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28 de noviembre de 2009, 16:57
NUEVATRIBUNA.ES - 27.11.2009
… La Iglesia católica denuncie con tanta indignación lo que ellos llaman “matanza de inocentes”. Que estas palabras salgan de la boca de una institución que se ha llevado por delante la vida de millones de personas. Una institución a la que no le ha temblado la mano al señalar a su enemigo, sin intención de poner la otra mejilla, sino para darle una buena bofetada.
Es curioso que la Iglesia muestre tantas preocupaciones y quiera dejar claro su ‘ideología’ en lo que concierne al aborto, y sin embargo quiera tapar y esconder el estupro y los daños psicológicos que ejercen algunos de sus más allegados sobre miles de menores en todo el mundo. También llama la atención que esta ‘empresa’ dirigida por una persona que no se avergüenza al reconocer que en su juventud era afín al nazismo (Benedicto XVI), se crea hoy la dueña de la ética y la moral, y de su boca salga fuego, rencor y odio hacia cada ciudadano que decida no seguir con su juego perverso.
Sin embargo el recién nombrado obispo de San Sebastián, Monseñor José Ignacio Munilla, no repara o no quiere saber de las ‘curiosisdades’ y sin pudor hace declaraciones como ésta: “La izquierda está llevando a cabo una matanza de inocentes”, ya que supone una "contradicción" para los que tradicionalmente "se han erigido a sí mismos abanderados de los pobres y los débiles".
Según Munilla "no hay nadie más pobre y débil hoy en día que el ser concebido y todavía no nacido", y, por lo tanto, defender el derecho a abortar es una actitud "propia de una mentalidad de la más rancia burguesía del siglo XIX, cuyo valor supremo es un bienestar social pasando por encima del sufrimiento de los inocentes y los pobres".
Las pocas explicaciones que se pueden dar para entender la rabia que destilan Munilla & Company es la crisis que sufre la ideología que defienden. Un enemigo común al que enfrentarse es imprescindible para defender una causa perdida, y las guerras siempre han servido para ganar adeptos. Según Munilla la votación que se produjo ayer en el Parlamento es la constatación del “triunfo de la ley de la selva”. Que le quede claro a Munilla que las leyes hace tiempo que no las ‘escriben’ ellos. La libertad de expresión es válida, pero la Iglesia y la Política cuanto más lejos y cuanto más muros de por medio mejor.
… La Iglesia católica denuncie con tanta indignación lo que ellos llaman “matanza de inocentes”. Que estas palabras salgan de la boca de una institución que se ha llevado por delante la vida de millones de personas. Una institución a la que no le ha temblado la mano al señalar a su enemigo, sin intención de poner la otra mejilla, sino para darle una buena bofetada.
Es curioso que la Iglesia muestre tantas preocupaciones y quiera dejar claro su ‘ideología’ en lo que concierne al aborto, y sin embargo quiera tapar y esconder el estupro y los daños psicológicos que ejercen algunos de sus más allegados sobre miles de menores en todo el mundo. También llama la atención que esta ‘empresa’ dirigida por una persona que no se avergüenza al reconocer que en su juventud era afín al nazismo (Benedicto XVI), se crea hoy la dueña de la ética y la moral, y de su boca salga fuego, rencor y odio hacia cada ciudadano que decida no seguir con su juego perverso.
Sin embargo el recién nombrado obispo de San Sebastián, Monseñor José Ignacio Munilla, no repara o no quiere saber de las ‘curiosisdades’ y sin pudor hace declaraciones como ésta: “La izquierda está llevando a cabo una matanza de inocentes”, ya que supone una "contradicción" para los que tradicionalmente "se han erigido a sí mismos abanderados de los pobres y los débiles".
Según Munilla "no hay nadie más pobre y débil hoy en día que el ser concebido y todavía no nacido", y, por lo tanto, defender el derecho a abortar es una actitud "propia de una mentalidad de la más rancia burguesía del siglo XIX, cuyo valor supremo es un bienestar social pasando por encima del sufrimiento de los inocentes y los pobres".
Las pocas explicaciones que se pueden dar para entender la rabia que destilan Munilla & Company es la crisis que sufre la ideología que defienden. Un enemigo común al que enfrentarse es imprescindible para defender una causa perdida, y las guerras siempre han servido para ganar adeptos. Según Munilla la votación que se produjo ayer en el Parlamento es la constatación del “triunfo de la ley de la selva”. Que le quede claro a Munilla que las leyes hace tiempo que no las ‘escriben’ ellos. La libertad de expresión es válida, pero la Iglesia y la Política cuanto más lejos y cuanto más muros de por medio mejor.
