sábado. 27.04.2024
CRÓNICAS DE AMÉRICA LATINA | JAVIER M. GONZÁLEZ

Chile fue una batalla campal

Casi 600 detenidos en un día que recordó las jornadas de protesta contra Pinochet. Fuerzas de carabineros reprimieron este jueves a los miles de estudiantes que se manifestaron por todo Chile a favor de una educación pública gratuita y de calidad. Las marchas habían sido prohibidas por el gobierno, pero las asociaciones de estudiantes y profesores mantuvieron la convocatoria.
Manifestaciones de la noche de ayer por el centro de Santiago (Foto: El Mercurio)
Manifestaciones de la noche de ayer por el centro de Santiago (Foto: El Mercurio)

Los enfrentamientos fueron muy violentos, con los carabineros usando gases lacrimógenos y guanacos (vehículos blindados que lanzan agua con gran presión), mientras que grupos de jóvenes levantaban barricadas, quemaban neumáticos y lanzaban piedras y objetos contundentes contra los carabineros.

Según el gobierno hubo 29 carabineros heridos. No informó sobre heridos entre los manifestantes, pero medios locales informaron que en la Posta Central (centro de primeros auxilios de la capital chilena), fueron atendidos al menos una decena de estudiantes.

Después de las manifestaciones, por la noche empezaron a escucharse cacerolazos en distintos barrios de Santiago, en apoyo a los estudiantes y en repudio a la violencia policial. La presidenta de la Federación de Estudiantes de Chile, Camila Vallejo, al hacer el balance de la jornada, dijo que lo sucedido “demuestra que el gobierno no ha sido capaz de entender la magnitud de este movimiento”. Y pidió la renuncia del ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, por impedir las marchas estudiantiles.

Dos diputados opositores, Gabriel Silber y Ricardo Rincón, ambos de la DC, entregaron una carta al ministro del Interior rechazando su decisión de no autorizar las marchas y, ante la eventualidad de que se produjeran heridos, responsabilizar al gobierno “por no entender que la represión y la limitación de los derechos básicos no es el camino”.

Aunque los estudiantes habían anunciado que hoy, viernes, darían su respuesta al plan de 21 puntos presentado por el gobierno sobre la política educativa, anoche ya anunciaron que la respuesta es negativa. Además dieron un plazo de seis días al gobierno para que “reflexione, haga análisis y desde allí plantee una nueva propuesta”. Este emplazamiento ya ha sido rechazado por impropio por el gobierno. Los estudiantes seguirán movilizados y convocaron a un paro nacional para el próximo martes, 9 de agosto.

Algunas reacciones desde las filas del gobierno muestran la peor cara de una derecha que no ha logrado dejar atrás su pasado pinochetista. “Hay miembros de la zurda que quieren terminar con el gobierno (…) Hay estudiantes de esa misma zurda que no quieren ir a clases porque quieren ir a estudiar a Cuba”, dijo Carlos Larraín, presidente de Renovación Nacional.

El portavoz del gobierno, Andrés Chadwick, al justificar la prohibición de las manifestaciones, dijo que los estudiantes no son dueños del país: “no podemos ser presos, como sociedad, de que solo valen los derechos de los estudiantes a manifestarse”.

Para la revista chilena El Periodista, la de ayer fue la jornada más difícil para el presidente Piñera, desde que asumió en marzo de 2010. Tras la encuesta de la privada Adimark, que esta misma semana situó su popularidad en solo 30 %, el Centro de Estudios Públicos (CEP) fue aún más severo: el período junio-julio mostró una aprobación de sólo un 26 %, mientras que el rechazo aumentó a 53 %. De esta forma Piñera es el presidente peor evaluado en la historia de la encuesta CEP.

Chile fue una batalla campal