sábado. 27.04.2024

En un reciente artículo publicado en nuevatribuna.es, opinaba que Israel estaba fracasando en su objetivo estratégico de forzar la expulsión de Gaza de la mayoría de la población palestina hacia el Sinaí egipcio y la diáspora mundial -para lo que es imprescindible la simultánea destrucción de los aparatos político y militar de Hamás- ya que, uno, ni se ha producido, ni se está produciendo, ni parece haber visos de que se pueda llegar a producir dicho éxodo (nueva nakba), que Egipto rechaza de forma contundente con el apoyo tácito, cuando no explícito, del resto de los países de la zona y de sus países protectores (Estados Unidos y europeos). 

Dos, una solución, nueva nakba, que tampoco parece atraer a los propios gazatíes, que bien conocen los efectos devastadores de la anterior (1947-1948). 

Y tres, tampoco se está produciendo la imprescindible destrucción simultánea de los aparatos político y militar de Hamás. Desde luego, del aparato político, no, cada vez más popular y con más partidarios en Cisjordania, según nos van mostrando las encuestas y la realidad cotidiana (Gaza no está como para ir preguntando), y con cada vez más apoyo exterior, como intentaré argumentar a continuación.

Israel estaba fracasando en su objetivo estratégico de forzar la expulsión de Gaza de la mayoría de la población palestina hacia el Sinaí egipcio y la diáspora mundial

Ni del aparato militar (sus propias katibas de Izz al-Din al-Kassam, las de la Yihad Islámica y las de otras organizaciones armadas islamistas y nacionalistas presentes en la Franja) tampoco, el cual, aunque indudablemente debilitado y mermado, sigue manteniendo una férrea defensa de la Franja tras más de tres meses de resistencia. El periodo más largo de tiempo que los palestinos e incluso los Ejércitos de los países árabes (Egipto, Jordania, Irak y Siria) han logrado resistir los embates de las poderosas, bien adiestradas y tecnificadas Fuerzas de Defensa de Israel en sus muchas guerras y operaciones desde 1948. Además, para Hamás, recuperar está capacidad de combate asimétrico es sólo una cuestión de tiempo y dinero. Voluntarios para sus katibas no les van a faltar mientras Israel siga ocupando Palestina o alguna parte de ella.

Un fracaso indisolublemente unido (por ser su recíproco) al éxito de la estrategia de su contrincante. Indudablemente no es posible saber, especialmente desde mi personal situación, cuya única fuente de información son los medios de comunicación y mi antigua manía de analizar este tipo de situaciones, si lo que está pasando es lo que conscientemente planeaba Hamás cuando decidió llevar a cabo su ataque del 7 de octubre del pasado año 2023. Pero lo fuera o no, lo cierto es que está ocurriendo: mantener la colonización de Cisjordania y Gaza (cada una con sus formas), es decir, de Palestina, se le está presentando a Israel, según avanza la guerra, cada vez más difícil.

Porque mientras va ganando progresivamente la guerra en Gaza (los combates en el interior de la Franja) está, al mismo tiempo, perdiendo la cada vez más internacionalizada guerra de Gaza, en la que se va viendo cada vez más aislada hasta el punto de que incluso sus más fervientes protectores, Estados Unidos y algunos otros países del ámbito OTAN+, empiezan a exigirle que acepte la solución de dos Estados, expresión con la que se suaviza la realidad de una Palestina libre e independiente, es decir, descolonizada.

¿Era ésta la estrategia concebida por Hamás con su ataque del 7 de octubre de 2023? No lo sabemos (no lo sé), pero lo sea o no, le está saliendo francamente exitosa. 

En un principio, Hamás fue criticado y condenado de forma generalizada por su ataque terrorista y su captura de rehenes, induciendo la rápida entrada en el conflicto de Estados Unidos como cooperador necesario al abastecer de armamento y munición y de apoyo diplomático a Israel. La brutal respuesta israelí contra la población palestina y el despliegue de dos portaaviones (con sus correspondientes grupos de combate) estadounidenses en el área impulsan la incorporación armada contra Israel de milicias del ámbito del Frente de Resistencia islámico encabezado por Irán: Hezbolá desde el Líbano y el Yemen hutí desde su territorio. Intervención a la que Estados Unidos contesta con la creación de la Operación Guardián de la Prosperidad (ocho países OTAN y tres no OTAN), desde la cual Estados Unidos y el Reino Unido bombardean Yemen. 

