viernes. 29.03.2024
independencia

Los fundadores de la nación americana fueron puritanos que se enfrentaron a la autoridad real y se embarcaron rumbo a América, llegando en el “My Flower” a las costas de Massachusetts en 1620

@Montagut5 | En este trabajo pergeñamos unas líneas generales sobre la Revolución Americana. En este proceso histórico coinciden dos aspectos: una Revolución y un proceso de independencia que desembocó en la creación de un nuevo país, los Estados Unidos. Fue un acontecimiento de gran impacto en la Europa del momento no sólo porque nació un nuevo Estado, sino, sobre todo, por las innovaciones que aportó: instauración de una República formada por una federación de Estados, promulgación de una Constitución, instauración de una clara división de poderes y reconocimiento de una serie de derechos, considerados fundamentales. Pero, además, inició el ciclo de Revoluciones liberal-burguesas en Europa y también fue un ejemplo para los procesos de independencia de las colonias de la América hispana y portuguesa.

A partir del siglo XVII, los colonos británicos, movidos por diversos intereses (económicos, religiosos, etc.), comenzaron a descubrir las posibilidades de asentarse en América del Norte. Se dieron sucesivas migraciones y se fueron creando colonias. La primera fue Virginia en el año 1607 y la última, Georgia en 1732. En el siglo XVIII había trece colonias británicas en la costa este de América del Norte. Constituían un territorio extenso y rico, con unos dos millones de habitantes. Gozaban de amplia autonomía política. Gran Bretaña había establecido con las colonias el denominado “pacto colonial”, por el cual la metrópoli monopolizaba las actividades comerciales, mientras que los colonos, que suministraban materias primas, carecían del derecho a instalar determinadas industrias que podían perjudicar a las británicas.

Por otro lado, en las colonias americanas se había fraguado una mentalidad propia que tendría mucha importancia cuando estallase la Revolución. Esta mentalidad era fruto de la mezcla de diversos aspectos religiosos del puritanismo de una parte de sus habitantes, es decir, un conjunto de ideales calvinistas de austeridad, laboriosidad y democráticos. En este sentido, tenemos que recordar que los conocidos como fundadores de la nación americana fueron puritanos que se enfrentaron a la autoridad real y se embarcaron rumbo a América, llegando en el “My Flower” a las costas de Massachusetts en 1620. Pero, además, esa mentalidad tenía componentes propios del espíritu de frontera y del ejercicio de la autonomía. Sus rasgos principales eran el individualismo, el sentimiento igualitario y el espíritu participativo.

Al terminar la Guerra de los Siete Años, Gran Bretaña decidió que las colonias americanas debían contribuir económicamente al esfuerzo bélico a través de una serie de impuestos sobre algunos productos de importación. Esta decisión generó protestas y el boicot a las mercancías británicas, ya que los colonos consideraban que, al no tener representación en el Parlamento británico, no podían participar en la toma de decisiones sobre sus impuestos. El gobierno inglés retiró las tasas sobre el azúcar, el vidrio, el plomo y el papel sellado, pero no así el impuesto sobre el té, que no era muy elevado, pero las autoridades británicas lo mantuvieron para demostrar a las colonias su derecho a fijar impuestos. En respuesta, las colonias promovieron un boicot al té, que culminó con el famoso Motín del Té, cuando un grupo de colonos arrojaron al mar el cargamento de los barcos anclados en el puerto de Boston la noche del 16 de diciembre de 1773, como protesta. Los británicos cerraron el puerto y suprimieron las libertades políticas de la ciudad de Boston. Los representantes de los colonos se reunieron en el Congreso de Filadelfia y acordaron no importar ni comprar productos ingleses, así como organizar milicias armadas.

La guerra comenzó en abril de 1775, tras el fracaso de las negociaciones que mantuvieron en Londres el gobierno británico y Benjamin Franklin, representante del Congreso de Filadelfia. La colonia de Virginia proclamó el 1 de junio de 1776 su independencia, promulgó una Declaración de Derechos y una Constitución. En la Declaración se recogían derechos como el de la igualdad ante la ley, la vida, la libertad, la propiedad y la seguridad. Además, se reivindicaba la soberanía nacional y el bien común como objetivos de los gobernantes. La iniciativa de Virginia precipitó la proclamación de la Declaración de Independencia de las Trece Colonias el día 4 de julio de 1776, que se convirtieron en los Estados Unidos de América. En el preámbulo de la Declaración, redactado por Thomas Jefferson, se establecía el derecho a independizarse cuando un gobierno se convertía en tiránico. La Declaración fue rechazada por Londres. Los colonos, comandados por George Washington, organizaron un ejército. La guerra duró más de cinco años y despertó las simpatías de los que luego serían revolucionarios en Francia y en otros países europeos. En los primeros años parecía que los británicos ganarían la contienda, pero el conflicto se complicó cuando Francia reconoció la independencia de los Estados Unidos y consiguió el apoyo de España. Ambas monarquías pretendían luchar contra el poderío británico. Al final, el ejército británico tuvo que capitular el 19 de octubre de 1781 en Yorktown.

En 1787 se elaboró y aprobó una Constitución, la primera escrita de la Historia

El Tratado de París de 1783 selló el final de la guerra. Gran Bretaña reconoció la independencia de los EEUU y se establecieron sus fronteras. En Filadelfia se reunió una convención formada por delegados con poderes constituyentes. Al final, se elaboró y aprobó en 1787 una Constitución, la primera escrita de la Historia. Se estableció la soberanía popular, se estableció una forma de Estado republicana federal, con un doble poder, uno federal y el de cada Estado. Se recogían derechos fundamentales: libertad religiosa, de imprenta (expresión) y de reunión, y el derecho a no ser detenido arbitrariamente (habeas corpus). En relación con la organización de los poderes federales se estableció un poder legislativo que residiría en el Congreso y que aprobaba leyes, votaba los impuestos y decidía sobre la admisión de nuevos estados a la Unión. Se compondría de dos cámaras: la Cámara de Representantes, cuyos miembros serían elegidos según el peso demográfico de cada Estado, y el Senado, integrado por dos senadores por Estado. Los congresistas y senadores disfrutarían de inmunidad, es decir, no podrían ser juzgados durante el desempeño de sus cargos sin autorización del legislativo. El poder ejecutivo era elegido por elección indirecta por un colegio de delegados. Sería ejercido por cuatro años por el presidente de la República. Tendría amplios poderes y podía vetar leyes, pero no podía disolver el Congreso ni declarar la guerra. El primer presidente sería George Washington. Y, por fin, el poder judicial radicaría en el Tribunal Supremo, compuesto por jueces vitalicios, nombrados por el presidente y debía vigilar la aplicación de la Constitución y juzgar las disputas entre los estados. Estados Unidos ha conservado a lo largo de su historia la misma Constitución, pero ha sido modificada mediante enmiendas.

Los Estados conservaron cierta autonomía; no podían dividirse ni unirse entre sí, aunque se aceptaban nuevas incorporaciones. Aún así, nació una cierta disputa entre los partidarios del fortalecer el poder federal y los de potenciar la autonomía de los Estados. De hecho, la aprobación de la Constitución fue ajustada en algunos Estados, como el de Virginia. Pero se puede decir que en los primeros años del siglo XIX el sistema político estaba consolidado y con unos nacientes partidos políticos.

El nacimiento de los Estados Unidos