lunes. 29.04.2024
Ernest Urtasun, portavoz de Sumar
Ernest Urtasun, portavoz de Sumar

Izquierda Unida propuso un plan bienintencionado para articular a medio plazo el conjunto de la coalición Sumar y su estructura coordinativa, según criterios participativos en primarias y con proporcionalidad. Sería un primer paso para profundizar en la cooperación de todas las organizaciones implicadas, con la perspectiva de avanzar hacia un auténtico frente amplio y unitario. Es un procedimiento razonable, pero precisa de una condición previa: la confianza expresa en un proyecto básico consensuado y compartido, así como el respeto a las reglas democráticas básicas y a la configuración plural y equilibrada resultante según la legitimidad electiva de los órganos coordinadores, especialmente el estatal y los autonómicos. 

Es preciso un proceso semi constituyente de programas, estrategias y estructuras comunes, respetando la autonomía de cada fuerza política; el proceso constituyente de una sola formación con la disolución o irrelevancia de todas las organizaciones no está maduro. En ese sentido conviene diferenciar entre la trayectoria constitutiva de Movimiento Sumar y la más amplia y compleja de la coalición Sumar o la perspectiva de un frente amplio más integrado. 

Conviene diferenciar entre la trayectoria constitutiva de Movimiento Sumar y la más amplia y compleja de la coalición Sumar o la perspectiva de un frente amplio más integrado

Esa propuesta participativa de IU es similar a la de Podemos en su reciente plan de fortalecimiento, aunque éste lo reduce al campo de las listas electorales, resaltando su propia autonomía política y orgánica y en la continuidad del acuerdo de coalición en Sumar… para las elecciones generales pasadas y la actuación parlamentaria, haciendo hincapié en su última Conferencia política de su diferenciación en la forma de hacer política más valiente y transformadora.

Paralelamente a este plan de articulación orgánica aparece el reto de las elecciones europeas (y las autonómicas de Galicia y País Vasco). Respecto de las elecciones parlamentarias tiene dos ventajas: el distrito electoral es único para todo el Estado, por tanto con proporcionalidad pura, y no se pone en riesgo la gobernabilidad y la necesaria prioridad por la victoria sobre las derechas. Lo conveniente sería realizar primarias internas en la coalición Sumar para confeccionar proporcionalmente la lista unitaria con los puestos de salida. Si no se realiza, o se ponen vetos personales, se aboca a la presentación de varias listas, al menos, dos dada la decisión de Podemos, si no se dan esas condiciones democráticas, de presentar la suya por separado respecto de la oficial de Sumar. Así, pretende resarcirse del tratamiento injusto recibido y demostrar su representatividad con la demanda de reconocimiento de su peso político. 

No obstante, hay que analizar los efectos colaterales de esa dinámica competitiva que puede derivar en el incremento del sectarismo. Ya he comentado que hay que solventar la representatividad real de cada fuerza política para articular democráticamente su orientación y su estructura orgánica y de representación institucional de forma plural y proporcional. Es un elemento clave en disputa que ha arrastrado toda la trayectoria de la coalición Sumar. 

El procedimiento de primarias internas con suficientes garantías es lo más razonable, pero ante su posible bloqueo puede ser inevitable la contienda electoral abierta. Pero esa confrontación corre el riesgo de conducir hacia un crispado conflicto político, con muchos elementos sectarios, que probablemente perjudicaría a ambas (o más) listas y, por tanto, al proyecto compartido que quedaría debilitado, quizá en beneficio electoral del Partido Socialista (y la abstención). Al menos, deberían pactarse unas reglas mínimas de no agresión, debate plural y de alternativa común a los auténticos adversarios.

Para las elecciones europeas, lo conveniente sería realizar primarias internas en la coalición Sumar para confeccionar proporcionalmente la lista unitaria

Los efectos pueden ser menos negativos que bajo la hipótesis de la división en las elecciones generales, que podía conllevar la pérdida del Gobierno. Incluso, esa doble (o triple) candidatura en las elecciones europeas puede ser compatible con la persistencia de la coalición que, al fin y al cabo, solo implica un acuerdo para las elecciones generales y un grupo parlamentario común, con la participación en la gobernabilidad del Ejecutivo progresista. Pero el componente sectario de esta confrontación en este espacio alternativo se puede agudizar, con la consiguiente disputa por el relato legitimador de cada parte y la acusación a la contraria. Mal asunto, que requiere limitar los daños. Sus negativas consecuencias políticas exigirán nuevas responsabilidades colectivas de todas y cada una de las partes para afrontar esos procesos electorales, así como la gestión política de estos meses, con un talante unitario y de respeto pluralista. 

En definitiva, no se trata de ‘poner orden en Sumar’, como reclaman esos ministros socialistas, con el objetivo de consolidar su moderación política y su subordinación a los intereses y estrategias del Partido Socialista, sino de acordar una acción política transformadora a implementar con firmeza y negociar con la dirección socialista y, sobre todo, articular una dinámica deliberativa y decisoria unitaria, democrática y con respecto a la diversidad y pluralidad internas. La pluralidad política e ideológica, por sí sola, no explica el sectarismo. La prepotencia organizativa deriva, con el pretexto de diferencias políticas, de la débil cultura democrática para encauzar y no imponer los distintos intereses corporativos; muchas veces legítimos y necesitados de integrar, negociar o reequilibrar en un marco común superior.  

La prepotencia organizativa deriva, con el pretexto de diferencias políticas, de la débil cultura democrática para encauzar y no imponer los distintos intereses corporativos

A principios de todo este proceso de recomposición, a finales de 2021, publiqué una “Carta abierta a Yolanda Díaz”, expresando sus especiales responsabilidades para el liderazgo de esa trayectoria. Ha cumplido su particular función de articular su propia plataforma política, Movimiento Sumar -todavía inacabada hasta su congreso fundacional, tras la constitución del nuevo Gobierno- con una legitimidad básica con su proceso de escucha, la elaboración programática y el decisivo aval mediático e institucional. Pero, como se ha dicho, tiene claroscuros en su objetivo de ensanchar electoralmente el espacio colectivo de la izquierda alternativa, condicionado por toda la dinámica sociopolítica, y poder reforzar su utilidad para el cambio de progreso. Lo más insuficiente es su gestión coordinativa y de liderazgo del conjunto de la coalición Sumar y, en particular, su incapacidad para superar la brecha política, institucional y organizativa con la dirigencia de Podemos, por mucho que éste tenga parte de responsabilidad. 

Su reto inmediato es coordinar el avance social y democrático y articular la coalición electoral. Su legitimidad pública y su liderazgo dependen de ello. Pero, además, dada la trascendencia de esta nueva etapa progresista y la conformación de la izquierda transformadora, en esta encrucijada histórica, también se ventila la credibilidad de toda la representación política de este conglomerado, vertebrada en torno a un proceso cívico ejemplar por su experiencia en la acción por la democracia, la igualdad y la justicia social de más de una década. La dinámica unitaria y la acción transformadora se fortalecerán, sobre todo, por el impulso de abajo, por una nueva reactivación cívica masiva que emplace a la militancia política y social progresista y, especialmente, a su alta representación orgánica e institucional a profundizar en los valores igualitarios, emancipadores y democráticos y regular un pluralismo unitario.

Una actitud integradora respetuosa con la pluralidad