sábado. 27.04.2024
ana obregon

Ana Obregón, que presumía de ser bióloga, dice haber cumplido un sueño de su hijo. Este quería ser padre y con su esperma han fecundado un ovulo. ¿Se cifra en esto la paternidad? Al parecer, como le hubiera gustado tener bastante prole, todavía quedarían varios bebés por venir. Este argumento insulta la inteligencia. Con un criterio estrictamente biológico resulta difícil preferir a la madre biológica. Utilizar un vientre de alquiler y obviar a la gestante dice poco en favor de quien ha pagado por ello como si fuera una prestación homologable con otras. Dar a luz tras nueve meses de gestación tiene que tener consecuencias afectivas para quien decide hacerlo seguramente por necesitar dinero, porque cuesta creer que alguien dedique tanto tiempo de su vida con ese impacto emocional por pura filantropía.

La lógica neoliberal dicta que todo se puede comprar o vender y tácitamente alienta el poner precio a la instrumentalización de un congénere. ¿Acaso no se compran órganos para trasplantes aprovechándose de la miseria o se alquilan cuerpos como juguetes sexuales? El ultra neoliberalismo incrementa las libertades de un colectivo privilegiado y al mismo tiempo restringe su libertad a quienes no cuentan con ese poderío económico, limitándose a sobrevivir con salarios que no permiten tan siquiera disponer de una vivienda por su precariedad adicional.

Venir al mundo para que alguien cancele un duelo por la pérdida de un ser querido no es una situación envidiable

Pretender suscitar compasión cobrando un dineral por contar tu odisea en una revista del corazón es algo ridículo en términos morales. Refleja un desequilibrio mental que debería ser tratado profesionalmente y desaconseja confiar a quien lo padece la custodia de una criatura. Quizá se debiera intentar proteger al menor y velar por sus intereses. Venir al mundo para que alguien cancele un duelo por la pérdida de un ser querido no es una situación envidiable. Sería preferible que fuese adoptado por quien quiera ocuparse de la crianza y de la educación sin recompensas genéticas o como paliativo de sufrimientos anímicos.

Ana Obregón debería consolarse con los recuerdos de su hijo, sin utilizarle como pretexto para solventar sus propias problemas, instrumentalizando de paso a otra mujer y a su criatura. Debería preguntarse si ella hubiera hecho algo similar cambiando los papeles y si le hubiera gustado nacer en un contexto semejante.

¿Se hubiera prestado Ana Obregón a gestar un bebé para otra persona?