sábado. 27.04.2024
Thich Nhat Hanh monje budista vietnamita

La palabra neutral procede del latín neutralis y significa "relativo a no participar en uno ni en otro de los dos extremos". Sus componentes léxicos son: el prefijo -ne (no), -uter (uno u otro), más el sufijo -al (relativo a). El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define neutralidad como la cualidad o actitud de neutral. Y neutral es un adjetivo que se dice de quien no participa de ninguna de las opciones en conflicto.

Thich Nhat Hanh,  monje budista vietnamita y líder espiritual, fue uno de los primeros en resaltar la relevancia de las emociones neutras en el ser humano. Para él, la práctica de la atención plena parte precisamente de esos sentimientos neutrales con los que alcanzar el bienestar y la plenitud. Según él, si somos capaces de focalizar y mantener las emociones neutras, descubriremos cosas maravillosas:

“Es como ver fluir un río en calma, todo es más agradable y tenemos una mayor conciencia de lo que nos rodea, de lo que ocurre en el mundo y en el universo interior. En el proceso de practicar descubrimos que los sentimientos neutrales son muy interesantes. Como cuando nos sentamos, hay una sensación que es neutra. Con atención plena, nuestro sentimiento neutral se transforma en felicidad”.

En el budismo, ese sentimiento más neutral recibe el nombre de adukkhamasukha y se relaciona con un estado del ser estable, relajado y en paz consigo mismo.

La neutralidad también podría indicar como se siente la persona de una manera u otra con su medio circundante. Esta experiencia podría tener una variedad de consecuencias potenciales, incluida la ayuda a las personas a sobrellevar una situación. Esta posibilidad está muy bien ilustrada en una parábola de una religión/filosofía oriental, el taoísmo.

En las profundidades del invierno aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible. Albert Camus

 En la parábola, el caballo de un granjero se escapa. Los vecinos comentan que esto es mala suerte, pero el granjero responde, “tal vez”. Al día siguiente, el caballo regresa con otros tres caballos salvajes. Los vecinos comentan lo acertado que es este nuevo proceder del granjero. El granjero responde, "tal vez". El hijo del granjero después se rompe una pierna al intentar montar el caballo salvaje. Los vecinos comentan este hecho como negativo. En respuesta, el agricultor responde "tal vez"…, y así sigue la parábola con un sin fin de acontecimientos. La moraleja de la parábola es que el agricultor se da cuenta de que nunca podremos saber realmente si la situación será buena o mala. 

Esta historia refleja la opinión de que a veces es importante ser imparcial y no juzgar. Este relato es un claro antecedente del mindfulness, también llamado atención plena o consciencia plena, que consiste básicamente, en estar atento de manera consciente e intencional a lo que se hace en el momento presente, sin juzgar, apegarse, o rechazar de alguna manera la experiencia.

El término mindfulness es también una de las primeras traducciones que se hicieron de la palabra "sati" en pali, un idioma vernacular, similar al sánscrito, que se hablaba en la época en que el Buda comenzó a enseñar hace más de 2500 años. “Sati” es la nominalización del verbo "sarati" que significa rememorar o recordar. Puesto que recordar es precisamente traer al presente, en su concepción última sati o mindfulness, es la capacidad humana básica de poder estar en el presente y de "recordarnos" estar en el presente, es decir, constantemente estar volviendo al aquí y ahora. 

Hay estudiosos de los afectos neutros, que apuntan a dudar el que se dé el afecto neutral per se, basándose en que lo positivo se experimenta como negativo; mientras que la ausencia de negativo se experimenta como positivo. Si es fuera así, tal vez la neutralidad rara vez ocurra.  La creencia de que el afecto neutral no existe o que ocurre muy raramente podría provenir de la creencia de que el afecto neutral no existe porque siempre estamos sintiendo algo, a menudo esto deriva de la suposición de que el afecto neutral refleja la ausencia literal de sentimiento. No obstante, se puede argumentar que el afecto neutral no es similar a literalmente no sentir nada, sino más bien a un no sentir nada en particular.

Algunos investigadores suponen que, si está presente algún estado de valencia (atractivo intrínseco por algo, valencia positiva ó la aversión por algo, valencia negativa, de un evento, objeto o situación), entonces una persona no es neutral.  Otros autores argumentan que, si las personas no usan términos neutrales para describir sus sentimientos, entonces los estados neutrales no son un hecho común ni importante. También se ha dicho que no considerar el afecto neutral como un estado comúnmente experimentado proviene de la cultura.

 Las culturas orientales dan más importancia al equilibrio afectivo que las culturas occidentales. Este énfasis en el equilibrio podría deberse a que las culturas orientales, especialmente aquellas influenciadas por las ideas de Confucio, tienden a valorar de forma notoria el equilibrio, la moderación, y la búsqueda del “camino medio”. Si es así, el afecto neutral podría ser más común en las culturas orientales que en las occidentales, porque puede reflejar la visión de uno mismo como si no sintiera nada en particular. 

Pero también hay algo evidente cuando vemos a alguien que no demuestra felicidad en su expresión o actitud, no pensamos inmediatamente en que estará triste, por el contrario, la mayor parte de las veces, las personas nos situamos en ese estado intermedio en el que no hay ni una alegría efusiva ni una desolación absoluta, es decir, nos sentimos neutrales a nivel afectivo.

Por último, compartir esta reflexión de Albert Camus: “en las profundidades del invierno aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible”

José María Manzano Callejo

Los afectos neutros: del budismo al mindfulness