jueves. 18.04.2024
@jgonzalezok y @gab2301 | Veinte años después de llegar al poder por primera vez, Luiz Inázio Lula da Silva inició este domingo (1) su tercer mandato como presidente de Brasil exhortando a la reconstrucción del país después de cuatro años de gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro. “Hoy, después del terrible desafío que superamos, debemos decir: democracia para siempre”, afirmó Lula al ser juramentado en el Congreso. Después, un simbolismo inédito y emocionante marcó la ceremonia en el Palacio de Planalto, sede del Ejecutivo. Con la ausencia de Bolsonaro, que se negó a cumplir el rito democrático de traspaso del poder, Lula recibió la banda presidencial de una mujer, un negro, un indígena, un niño y una persona con capacidad reducida, simbolizando al “pueblo brasileño”. 

En su discurso ante una multitud, que transformó Brasilia en una gran fiesta, Lula pidió la unión de los brasileños. “A nadie interesa un país eternamente en pie de guerra, es hora de que retomemos lazos con amigos y familiares, rotos por los discursos de odio y la diseminación de tantas mentiras”, dijo Lula. 

El presidente prometió mirar para adelante y no hacia el pasado, pero no dejó de enfatizar la herencia dejada por el castrófico gobierno de Bolsonaro, calificando como terrible el diagnóstico que hizo el gabinete de transición sobre la herencia que recibirá el gobierno: “Vaciaron los recursos de salud, desmantelaron la Educación, la Cultura, la Ciencia y la Tecnología, destruyeron la protección del Medio Ambiente, no dejaron recursos para comedores escolares, vacunas, seguridad pública, protección forestal, asistencia social”. Añadiendo: “Nunca antes se habían malversado tanto los recursos del Estado en beneficio de un proyecto autoritario de poder. Nunca la máquina pública estuvo tan alejada de los controles republicanos”.

Lula recibió la banda presidencial de una mujer, un negro, un indígena, un niño y una persona con capacidad reducida, simbolizando al “pueblo brasileño”

Anunció que las primeras acciones del nuevo gobierno tienen como objetivo rescatar a 33 millones de personas del hambre y rescatar de la pobreza a más de 100 millones de brasileños, “que han llevado la parte más dura del proyecto de destrucción nacional que hoy termina”.

Lula recordó la gestión de la pandemia del mandatario saliente, calificó de genocidio el manejo de la crisis y se solidarizó con los familiares de las casi 700.000 víctimas del Covid, cosa que no hizo nunca Bolsonaro. Recordando que Brasil fue uno de los países del mundo con mayor número de muertos por el Covid, en proporción a la población, y siendo uno de los países mejor preparados para enfrentar emergencias sanitarias, Lula señaló que esa paradoja “solo puede explicarse por la actitud criminal de un gobierno negacionista, oscurantista e insensible a la vida. Las responsabilidades de este genocidio deben ser investigados y no deben quedar impunes”. En ese momento, la multitud que asistía a la ceremonia frente al palació, gritó de forma unánime: “No habrá amnistía”. 

El ex mandatario enfrentará diversas investigaciones a partir de este momento, ya que perdió el foro privilegiado que tenía como presidente. Y una de ellas es, justamente, la que tiene que ver con la difusión de noticias falsas sobre el Covid, condenando el uso de máscaras y las vacunas. Bolsonaro abandonó el país 48 horas antes del fin del mandato y viajó a Orlando, en los Estados Unidos, donde deberá permanecer por lo menos dos meses, según alguno de sus asesores. 

Lula vuelve al poder con 77 años, 12 años después de su último mandato y después de haber pasado 580 días preso acusado de corrupción. En aquel momento muchos apostaban al fin de su carrera política. Lula permaneció en la cárcel entre abril de 2018 y noviembre de 2019. En este período fue inhabilitado para disputar las elecciones presidenciales del 2018, en las que figuraba como favorito en las encuestas. La disputa fue vencida por Bolsonaro, que llevó la extrema derecha al poder en Brasil, por primera vez desde el fin de la dictadura militar. El año pasado su condena fue anulada, posibilitando su candidatura en el 2022. 

