viernes. 29.03.2024
pandemia

Esta pandemia está pasando una factura desigual en la esfera psicológica, siendo las mujeres las que han padecido un mayor impacto psicológico.

Los datos de la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre este tema informan de que un 22% de mujeres frente a un 9,4% de hombres sufrieron ataques de ansiedad desde que comenzó la pandemia. Un 22% se ha sentido angustiada muchas o bastantes veces frente a un 9,5% de hombres. Un 18,6% se ha visto sobrepasada con frecuencia por sus preocupaciones y solo cuatro de cada diez afirma no haber padecido estrés a consecuencia de la pandemia.

Una encuesta realizada en la Generalitat Valenciana, por el grupo de trabajo Data Science for Covid-19, revela que las mujeres sufren un mayor impacto psicológico por la pandemia, y a su vez, son las que más cumplen las restricciones decretadas por las administraciones públicas, como por ejemplo, son las que más se desinfectan las manos (90 frente a 85% hombres), las que usan más la mascarilla (93-90%), las que evitan más las multitudes (89.86%), las que respetan más el distanciamiento físico (78-75%) y las que evitan más los besos y los abrazos (83-81%). Solo en dos aspectos de esta encuesta los hombres superan a las mujeres en cuanto a medidas de seguridad: mostrarse dispuestos a vacunarse (76%-73%) e instalarse la APP del Covid (38-32%).

Stendhal dijo: “la plena igualdad de las mujeres sería la señal más segura de la civilización, y duplicaría las fuerzas intelectuales del ser humano”

Más de la mitad de las mujeres (52%) de entre 18 y 29 años refieren haber sufrido ansiedad y estrés durante la pandemia, que se incrementa en la franja de edad de 30 a 59 años. Las mujeres mayores de 60 años son las que mejor se adaptan y menos padecen las consecuencias psicológicas del Covid. 

Estos valores se reducen notablemente entre los hombres, situándose de media cinco puntos por debajo.

Un aspecto de especial interés a tener en consideración en el impacto psicológico, es el impacto económico y social, mayor en mujeres. Las mujeres constituyen el 70% de las trabajadoras del sistema sanitario, por lo que están más expuestas a la infección. Por otro lado, están mayoritariamente empleadas en un mercado laboral más precario, lo que empeora los recursos económicos para afrontar la crisis y aumenta su vulnerabilidad ante la pandemia.

Otro aspecto relevante relacionado con la presencia de más malestar emocional son las contribuciones y las cargas desproporcionadas que soportan las mujeres, ya que ocupan la primera línea de profesiones indispensables, como salud, cuidados, trabajo doméstico, trabajo comunitario etc. 

Es de señalar, que muchas veces en el ámbito del confinamiento, han aumentado situaciones como la violencia de género, con dificultades de conciliación en el hogar, que se ha convertido en espacio de cuidado, de educación, de socialización y en no pocas veces, de trabajo productivo. Todo esto hace más difícil que la mujer compatibilice esos papeles.

Así, la pandemia ha dado una vuelta de tuerca más para las mujeres, que previamente ya tenían un nivel alto y exigente, con una sobrecarga tanto de funciones como de tareas. Lo que ha aumentado los trastornos asociados al estrés.

Es por tanto necesario recordar y reivindicar que la capacidad de cuidar debe ser tarea de ambos sexos. En este sentido, se deberían fomentar los programas de educación en igualdad en todos los niveles socioeducativos, como colegios, universidades o asociaciones de diferentes tipos.

En el ámbito internacional la Organización Mundial de la Salud y otras instituciones como Women in Global Health, han publicado guías e informes para comenzar a adoptar medidas sociosanitarias y económicas con una orientación feminista, y así en la transición a la nueva normalidad, existan medidas que tengan en cuenta las diferencias de género expuestas, intentando reducirlas y de alguna manera paliar su impacto.

Por último, compartir esta reflexión de Stendhal: “la plena igualdad de las mujeres sería la señal más segura de la civilización, y duplicaría las fuerzas intelectuales del ser humano”. 

Impacto psicológico de la Covid19 por género