domingo. 28.04.2024

@Montagut | En esta pieza pretendemos aportar una visión sobre los tres pilares de la Masonería, esto es, “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, a partir de una reflexión escrita en el Boletín de Procedimientos del Soberano Gran Consejo General Ibérico y Gran Logia Simbólica Española, una obediencia peculiar en el panorama decimonónico masónico español por trabajar en el Rito Antiguo y Primitivo Oriental de Memphis y Mizraim, de vinculación con la Masonería de tradición egipcia, pero, sobre todo, por su especial relación con la política, en un sentido claramente progresista, de librepensamiento, republicano y anticlerical, además de tener preocupaciones obreristas y educativas.

El escrito que empleamos era un trabajo dedicado a los republicanos portugueses en el momento de proclamación de la República en el otoño de 1889. Dado el carácter claramente republicano que defendía esta Obediencia, esta concepción de los tres principios tiene una lectura muy política. Es importante destacar esto porque, en realidad, cada obediencia, cada logia, y, ciertamente, cada masón han tenido y tienen concepciones propias sobre estos tres principios. En la Masonería caben muchas interpretaciones sobre fondos comunes.

Si la libertad moral era querer lo bueno, la libertad política consistía en dejarlo hacer

Según la publicación masónica la libertad que querían los “republicanos verdaderos y honrados” nada tendría que ver con la “escandalosa licencia”. Aunque eso ya se había proclamado muchas veces se pensaba que había que repetirlo muchas veces porque no parecían entenderlo los contrincantes políticos. Si la libertad moral era querer lo bueno, la libertad política consistía en dejarlo hacer. No se trataba de arbitrariedad, sino de derecho. El artículo contraponía lo que era un régimen de libertad con otro que no lo era, y básicamente el primero se trataría de uno basado en la razón, el sentido común, donde las decisiones serían imparciales tomadas por hombres de “sano corazón y recta conciencia”, donde hubiera un potente movimiento intelectual, con fortunas conseguidas con el trabajo, y con profesores sabios, modestos y con el anhelo de perpetuar la ciencia transmitiéndola. La libertad por ley del progreso se imponía; combatirla y difamarla iba siendo cada día casi imposible. Y la libertad no se podía ofrecer al pueblo con componendas y en pequeñas dosis, porque sería un “necio e inocente empeño”.

La igualdad, por su parte, no consistiría en un “absurdo e impracticable nivelamiento”, sino en sustituir las aristocracias del dinero y de la sangre por las del talento y la virtud. Traía la redención del esclavo, y en eso se aludía a que hacía poco tiempo se había abolido la esclavitud en Brasil. Pero, además, tenía que ver con la abolición de la servidumbre de un sexo hacia el otro, y el equilibrio entre los débiles y los fuertes, establecido a través de la justicia igual para todos.

La igualdad consistiría en sustituir las aristocracias del dinero y de la sangre por las del talento y la virtud

La igualdad se vinculaba con la democracia, pero el texto quería hacer una lectura social también de la misma, porque para conseguirse había que resolver el problema del pauperismo. La igualdad debía librar de la esclavitud de la miseria como tanto de todo rebajamiento y dependencia.

La fraternidad, por fin, era un sentimiento cristiano por excelencia, pero también una virtud masónica, y autónoma de la igualdad y libertad, pero que derivaban de la primera. Tenía una dimensión de concordia y paz en las cuestiones internacionales y se pensaba que en un tiempo permitiría resolver todos los litigios entre los pueblos por una especie de supremo arbitraje y no por las armas. La fraternidad tendía a reunir a todos los hombres en una sola e inmensa familia, cuyo vínculo era “la caridad”.

Nuestra fuente ha sido el Boletín de Procedimientos del Soberano Gran Consejo General Ibérico y Gran Logia Simbólica Española, del 30 de noviembre de 1889. Podemos consultar el texto en la Hemeroteca digital de la BNE.

Libertad, Igualdad, Fraternidad: una lectura masónica en 1889