lunes. 29.04.2024
Alejandro Lerroux
Alejandro Lerroux

@Montagut5 | 

En un artículo anterior dedicado a la amnistía que se aplicó al general Sanjurjo por su condena a cadena perpetua, después de que se le conmutara la pena capital por su responsabilidad en el golpe de Estado de agosto de 1932, terminamos aludiendo a que generó una crisis política con la salida de la presidencia del Gobierno de Alejandro Lerroux.

En este nuevo apunte queremos acercarnos a este hecho, a la denominada “crisis del vituperio”.

El encargado de preparar la disposición legal sobre la amnistía para que se aplicara a Sanjurjo, después de la victoria electoral del centro-derecha en las elecciones de noviembre de 1934, fue el ministro de Justicia, Ramón Álvarez-Valdés.

Indalecio Prieto se opuso claramente a la amnistía, precisamente porque no amparaba a los condenados por esta insurrección

El ministro había desarrollado una larga carrera jurídica desde la última década del siglo XIX, siendo elegido diputado en 1914 en Oviedo. Volvería a ser elegido diputado en las elecciones de 1933, y luego en las de 1936. Álvarez-Valdés perteneció al Partido Republicano Liberal Demócrata. Sería elegido por Lerroux para ocupar la cartera de Justicia. Álvarez-Valdés fue asesinado en la Cárcel Modelo en agosto de 1936.

El decreto tenía que ser llevado a las Cortes, y ahí se generó una intensísima polémica porque las izquierdas consideraron que era un insulto a la República, y más justo cuando se estaba viviendo el tercer aniversario de su proclamación, es decir, en abril de 1934. Al parecer, el decreto no amparaba la insurrección anarquista de diciembre de 1933, es decir, la huelga general revolucionaria que tuvo su epicentro en Zaragoza, Aragón y La Rioja, extendiéndose a algunos otros lugares de España, y que se inició el día que se constituían las nuevas Cortes, el 8 de diciembre.

Pues bien, Indalecio Prieto se opuso claramente a la amnistía, precisamente porque no amparaba a los condenados por esta insurrección. El ministro le contestó que se trataba de dos hechos muy distintos, según su interpretación. Mientras la huelga general revolucionaria anarcosindicalista iría contra el régimen, la Sanjurjada solamente iba contra el Gobierno de Manuel Azaña. Aunque esta afirmación podría ser fácilmente cuestionada, lo que, realmente, provocó la ira de las izquierdas, y la caída del ministro, que terminaría por empujar la del propio Lerroux se produjo con lo que expresó a continuación:

«Tracé la divisoria entre lo ocurrido el 10 de agosto y el 10 de diciembre; dos movimientos que rechazo, porque soy enemigo de toda violencia. Como para mí mereció todo vituperio el movimiento insurreccional del 15 de diciembre de 1930. Y la prueba de que no era necesario está en lo ocurrido en los comicios del 12 de abril de 1931. Ese es el camino».

Sanjurjo sería amnistiado, pero la amnistía se llevó por delante al ministro y al presidente del Consejo de Ministros

Pero Fermín Galán y García Hernández se habían convertido en los mártires de la República, y para las izquierdas era intocables, verdaderos mitos fundacionales. Prieto, con su habitual habilidad parlamentaria, interpretó que todo estaba muy claro, que el ministro de Justicia estaba condenando el movimiento que había traído la República, teniendo en cuenta que quien ocupaba la primera magistratura del Estado había participado en dicho movimiento, es decir, Alcalá-Zamora. También cargaría contra el ministro otro personajes destacado, aunque mucho más conservador, Miguel Maura.

Sanjurjo sería amnistiado, pero la amnistía se llevó por delante al ministro y al presidente del Consejo de Ministros.

Sobre este hecho existe una monografía, precisamente de un descendiente del ministro. Estamos hablando del libro de Joaquín Olaguibel, Abril de 1934. La amnistía de las derechas y la crisis del vituperio, Sevilla, Ediciones Espuela de Plata, 2022.

La crisis política que provocó la amnistía a Sanjurjo