lunes. 29.04.2024
bitcoin

Dejando a un lado los mencionados desajustes, entre las razones por las que, debido a sus execrables objetivos, las criptomonedas descentralizadas tendrán que prohibirse, se encuentran las de que, a pesar de su volatilidad, como consecuencia de su actual tendencia alcista, son utilizadas como un depósito de valor. Unas provisiones que a pesar de que estas criptomonedas estarían limitadas por el hecho de que la cuantía máxima de los "bitcoins" no podría ser superior a 21 millones, aunque se hubiera alcanzado este número, su valoración no permanecería estática; ya que ésta estaría relacionada con el incremento que se hubiera producido en bienes y servicios.

Las razones que a mi entender habrán de dar al traste con las aparentes bondades referidas en el párrafo anterior (como ya se mencionó en el primero de estos artículos), las tenemos en las intervenciones que tendrán que imponer los Estados, para que el uso de estas criptomonedas descentralizadas no conlleven la posibilidad de ejecutar las funciones que tiene que desarrollar la economía, y consecuentemente, la existencia del Estado. Y es que de llegar a producirse esta situación, con su desaparición, camparían a sus anchas, aquéllos que con su utilización estarían eludiendo sus obligaciones fiscales para con la sociedad; nos encontraríamos con una realidad en la que se estaría permitiendo un comercio clandestino que debido a la inexistencias de unas leyes, ni siquiera podría catalogarse como ilegal; tendría lugar la posibilitación de un mercadeo que como el de las drogas, está envileciendo a la sociedad, especialmente a la juventud en algunos países que se consideran el ombligo del mundo; como una continuidad hacia un futuro que sería su presente, se seguiría llevando a cabo lo que en nuestro presente representa la prostitución, y el comercio que se genera para nutrirlo como fuente de carne fresca con la que rejuvenecerla, como es la trata de blancas; el comercio más antiguo y execrable que puede acometer un espécimen humano, un ejemplar que se ha degradado hasta límites que lo han convertido en un linaje, que como escoria, es el resultado que se produce en una sociedad, en la que la moralidad y los valores se han perdido, debido al degradante desarrollo de ésta; unas criptomonedas que a semejanza del dinero fiat, al no estar relacionadas con su poseedor; seguiría constituyendo una realidad en la que continuaría el comercio de armas que enriquecen a unos a través del terror de la sangre y la muerte de aquéllos para las que fueron creadas; una situación que como prolongación de los delitos que en este presente se están produciendo, estaría contribuyendo a la especialización del robo de unos medios de cambio que, como estas criptomonedas, al estar amenazadas a través del hackeo de los blockchains, de la coacción y de la fuerza, se habría superado la seguridad que a éstas les estamos adscribiendo.

Refiriéndonos de nuevo a los aspectos negativos que conllevarían la utilización de las criptomonedas descentralizadas, tenemos la inseguridad que se les plantearía a las empresas en sus transacciones, en función de la aceptación de un medio de pago que estando sometido al estudio de los agiotistas, el cobro de las mismas podría no ser el que tuviera un medio que estuviera caracterizado por su volatilidad. Sin embargo, el que tengamos que rechazar como negativa las transacciones comerciales con criptomonedas sobre la que no se pudiera conocer qué tipo de operaciones se estuvieran materializando, no obsta para que en este presente conozcamos, que aunque no las utilizáramos, en esta economía de mercado se llevan a cabo transacciones con divisas, que de no haber sido tramitadas a través de unas instituciones financieras, no se conocen ni los participantes, ni el importe de lo que se hubiera transaccionado.

Hemos de abogar por la institucionalización de unas criptomonedas creadas por los Bancos Centrales que sustituyan al dinero fiduciario

Después de haber llevado a cabo un reprobación de lo que representaría la utilización de las criptomonedas descentralizadas; para a continuación abogar por la emisión y la utilización de unos medios de cambio digitales creados por los Estados, llegamos a la conclusión de que a la vista del uso de una tecnología que obligatoriamente nos está llevando a una nueva manera de desenvolvernos económicamente, tenemos que asumir como inevitable la existencia de una sociedad en la que nos encontraremos ante un control que no podemos dejar en manos de quienes nos están utilizando. A pesar de los que defienden una libertad subjetivada, la verdadera libertad la encontraremos en un control llevado a cabo por el pueblo a través de la utilización del imparable decurso de una tecnología, de la cual no podemos prescindir. Y digo que hemos de abogar por la institucionalización de unas criptomonedas creadas por los Bancos Centrales que sustituyan al dinero fiduciario, porque como consecuencia de poder ser controladas, no solo evitaremos todos los males que han sido descritos con anterioridad, estaríamos eliminando la existencia de una banca privada que nos ha llevado en multitud de ocasiones a rescatarla con dinero público, para sustituirla por una banca pública que siendo gobernada por el Estado, éste a su vez estaría supervisado y tendría que dar cuentas de sus actividades a las Asambleas de Base y de Notables; una supervisión en función de la cual, estas Asambleas evacuarían las conclusiones que se hubieran de debatir en la Asamblea Legislativa, Ejecutiva y Judicial.

¿Deben los bancos centrales emitir moneda digital?