haber influido de manera poco importante, como por ejemplo el rechazo a vacunarse que hasta ahora ha sido mínimo a pesar de lo que parecía podría esperarse, una cosa es salir de cacerolada en Núñez de Balboa porque no te dejan ir al golf o al pádel y otra diferente es ser consecuente, porque el miedo juega su papel en todo el mundo incluso en los más ultras y negacionistas.

La primera por supuesto ha sido la privatización de una parte importante de la vacunación y los generosos contratos que Ayuso ha hecho con empresas privadas de amiguetes mientras se les negaban refuerzos a los centros de salud del sistema sanitario público. Dos hechos lo confirman, el primero es que la comunidad autónoma mejor situada en la vacunación, Asturias, se ha basado en la Atención Primaria, y el segundo son los sobrecostes que supone la privatización. Con los 7 millones de euros que Ayuso oficialmente ha dado para este tema a empresas privadas (probablemente sean más) se podrían haber contratado más de 200 profesionales de enfermería durante un año lo que habría supuesto un aumento de más del 100% en el personal de esta categoría utilizado por las empresas privadas, y obviamente haber incrementado de manera notable el ritmo de vacunación en la Atención Primaria.

La segunda es la obsesión por anteponer propaganda a eficacia, especialmente centrando una parte importante de la vacunación en macrocentros de dudosa eficacia, y con problemas bien evidentes, como el sesgo de accesibilidad que supone por ejemplo acudir al Zendal desde las Rozas o Fuenlabrada y la tortura de pasarse varias horas disfrutando de las tórridas temperaturas al sol del verano madrileño, otro ejemplo de madriñelidad que Ayuso podría incluir entre las inigualables ventajas de  la región junto con el CO2 inhalado en los atascos y el poder contagiarse libremente en cualquier bareto. Mientras la AP ofrece rapidez, accesibilidad y garantías de calidad, se prefiere el poder vacunarse a las 5 de la mañana en el Zendal (que da buenos titulares y prácticamente nula eficacia). Todo sea por el espectáculo que se antepone a la salud de la población.

La tercera es el empeño de convertir a Ayuso en la lideresa de la oposición al gobierno central y en el caso de las vacunas se concreto en potenciar la vacunación con Astra Zeneca, que se sabe que es la que menor porcentaje de personas inmunizadas produce, y luego en la estupidez de reservar vacunas para la segunda dosis con lo que se rompe el ritmo de vacunación, mientras se piden más y más vacunas (ya se sabe hay que llenar las neveras, obviamente de empresas privadas) mientras no se ponen aquellas que se tienen, un despropósito en sí mismo pero que repiten sin ningún tipo de criterio sanitario, haciendo suya la máxima de Tertuliano “creo porque es absurdo”.

Esto es lo que hay, pero para mejorar las cosas Madrid ha cerrado 2.000 camas por vacaciones en pleno aumento de los casos y las hospitalizaciones, y ha dejado bajo mínimos a los centros de salud por las vacaciones no cubiertas del personal. Pareciera que están empeñados para demostrar que la Sanidad Pública no funciona en llevarse por delante unos centenares o miles de vidas, eso si que es “morir a la madrileña”.

Marciano Sánchez Bayle presidente de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Madrid

¿Por qué la vacunación en Madrid va tan retrasada?