lunes. 29.04.2024
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La forma de comunicación “online” en la que los usuarios crean perfiles, generan y comparten contenido, mientras forman redes sociales/comunidades en línea, está creciendo rápidamente en todo el planeta.

Actualmente, el número de usuarios diarios de redes sociales supera el 53% (alrededor de 4.5 millones de usuarios) de la población mundial, acercándose al 80% entre las naciones más desarrolladas. Debido por una parte, a los avances tecnológicos con el aumento de los "nativos digitales" (niños y adolescentes criados y familiarizados con la tecnología digital) y por otro, la pandemia de coronavirus desencadenando confinamientos, ello ha contribuido al aumento de la frecuencia y la duración del uso de las redes sociales, por ende ha aumentado constantemente esta frecuencia de uso de las redes a medida que las personas compensan la falta de interacción cara a cara o crecen con las redes sociales, como una parte normal de sus vidas (es decir, aproximadamente 2 horas y 27 minutos promedio diario). 

Además, las redes sociales están cada vez más involucradas en varios ámbitos de la vida, incluida la educación, la economía e incluso la política, hasta el punto en que el compromiso con la economía y la sociedad en general casi requiere su uso, lo que impulsa la proliferación continua del uso de estas redes.

Este cambio social hacia un mayor uso de las redes sociales ha tenido algunos beneficios positivos, sirviendo para facilitar la creación y el mantenimiento de grupos sociales, aumentar el acceso a oportunidades de avance profesional y crear opciones educativas amplias y accesibles para muchos usuarios.

Sin embargo, para una minoría de usuarios, aproximadamente del 5% al 10%, el uso de las redes sociales se ha vuelto excesivo, hasta el punto de dominar su vida, de manera similar a un comportamiento adictivo, un estado conocido como "uso problemático de las redes sociales".

Para estos usuarios, las redes sociales se experimentan como la actividad más importante en la vida, al tiempo que comprometen sus otros roles y obligaciones (por ejemplo, familia, empleo). Esta es una situación que puede estar asociada con un bajo estado de ánimo, depresión, el compromiso de la identidad que conduce a problemas de ansiedad y autoestima, en el trabajo, a dificultades académicas o profesionales, alteración de los horarios de sueños y de la salud física, e incluso el deterioro social que conduce al aislamiento.

Por otro lado, los jóvenes están usando cada día más las redes sociales y su salud emocional está siendo perjudicada.

Investigadores de la Universidad Estatal de Iowa encontraron, que una intervención simple, podría ayudar en esta sobreutilización de las redes. Durante un experimento de dos semanas con 230 estudiantes universitarios, a la mitad se les pidió que limitaran su uso de las redes sociales a 30 minutos al día y recibieron recordatorios diarios automatizados, estos obtuvieron una puntuación significativamente más baja para la ansiedad, la depresión, la soledad y el miedo a perderse al final del experimento en comparación con el grupo de control que no recibió estos recordatorios diarios.

También los primeros obtuvieron puntajes más altos para "el afecto positivo", que los investigadores describen como "la tendencia a experimentar emociones positivas descritas con palabras como “emocionado” y “orgulloso”. Esencialmente, tenían una perspectiva más brillante de la vida.

"Me emocionó saber que una intervención tan simple de enviar un recordatorio diario puede motivar a las personas a cambiar su comportamiento y mejorar sus hábitos de utilización de las redes sociales", dice Ella Faulhaber, autora principal del artículo.

Los investigadores encontraron que los beneficios psicológicos de reducir el uso de las redes sociales se extendieron a los participantes que a veces excedían el límite de tiempo de 30 minutos. "La lección aquí es que no se trata de ser perfecto, sino de esforzarse, es lo que marca la diferencia. Creo que la autolimitación y la atención son los ingredientes específicos, más que el punto de referencia de 30 minutos", afirma Faulhaber.

Muchos de los participantes en el estudio comentaron que los primeros días de la reducción fueron un desafío, pero después del impulso inicial, algunos dijeron que se sentían más productivos y más en sintonía con sus vidas. Otros compartieron que estaban durmiendo mejor o pasando más tiempo en la relación persona/persona.

Al igual que en la rehabilitación para alguien que es adicto a las drogas, la responsabilidad/apoyo externo puede ayudar a algunos usuarios. Pero también conlleva un mayor riesgo de ser contraproducente. "Cuando se nos quita una libertad percibida, comenzamos a resistirnos", dice la investigadora; y agrega que "eliminar las redes sociales también significa perder algunos de los beneficios que puede traer, como conectarse con amigos y familiares”.

Faulhaber dice que su estudio amplía la investigación actual sobre las redes sociales y proporciona una forma práctica para que las personas limiten su uso. Para cualquiera que busque recortar el tiempo de uso de las redes, ella recomienda:

  1. Crear conciencia. Establezca un temporizador o use una aplicación de bienestar incorporada para ver cuánto tiempo pasa en las redes sociales.
  2. Darse tiempo. Reconozca que no es fácil cumplir con un límite de tiempo. Las aplicaciones de redes sociales están diseñadas para mantenerte comprometido.
  3. No rendirse. Limitar el uso de las redes sociales a lo largo del tiempo tiene beneficios reales para su vida diaria.

Los investigadores dicen que también es importante tener en cuenta cómo y cuándo usamos estas plataformas. La investigación futura podría explorar más a fondo esto, junto con los efectos a largo plazo de limitar las redes sociales y lo que las personas hacen con el tiempo que ganan.

"Vivimos en una era de ansiedad. Muchos indicadores muestran que la ansiedad, la depresión, la soledad están empeorando, y eso puede hacernos sentir impotentes. Pero hay cosas que podemos hacer para manejar nuestra salud mental y bienestar", finaliza la autora.

Datos clave del estudio:

  1. Los participantes que limitaron su uso de las redes sociales a 30 minutos al día demostraron una reducción significativa en la ansiedad, la depresión, la soledad y el miedo a perderse.
  2. El estudio encontró que esforzarse por reducir el uso de las redes sociales, incluso si ocasionalmente excede el límite, aún produce beneficios positivos para la salud mental.
  3. Los investigadores sugieren que este método autolimitado para reducir el uso de las redes sociales, que podría ser más práctico que la abstención estricta, puede servir como una intervención efectiva contra el aumento de los problemas de salud mental entre los adultos jóvenes.

Por último, compartir esta reflexión del Marqués de Sade:

"El orden social a cambio de libertad es un mal trato".

Salud emocional y redes sociales