sábado. 27.04.2024

Ya lo recordaba Santiago González Vallejo precisamente en Nuevatribuna el pasado 11 de julio: "Pablo González es un periodista preso en Polonia acusado de ser espía al servicio ruso (...). Su defensa no ha recibido las pruebas de esa acusación, porque todavía no se han formalizado los cargos". Y ahí no se detiene el terror. Ni mucho menos: "Julian Assange, vía Wikileaks, desveló crímenes de guerra y secretos de Estado de Estados Unidos, corrupciones de diferentes gobiernos, espionaje de unos países a otros, etc. Por eso, se le persigue". 

Es evidente que el presente del periodismo y el del ciudadano son, a nivel global, algo radicalmente preocupante... ¡todavía en 2023! y es, por ello, más que interesante la reciente publicación de la obra de Carolina Maria de JesusCuarto de desechos y otras obras (Txalaparta). En dicho libro, la brasileña muestra su interés por la lectura y por el presente (su presente) político y social a través de sus diarios. El comienzo es demoledor: "Cumpleaños de mi hija Vera Eunice. Pretendía comprarle un par de zapatos pero el costo de los géneros alimenticios nos impide la realización de nuestros deseos. Actualmente somos esclavos del coste de la vida". 

Esclavos, encarcelados... y los principales representantes políticos, en campaña o no, disimulando: "Ya casi nadie habla de la Comisión Trilateral. No es extraño: su trabajo ya está hecho", era parte del resumen del artículo de Giacomo Gabellinipublicado el 17 del mes de San Fermín, resumen que finaliza así: "Pensaron en cómo debía ser el mundo -su mundo- (...). Hoy la semilla ha dado árboles frondosos para el capital, y mucho barro para los de abajo". Carolina Maria de Jesus: "Mis hijos no son mantenidos con pan de iglesia. Yo enfrento cualquier clase de trabajo para mantenerlos. Y ellas tienen que mendigar y encima les pegan". 

Es evidente que el presente del periodismo y el del ciudadano son, a nivel global, algo radicalmente preocupante

La autora de Sacramento, que también rozó el periodismo de denuncia, nos abre los ojos: "No envidio a las mujeres casadas de la favela que llevan una vida de esclavas de la India. No me casé y no estoy inconforme. Los que me pretendían eran soeces y las condiciones que me imponían eran horribles". ¿Es, ése, el futuro en tales cuestiones? Eso parece: "Reporteros Sin Fronteras España y la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) muestran su preocupación por la situación que vive desde hace un mes el reportero EvanGershkovic, de The Wall Street Journal". Tal boletín incluye también la presentación de un nuevo informe de Reporteros Sin Fronteras: `Sáhara Occidental, un desierto para el periodismo´, "que revela cómo este territorio se ha convertido en un `agujero negro´ de información y un peligro extremo para los periodistas". 

Periodistas perseguidos y esclavos del coste de vida: ya el título del artículo, informa al lector de algo poco menos de definitivo: `El suicidio juvenil en España se dispara un 32% desde 2019´. Se trata de la carta de presentación del trabajo del equipo de redacción de República enriquecido por las informaciones de la agencia EFE publicado el pasado 20 de julio: "El número de suicidios entre los adolescentes de entre 12 y 17 años se ha disparado un 32, 35 % entre 2019 y 2021 y, mientras en el resto de grupos de población hay una inmensa mayoría de hombres, éste es el único en el que las cifras se han igualado prácticamente por sexos".

Dado el flaco favor que las encuestas partidistas florecientes en campaña (en la de las últimas elecciones) hace a la verdad, debe recalcarse que los datos (tristes datos) de Republica.com proceden del `Informe sobre la Evolución del suicidio en España en población infantojuvenil (2000-2021)´. Adelante con los faroles... apagados. 

Periodismo perseguido y esclavismo económico