viernes. 19.04.2024
El presidente venezolano Hugo Chávez saluda a su llegada este 2 de febrero al acto de conmemoración del 13 aniversario de su llegada al poder en un teatro de Caracas (Venezuela).

El 4 F es la manera como se conoce en Venezuela el fallido intento de golpe de Estado contra Carlos Andrés Pérez, que en 1992 llevó a cabo un grupo de militares, a cuyo frente estaba un muy joven teniente coronel Hugo Chávez. El acontecimiento se va a celebrar por todo lo alto y el presidente venezolano asegura, parafraseando a Fidel Castro, que la historia lo absolverá. “Nuestro pueblo (estaba) humillado, empobrecido, hambriento, viviendo sobre un mar de riquezas y una burguesía gobernando (…) subordinada al imperio yanqui”, dijo el mandatario para justificar la asonada.

El golpe fracasó y sus principales protagonistas fueron a parar a la cárcel, pero el hecho marcó el fin del sistema político venezolano, basado en el bipartidismo de Acción Democrática y COPEI. Carlos Andrés Pérez, que en su segundo mandato presidencial no pudo mantener el mito de la “Venezuela saudita” y que con su ajuste neoliberal provocó el estallido social conocido como “Caracazo”, ya había dado el primer golpe de muerte contra ese sistema, carcomido también por la corrupción y el clientelismo.

Ni el gobierno de Pérez ni los anteriores, de Jaime Lusinchi y Luis Herrera Campins, supieron hacer frente al deterioro económico y productivo derivado de la baja en los precios del petróleo. Todo el mundo recordaba aquella idea de Arturo Uslar Pietri de “sembrar petróleo” (usar los ingresos del crudo para diversificar la economía), pero nadie hizo nada y el sueño acabó mal.

Chávez y sus compañeros no estuvieron más de dos años en prisión, a pesar de que hubo un segundo intento golpista, nueve meses después del primero, inspirado por los mismos militares “bolivarianos”. El presidente Rafael Caldera los indultaría y ahí comenzó el avasallador avance de Hugo Chávez, que no solo acabó como presidente de Venezuela por los votos, sino que también provocó un sacudón que ha recorrido toda América Latina.

El nuevo mapa político en América Latina

Desde el primer momento se supo que Chávez quería cambiar radicalmente muchas cosas en su país, pero nadie podría haber imaginado la Venezuela de hoy. El 5 de diciembre de 1998, un día antes de las elecciones que ganaría con el 56,20 % de los votos, dijo al periodista Jorge Ramos, del canal hispano Univisión, que estaba dispuesto a entregar el poder al final de su mandato.

“Claro que estoy dispuesto a entregarlo, no solo después de cinco años, porque nosotros vamos a proponer una reforma constitucional, una transformación del sistema político para tener una democracia verdadera, mucho más auténtica. Si, por ejemplo, yo a los dos años, resulta que soy un fiasco, un fracaso, o cometo un delito, un hecho de corrupción o algo que justifique mi salida del poder antes de los cinco años, yo estaría dispuesto a hacerlo”.

Jorge Ramos: ¿Nacionalizaría algún medio de comunicación?

Chávez: No, basta con el medio de comunicación que tiene el Estado hoy, el Estado tiene el canal 8, Venezolana de Televisión. Hay que repotenciarlo, ponerlo a trabajar en función de la educación nacional, de los valores nacionales. Los demás canales… yo tengo la mejor relación con ellos, deben de seguir siendo privados, más bien estamos interesados en que se amplíen, se profundicen…

Jorge Ramos: ¿No hay intención de nacionalizar absolutamente nada?

Chávez: No, absolutamente nada, incluso hemos dicho que nosotros estamos dispuestos a darles facilidades, aún más de las que hay, a los capitales privados internacionales, para que vengan aquí a invertir en las más diversas áreas, agricultura, agroindustria, petroquímica, industria gasífera, todo lo que es el desarrollo del país, que tenemos un proyecto bastante ambicioso que necesitará de la inversión privada. Y yo aprovecho para hacer un llamado a todo el mundo, yo no soy el diablo, yo soy un hombre que va con los mejores lazos de hermandad a trabajar conjuntamente con todos los países de América Latina, de Norteamérica y del mundo entero.

En los últimos 10 años, el gobierno expropió 3,6 millones de hectáreas. También ha nacionalizado más de una docena de bancos y acaba de amenazar con más si no dan créditos a pequeños agricultores. También pasó a la esfera estatal la empresa nacional de telecomunicaciones, Electricidad de Caracas (principal empresa productora de electricidad) y otras empresas, incluyendo un parking de Caracas. También cerró medios de comunicación opositores y les hace la vida imposible a los que subsisten. .

En los 13 años de gobierno de Hugo Chávez también hubo cambios de tipo institucional: se reformó la Constitución y se dio paso a un nuevo orden que todavía está en marcha. Las transformaciones son mayores que las que aparecen a primera vista, incluyendo el armado institucional. Sirva como ejemplo lo que Luisa Estella Morales, presidente del Tribunal Supremo de Justicia, decía en diciembre del 2009: es necesario dejar atrás la “odiosa separación de poderes”. Para ella, la concepción liberal del checks and balances, “no corresponde a la realidad actual y a las necesidades de nuestros países”.

La independencia de la justicia se puso nuevamente en duda estos días, en la apertura del año judicial. Un acto en el que por primera vez hablaba un presidente de la República y en el que fue aplaudido de manera entusiasta por los jueces cuando afirmó que él era el candidato del socialismo y de la independencia y que sus adversarios no ganarían nunca más una elección presidencial.

La presencia de Chávez en América Latina ha tenido otras consecuencias. La Revolución cubana ha logrado sobrevivir a la asfixia del embargo gracias a la ayuda venezolana. Los actuales gobiernos de Bolivia y Ecuador, con procesos internos propios y genuinos, no se explican totalmente sin el liderazgo chavista. Y también es responsable, con la ayuda fundamental de Néstor Kirchner y de Lula, del fracaso del ALCA, el Área de Libre Comercio de las Américas que impulsaba el presidente norteamericano, George Bush. Un dato que marcó un punto de inflexión en las relaciones con los EEUU.

A 20 años del golpe de Chávez