La necesidad de una muy fuerte intervención del Estado es evidente en las tareas de preservar la salud pública y vencer a la pandemia pero también para proteger a los sectores sociales vulnerables.
Ya no son las corporaciones financieras y los bancos de inversión los que imponen su ley. Los nuevos actores son las BigTech y su formidable capacidad para imponer sus reglas de juego.