miércoles. 15.05.2024

La dictadura del sol

Los inventos de nuevos conceptos, como el muy fértil del “mercado”, son un espejismo al que se apela para justificar un mecanismo, sin reconocer que este mercado se manipula con extrema facilidad...

Es usual que para entender lo que ocurre hoy en nuestro país se apele al análisis en términos del neoliberalismo y la barbarie que ha suscitado. Esta corriente filosófica en el mundo económico, que ha trascendido a la conducta humana en la sociedad, basa su razón de ser en el firme convencimiento de que tan sólo unos pocos están en condiciones de decidir sobre los demás. Los inventos de nuevos conceptos, como el muy fértil del “mercado”, son un espejismo al que se apela para justificar un mecanismo de optimización capaz de balancear las demandas con las ofertas, sin reconocer que este mercado se manipula con extrema facilidad, justamente por esos pocos, considerados aptos para el liderazgo. Así, siempre ha habido un resultado en el mismo sentido: unos pocos cada vez tienen más y dominan más y otros muchos tienen cada vez menos y dominan menos y comparten mayor miseria. No hay “hartura” en los colectivos selectos que se benefician. Cada vez más campos, más facetas, son objeto de manipulación. Y en todos los casos se da una operativa común: se utilizan o crean escenarios de miedo o pánico, que amparan la acogida por la gente común de medidas anormalmente desviadas, que otorgan a iniciativas privadas el disfrute de recursos colectivos. Chile, Argentina, el Reino Unido de Tatcher, la USA de Reagan, la URSS de Gorbachov, el Irak o Afganistán de Bush, son ejemplos de libro para examinar y recorrer la historia de los antecedentes de la actual crisis.

Pero, por si fuera poco, en ocasiones hay tics gubernamentales que, si bien, pueden despistarnos, a poco que afinemos el análisis, identificaremos los elementos comunes con la teoría del Shock a la que nos referíamos anteriormente. Nada es casual en las actuaciones del gobierno de la Comunidad de Madrid en las operaciones de externalización (eufemismo de privatización)  de la Sanidad o el varapalo presupuestario de la Educación o el disparatado envío de nuestro Sistema de Investigación y Desarrollo a las cloacas, al cortar la financiación de una de las pocas actividades capaces de hacernos salir con ciertas garantías de la crisis que nos invade y maltrata. En todos los casos, podemos entrever unas conductas gubernamentales dictatoriales en fondo y forma. Una democracia no puede consistir, solamente, en la elección de unos representantes que van a campar por sus respetos durante el tiempo que dura el mandato. No es posible que una democracia no disponga de elementos correctores para castigar las desviaciones. No es posible que lo único que nos quede a los ciudadanos es el derecho al pataleo. Probablemente, todo se deba a una inconsciente elección que hicimos en las pasadas citas electorales, pero el castigo desproporcionado.

Si analizamos las actuaciones del PP en sus aplicaciones, podemos observar un interés especial en entregar a personas próximas las fuentes de recursos seguros, haciendo uso de cualquier tipo de maniobra. Se han llegado a dar casos en que  los propios Consejeros de los gobiernos (Madrid) preparan la privatización que va a parar a empresas en las que, una vez que salen del Gobierno, se incorporan ellos mismos. Sin ningún rubor, se argumenta para justificar una manipulación que siempre resulta ser perjudicial para la mayoría de los ciudadanos. Y si preocupantes son las actuaciones conocidas e identificadas como escandalosas, más lo son aquellas de las que no tenemos noticia, bien por ser más opacas, o bien por haber sido ocultadas con mayor eficacia, hasta el presente.

Se vienen desvelando, poco a poco y pese a las dificultades que opone el PP, capaz de llegar a decir que está contento de cómo se va desarrollando el macroproceso judicial que hay contra él. Preocupante, muy preocupante resulta ser que sea capaz de decir una  cosa así.  La impunidad con la que el PP ha venido actuando en los últimos veinte años, solo encuentra justificación si su cúpula directiva, la de turno en cada ocasión, viviera una sobre-realidad en la que entiende que lo que hace nunca debe justificarlo, porque la democracia no tiene por qué controlar nada de lo que deciden o hacen, porque se siente propietario de un país y no tiene por qué pensar en sus ciudadanos, que son un estorbo menor. Lo de los sobresueldos, solo puede entenderse desde una impunidad como concepto, que manejan con soltura.

Y por extensión, sus muchachos en el gobierno actúan con este patrón. El Ministro de Industria, Energía, etc, es un buen exponente de ello. A la hora de abordar el problema de la energía eléctrica, sobrepondera la opción de las grandes eléctricas, preocupadas por el creciente mercado de la captación fotovoltaica a nivel de autoconsumo y ven un peligro inminente para su negocio. En cristiano, los ciudadanos dicen ¿por qué tener que pagar a las eléctricas unas tarifas exageradas, cuando ya se dispone de tecnología y uno se puede generar la electricidad en su propia casa?  El Gobierno contesta: ¿cómo vas a dejar de pagar tus euros a las eléctricas que son las que me interesan que se embolsen tus euros? Y fruto de ello es que se haya decantado el Ministro Soria porque las eléctricas nos saquen los euros y los ciudadanos no podamos producir para el autoconsumo. Y la medida que ampara en el BOE es dictatorial. Usted ciudadano hágase a la idea de que tiene que pagar a las eléctricas si o si. Y le pone nombre: peaje de respaldo. Para que nos entendamos, lo que el Ministro propugna es equivalente a que usted quiera cultivar tomates ecológicos, persuadido de que el mercado no se los proporciona y se pone manos a la obra: busca la simiente, consigue la tierra para plantar, le hace llegar el agua y cuida que no tenga plagas y, finalmente, llega el momento de disfrutar la cosecha, que a usted le convence, por no haber infringido castigo a la  Naturaleza, porque no empleo pesticidas, no tuvo enfermedades,  midió el agua, sin derroches, etc. Pues bien, entonces llega el Gobierno del PP y le dice, “pague Usted al supermercado que desde siempre le ha suministrado los tomates”. Y usted le contesta, ¡Cómo voy a pagarle si los tomates los he producido yo, con mi esfuerzo!, pero el Gobierno le insiste, “tiene usted que pagar al supermercado por sus tomates, porque el agricultor, aunque no haya hecho nada, yo quiero que siga ganando lo mismo que antes”. Si continuara el cuento, podríamos entrever, que usted, si tiene delante al Ministro, igual ocurriría algo violento. No olvide el hecho. Cuando vengan las elecciones, tendrá usted que recordar a los que se preocupan tanto por usted. La dictadura del Sol está servida. Un episodio más de este extraño sistema político en el que es posible que abusen de nosotros hasta grados extremos. Dictadura del Sol, aún cuando éste último todos los días salga gratis por igual para todos. Así se está escribiendo nuestra triste Historia con el PP. Suma y sigue… ¿Estarán las eléctricas en la lista de Bárcenas?

La dictadura del sol