Las primeras acciones del nuevo gobierno tienen como objetivo rescatar a 33 millones de personas del hambre y rescatar de la pobreza a más de 100 millones de brasileños

Lula volvió triunfalmente al poder liderando un frente amplio de partidos que se unió para derrotar a la extrema derecha bolsonarista. Esta articulación se refleja en la composición del gobierno, con 37 ministerios, siendo el más diverso que ha tenido hasta ahora Brasil. La mayoría de los puestos clave, como el ministerio de Economía, están ocupados por el PT (Partido de los Trabajadores) de Lula. Pero Lula contempló a partidos aliados, muchos de los cuales fueron críticos de sus gobiernos pasados. Además de la amplitud del espectro político, su gobierno contempla también sectores de la sociedad marginalizados por el gobierno anterior. Un ejemplo es la creación del Ministerio de Pueblo Indígenas, que será comandado por la líder indígena Sonia Guajajara. 

La ceremonia de asunción del tercer mandato de Lula estuvo marcada por la emoción y los simbolismos. El presidente lloró varias veces al hablar de la desigualdad social, de la pobreza y el hambre, que volvió a Brasil. Brasilia, la capital del país, fue tomada por un mar de personas vestidas de rojo, el color del Partido de los Trabajadores, que los seguidores de Bolsonaro intentanron demonizar en los últimos cuatro años. 

El presidente subió la rampa del Palacio de Planalto -uno de los momentos tradicionales del momento inaugural de las presidencias- al lado de un grupo de brasileños que le entregaran la banda presidencial. Junto con ellos estaban la primera dama, Janja y la mascota de la pareja, Resistencia Lula da Silva. Un perro callejero que se juntó al grupo de seguidores de Lula que acamparon ante la cárcel de la Policía Federal, en Curitiba, durante los 580 días de su prisión. Resistencia fue adoptado en cuanto Lula salió en libertad. 

Lula hizo el tradicional trayecto entre la Catedral y el Congreso en un coche descubierto y sin chaleco antibalas, a pesar de que había preocupación por su seguridad

También llamó la atención uno de los encargados de la seguridad personal de Lula, que lo acompañó de cerca durante todo el día. Se trata del agente de la Policía Federal, que fue su carcelero en la prisión de Curitiba. Los dos establecieron una relación de amistad y confianza, que perduró después de su liberación. 

Lula hizo el tradicional trayecto entre la Catedral y el Congreso en un coche descubierto y sin chaleco antibalas, a pesar de que había preocupación por su seguridad, después del reciente atentado fallido en Brasilia y las amenazas de grupos bolsonaristas radicales. La Policía Federal derribó al menos cuatro drones que volaban por al Explanada de los Ministerios. Aunque no se comprobó que representaran un peligro, carecían de permiso de vuelo. 

La primera disposición fue acabar con los decretos del gobierno de Bolsonaro que liberaron la compra y posesión de armas de fuego

En un hueco entre las ceremonias oficiales Lula comenzó a gobernar de manera efectiva, tomando 13 decisiones, en forma de decretos y otro tipo de medidas. La primera disposición fue acabar con los decretos del gobierno de Bolsonaro que liberaron la compra y posesión de armas de fuego. El nuevo decreto suspende el registro de nuevas armas para cazadores, coleccionistas y tiradores (CCAs, por sus siglas en portugués), prohíbe la autorización hasta nueva orden de nuevos clubes de tiro, reduce el número de armas que puede tener un ciudadano común, prohíbe la práctica de tiro deportivo a los menores de 18 años, autoriza el porte de armas solo a quien justifique la necesidad, y ordena que se vuelvan a registrar todas las armas adquiridas desde 2019, gracias a los decretos de Bolsonaro. 

Otra medida que tiene que ver con la calidad democrática es la vigencia inmediata y efectiva de la Ley de Acceso a la Información y el funcionamiento del Portal Transparencia. Otro decreto firmado por Lula da un plazo de 30 días para que la Contraloría General de la Unión estudie los decretos de Bolsonaro que colocó bajo secreto de 100 años cuestiones relativas a su gestión y a temas personales relativos a él mismo y a sus familiares. 

Lula promete “democracia para siempre” al iniciar su tercer mandato