domingo. 28.04.2024

Las diferentes desigualdades, las versiones parciales de la enorme desigualdad, son publicadas en algunos medios de comunicación. Siempre es de agradecer y valorar el trabajo de estos medios (Infolibre, El DiarioCritic…). Todos muy interesantes, bien trabajados, bien documentados. Pero estaríamos hablando de interesantes estudios parciales de la importante desigualdad que existe en nuestra sociedad.

Se nos habla de pobreza infantil, los datos emitidos en estos estudios son verdaderamente estremecedores, mientras algunas nos siguen hablando de meritocracia, que en realidad no es otra cosa que esa herencia que te permite acceder a un determinado estatus social.

Siguiendo con las informaciones y estudios que se publican en determinados medios, observamos como el código postal está muy relacionado con diferentes aspectos de la desigualdad, como el consumo de agua, y las acciones contaminantes. La comparativa entre los datos en función del código postal, y también entre las características de población entre diferentes ciudades, evidencia estas desigualdades y otras, intrínsecamente ligadas a niveles de renta.

El código postal está muy relacionado con diferentes aspectos de la desigualdad, como el consumo de agua, y las acciones contaminantes

El acceso a la vivienda y el tipo de vivienda, la salud, lo que se compra en los supermercados, tienen un enorme sesgo desigual en función de diferentes realidades sociales, laborales, económicas. Una fiscalidad justa, tema del cual, en alguna ocasión se plantea de manera global, es un elemento importante en la lucha contra la desigualdad, pero también en este tema se plantea la información de manera parcial. Los impuestos a la banca, grandes fortunas o el impuesto de sucesión, son aspectos muy importantes, en los que se tiene que avanzar, pero sigue siendo un debate parcial. Incluso en temas tan centrales como la desigualdad y brecha de género, en muy diversos ámbitos se enfatiza la cuestión, real, de los llamados techos de cristal, pero se aborda poco, o no lo suficientemente, la realidad de los suelos pegajosos que tienen atrapadas a una cantidad ingente de mujeres.

En definitiva, se dan importantes planteamientos parciales, y está bien que se realicen, pero lo que interesa es conocer hasta que punto responden a una visión global que en los debates sectorializados, obligatoriamente se parcializan.

Abordar todos estos problemas, tratar de plantear actuaciones que configuren sendas que permitan combatir y reducir la desigualdad es necesario. El debate que planteo es ver hasta qué punto, las actuaciones que plantean diferentes grupos de izquierda (las derechas iliberales mantendrán posiciones contrarias) tienen como objetivo el combate global. Esto sería lo deseable, puesto que estaríamos ante unas propuestas políticas con un horizonte social y de justicia, con un modelo de sociedad a construir.

Los marcos parlamentarios, las correlaciones de fuerza permiten acuerdos y desacuerdos, diferenciados territorialmente y a veces discrepantes, diferentes del marco general, pero en cualquier caso, tener un horizonte permite adecuar posiciones en este combate contra las desigualdades, contra la desigualdad.

Hasta qué punto, las actuaciones que plantean diferentes grupos de izquierda tienen como objetivo el combate global

Generar una propuesta global, plantear un modelo de sociedad a construir, no puede ser fruto de la decisión de un grupo, llamado, dirigente. Es imprescindible tener organización, algo que se nos antoja complicado, necesario e importante pero complicado en este “momento populista” donde los malestares ciudadanos se vehiculan por medio de un modelo movimentista, algo caótico y vinculados a reivindicaciones específicas, parciales, como los desalojos de la vivienda, sanidad pública, deterioro de servicios públicos.

Esta realidad nos dibuja un terreno de juego complicado. Dificulta la generación de los necesarios espacios organizativos que nos permitan realizar debates y tomas de decisiones colectivas, pero parafraseando a Gramsci “las ideas y las luchas no viven sin organización“.

En un artículo reciente, Manel Garcia Biel, planteaba esta necesidad, la necesidad de organización en el espacio político de SUMAR. Me sumo a Manel, pues se trata de contraponer inteligencia colectiva a las fórmulas que en realidad solo generan una especie de club de seguidoras y seguidores a los cuales se les pide que repitan y divulguen (especialmente en redes, obviando a las vivencias cotidianas de la ciudadanía) aquello que un grupo erigido en dirigente ha pensado y decidido. En algún caso, esta fórmula ha acabado en una especie de club sectario.

Toca organización, debate, consensos colectivos, participación democrática, incorporando a importantes grupos ciudadanos. En definitiva, toca construir organización y no mantener este blanquísmo (de Blanqui) que aboca a todo proyecto político a los “humos” de los grupos dirigentes. Toca organización para construir proyectos y horizontes globales, de justicia social, de combate de la desigualdad.

 

La lucha contra la desigualdad necesita nuestra organización