jueves. 18.04.2024

Los más de 18 millones de venezolanos con derecho a voto podían participar en esta elección

El actual gobernador del Estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, de solo 39 años, será el candidato presidencial de la Mesa de Unidad Democrática, en los comicios del próximo 7 de octubre. Fue elegido este domingo en las elecciones primarias, imponiéndose a otros cinco candidatos.

Con algo más del 62% de los votos, Capriles logró una ventaja indiscutible. El segundo más votado fue Pablo Pérez, gobernador del Estado petrolero de Zulia, que contaba con el apoyo de los dos partidos tradicionales de Venezuela, Acción Democrática y COPEI, que solo consiguió el 29%.

Le siguieron María Corina Machado, la candidata más a la derecha, (“expropiar es robar, le espetó a Hugo Chávez en su reciente informe de gobierno, a lo que el presidente simplemente le respondió: “águila no caza moscas”, para evitar entrar en polémicas); después vendría el veterano diplomático Diego Arria y Pablo Medina, un sindicalista que alguna vez estuvo en el chavismo.

Los más de 18 millones de venezolanos con derecho a voto podían participar en esta elección. Ejercieron este derecho casi tres millones, lo que supone una participación muy por encima de lo previsto. La elevada participación, incluso en barrios pobres que tradicionalmente apoyan al gobierno, obligó a ampliar por una hora el proceso de votación.

Después de 13 años de gobierno y todavía con un considerable apoyo en las encuestas (ligeramente por encima del 50%), Chávez tendrá esta vez ante sí a un contrincante mucho más serio. Esta vez la oposición se presenta unida y con un candidato que no tiene que ver con el pasado.

Hace solo seis años el presidente Chávez logró la reelección con un impresionante 63% de los votos. El último candidato opositor, en el 2006, fue Manuel Rosales, al que todavía podía identificarse con la vieja política. El fallido golpe de Estado del 2002 y el boicot a las elecciones parlamentarias del 2005, habían debilitado y desprestigiado a la oposición. Pero después del 2008 se empezó a recuperar.

En las elecciones parciales de ese año, en las que el gobierno y sus aliados ganaron 17 de las 22 gobernaciones, la oposición logró vencer en cinco estados, incluyendo los tres más importantes, Zulia, Miranda y Carabobo, además de cuatro de las cinco alcaldías de Caracas.

Y en las últimas elecciones parlamentarias (2010), la oposición aventajó ligeramente en votos al chavismo, aunque la ingeniería electoral, que rediseñó distritos para beneficiar al oficialismo, se tradujera en una mayoría de diputados para el gobierno: 98 escaños para el oficialismo, 67 para la oposición.

Henrique Capriles es el gobernador del Estado Miranda, el segundo más poblado de Venezuela, pero el más importante desde el punto de vista político y geográfico, por estar pegado a la capital, Caracas. Era el más joven de los precandidatos. Es miembro de una familia adinerada, que por parte de padre posee un emporio mediático (la cadena Capriles), y un complejo de salas cinematográficas por parte materna.

Ingresó en la política de la mano del partido socialcristiano COPEI, uno de los partidos tradicionales, pero después fundó su propio partido, Primero Justicia. Fue el último presidente de la Cámara de Diputados, cuando el congreso tenía dos cámaras, antes de la reforma constitucional. También fue alcalde de Baruta, una de las alcaldías de Caracas. Y le ganó la gobernación de Miranda a Diosdado Cabello, un ex militar que ha ocupado diversos cargos y que es uno de los hombres más cercanos al presidente.

Estuvo cuatro meses en la cárcel después del fallido golpe de Estado contra Chávez, acusado de ser uno de los que invadieron la embajada cubana, pero finalmente fue absuelto.

Se define como de centro izquierda y evoca como modelo al ex presidente brasileño Lula. De todos los candidatos opositores es el menos frontal con Hugo Chávez. No romperá relaciones con Cuba ni acabará los negocios con China. Y puede exhibir programas sociales exitosos, tanto en su actual gestión como gobernador como en su tiempo como alcalde del municipio capitalino de Baruta.

Oficialmente la campaña electoral debe iniciarse el 1 de julio, aunque Chávez anunció que él lo haría en febrero. El mandatario no deja pasar ocasión para descalificar a sus adversarios: “escuálidos”, “oligarcas”, “títeres del imperio”. En una reciente entrevista televisiva con José Vicente Rangel, que fuera su vicepresidente, dijo que fuera cual fuera el vencedor, “todos representan lo mismo, son el candidato de la burguesía más rancia, más radical, y el candidato del imperio yanqui”.

También dijo que si perdía las elecciones del 7 de octubre sería el primero en reconocerlo y entregaría el gobierno. “Llamaría a mis seguidores civiles, militares, desde los más moderados a las más radicales, a obedecer el mandato del pueblo”. Pero los mensajes son confusos.

En vísperas del 20 aniversario del fallido golpe de Estado contra Carlos Andrés Pérez, celebrado por todo lo alto el pasado 4 de febrero, Chávez afirmó: “la oposición ha dicho que hay que limpiar la Fuerza Armada… tendrían que acabar con la Fuerza Armada, porque la Fuerza Armada es chavista, ¿no lo entienden todavía? Y el ministro de Defensa, general Henry Rangel Silva, dijo a finales de 2010 que un hipotético gobierno de la oposición sería vender el país “y eso no lo va a aceptar la fuerza armada”

La campaña va a ser dura. Coincidiendo con las primarias de este domingo, el presidente decidió no poner al aire su programa dominical Aló Presidente. Pero el juego limpio no ha sido la tónica habitual. Sin ir más lejos, el cierre de campaña electoral para las elecciones internas de la oposición, coincidió con una cadena oficial, en la que los canales de televisión y las emisoras de radio tuvieron que conectar durante cuatro horas para escuchar uno de los discursos de Chávez.

El presidente, por otra parte, usará la caja del Estado para nuevos y millonarios programas sociales, como el que promete 2 millones de nuevas viviendas. Dispone para ellos de los ingresos de un petróleo que sobrepasa los 100 dólares el barril y el uso discrecional de los millones del FODEN, un fondo que no está sujeto a control parlamentario.

A pesar del 29% inflación en 2011, uno de los más elevados índices de violencia en el mundo, los problemas de abastecimiento, cortes de electricidad y otras penurias, el presidente, aparentemente recuperado del cáncer, tiene ventajas importantes sobre Capriles. Para empezar, su carisma y todo el aparato del Estado a su disposición. Aún así, la oposición tiene esta vez su mejor oportunidad de derrotar a Chávez.

Capriles será el adversario de Chávez