Empieza a imponerse la teoría de “los dos Estados” que implica la descolonización de Palestina y fronteras internacionales

En estas circunstancias, las diversas Resoluciones que se aprueban o pretenden aprobarse en la Asamblea General y en el Consejo de Seguridad de la ONU, cuyos principales responsables son cada vez más críticos con las actuaciones de Israel, muestran un cada vez mayor y mayoritario respaldo a dichas críticas, que Estados Unidos y Reino Unido, con su capacidad de veto en el Consejo de Seguridad impiden que puedan transformarse en medidas de obligado cumplimiento.

Empieza a imponerse la teoría de “los dos Estados” (que implica la descolonización de Palestina y fronteras internacionales), a la que se incorporan primero algunos Estados europeos (España, Bélgica e Irlanda) e incluso acaban incorporándose los propios Estados Unidos. Y para rematar la faena, Sudáfrica presenta ante la Corte Internacional de Justicia una demanda de genocidio de Israel en la franja de Gaza, progresivamente apoyada por cada vez más países. Israel y el núcleo duro de los países del ámbito OTAN+ han quedado aislados, a expensas de que China y Rusia (dos importantes posturas en el tablero internacional) decidan si inclinan la balanza hacia “los dos Estados” y la demanda de genocidio, la inclinan a mantener vivo el conflicto palestino y, en consecuencia, la colonización de Palestina o mantienen su equidistante silencio para que sus consecuencias no acaben salpicándoles de alguna forma. 

Puede que Palestina nunca haya estado tan cerca de su libertad y de su independencia. Si llegar a esta situación como se ha llegado, internacionalizando la guerra e involucrando al resto del mundo, fue la estrategia prevista por Hamás el 7 de octubre o le ha venido sobrevenida, quizás nunca se sepa. Pero ocurrir, está ocurriendo. 

Lo que no quiere decir que el contencioso esté resuelto. Porque, qué significa “dos Estados con fronteras internacionales, internacionalmente establecidas”. ¿Las fronteras de 1947 establecidas en el Acuerdo de Partición de la ONU? ¿Las de 1967 acordadas en los Acuerdos de Oslo, que crean la Autoridad Nacional Palestina con importantes restricciones a su capacidad de administración, de control territorial y de seguridad subordinada a la de Israel? ¿Las de las sucesivas negociaciones posteriores para remodelar Oslo, en las que en cada una, el territorio israelí se incrmentaba y el palestino menguaba?  

Puede que Palestina nunca haya estado tan cerca de su libertad y de su independencia

Y porque, mientras la Carta Fundacional de Hamás cita expresamente que “la yihad por la liberación de Palestina es una obligación individual de todo musulman” porque “cuando un enemigo usurpa tierra musulmana, la yihad es un deber de todo musulman mientras la usurpación dure”, la Ley del Estado-Nación israelí de 2018, que define a Israel “como el Estado-Nación del pueblo judío”, establece que “el derecho a ejercer la autodeterminación es exclusivo del pueblo judío”, “con Jerusalén, completa y unida, como la capital de Israel” y que el Estado-Nación israelí considera “el desarrollo de los asentamientos judíos como un valor nacional que alentará, promoverá y consolidará”.

Materializando así, su concepto de dos Estados: 1/ aceptación internacional de Israel como un Estado judío con capital en un Jerusalén completo y unido, 2/ Estado palestino desmilitarizado con restricciones acordadas en el ámbito de la seguridad, 3/ ausencia de tropas internacionales en Palestina, y 4/ control securitario exclusivo de Israel de la orilla occidental del Jordán.

Con estos mimbres es con los que la comunidad internacional tiene que construir el cesto de la tan cacareada solución de dos Estados sin dejar tirados ni a Israel (Carta Fundacional de Hamás) ni a Palestina (Ley de Estado-Nación judío y su concepción de la fórmula de los dos Estados).

Guerra de Gaza. Situación y perspectivas