jueves. 25.04.2024

Brasil llega a las presidenciales en un contexto de polarización política sin precedentes en su historia. Según los últimos sondeos no habría segunda vuelta, ya que todo hace suponer que Ignacio Lula da Silva se impondría por mayoría. Sin embargo Bolsonaro no está dispuesto a dejar el poder y ha movilizado a sus seguidores con el fin de interceder en el proceso democrático para impedir que el líder del Partido de los Trabajadores asuma la presidencia si es que el próximo domingo se confirma lo que hasta el momento indican todas las encuestas. 

Desde Río de Janeiro, ciudad en la que realiza un seguimiento de la campaña de cara a las presidenciales, el español Gabriel Bayarri afirma que “Bolsonaro personalmente ha transmitido el mensaje de que si en estas elecciones no consigue el sesenta por ciento de los votos, no va a reconocer el resultado electoral”.

Formado en la Universidad Complutense de Madrid, Bayarri es, además de investigador y escritor, Doctor en Antropología y Sociología especializado en fascismos latinoamericanos por las universidades de Londres y Madrid. 

Durante una entrevista concedida al programa radial de Podemos Exterior “Cenizas de Babilonia, Diáspora Española” (AM 570 Radio Argentina), Bayarri se refirió a las circunstancias excepcionales en las que el país sudamericano llega a las elecciones. “Brasil en este momento está viviendo un momento histórico en el que hay una disputa central entre Bolsonaro, del Partido Liberal; y Lula, del Partido de los Trabajadores. Por detrás de estas dos figuras tan emblemáticas está Ciro Gómez, del partido Democrático de los Trabajadores. La situación de esta campaña polarizada en la que nos encontramos tiene mucho que ver con el tipo de convulsiones que el país ha tenido desde el año 2013, cuando empezaron las grandes manifestaciones tras el terremoto judicial de la Operación Lava Jato, el impeachment contra Dilma Rousseff, la propia intervención militar en el Estado de Río de Janeiro. Todo esto ante una visión de un Brasil que parecía armonioso, el Brasil de los eventos olímpicos”. 

Los mensajes de odio contra el candidato del PT se multiplican en las redes sociales. Es la estrategia común implementada por la ultraderecha de la región

Bayarri sostiene que la condena que en 2018 impidió a Lula da Silva su candidatura es un claro ejemplo del lawfare característico en América Latina, “de la instrumentalización de la justicia, la militarización de la esfera pública y el apoyo de grandes grupos mediáticos que ha provocado la rabia y el odio que ahora se le tiene al Partido de los Trabajadores y en concreto a la figura de Lula”.

La campaña está llegando a su recta final. Los mensajes de odio contra el candidato del PT se multiplican en las redes sociales. Es la estrategia común implementada por la ultraderecha de la región. “Esta campaña se está desarrollando por un lado en redes sociales, igual que ocurrió en 2018. Hay mensajes como Lula te va a quitar la casa, Lula está contra la propiedad privada, Las manifestaciones del PT están financiadas y te dan bocadillos de mortadela o te pagan unos cuántos dólares por asistir a los actos electorales, Lula quiere llenar al país de bandidos, etc, etc. Esto a nivel de redes sociales, en donde se observa este tipo de polarización. Luego, en los eventos concretos, hay por ejemplo marchas en motocicletas de simpatizantes de Bolsonaro en donde se utiliza esa imagen para extrapolarla a un supuesto apoyo en todo el país, pero sin que este dato sea concreto”, añade Bayarri. 

Esta polarización no es u fenómeno reciente, aunque ahora está teñida por acciones extremas. “Ahora es un momento crítico en el que esta dicotomía entre el PT y Bolsonaro queda muy clara. Bolsonaro en 2018 sufrió una puñalada, Lula estaba en prisión; en las últimas semanas han muerto tres personas en manos de bolsonaristas”.

La intención de voto le da a Lula el 47 por ciento para este primer turno del próximo domingo, frente al 33 de Bolsonaro

Bolsonaro personalmente ha transmitido el mensaje de que si en estas elecciones no consigue el sesenta por ciento de los votos, no va a reconocer el resultado electoral. Bolsonaro hace una crítica al sistema de voto electrónico en el que supuestamente habría un falso funcionamiento, una corrupción en su estructura. Lo cierto es que en los datos del Instituto Datafolha se observa que la intención de voto le da a Lula el 47 por ciento para este primer turno del próximo domingo, frente al 33 de Bolsonaro. “Lula podría ganar en primera vuelta. Le saca a Bolsonaro una enorme diferencia entre la facción de la sociedad postergada que cobra muy poco dinero”, sostiene Bayarri.

Lula y el PT han sido acusados de llevar a Brasil el comunismo a pesar de que es sabido que el tipo de políticas implementadas durante su gobierno han sido de corte neokeynesianas. Bayarri recuerda que “Lula ha conseguido el apoyo de grupos banqueros, de la industria nacional, e incluso de algunos de los miembros del establishment de Brasil”. 

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Gabriel Bayarri | Investigador español 

El líder del PT ha enviado un claro mensaje de reconstrucción social, mientras que Bolsonaro apela a la polarización y al enfrentamiento del “enemigo” representado en Lula y sus seguidores. “El actual presidente de Brasil no ha dudado en enaltecer a la dictadura militar, en reavivar la idea de la pena de muerte, en defenestrar a los indígenas y a la Comunidad LGBT. Ahora pretende llegar a estas clases populares que están interesadas en Lula, aunque su discurso sigue orientado hacia el odio”

Bolsonaro es producto de un fenómeno internacionalizado, el resultado del ascenso de la extrema derecha en Latinoamérica. “Hay que entender que Bolsonaro es un militar que resalta el discurso de la militarización de la esfera pública. Hay que entender, además, que se trata de una extrema derecha que ha juntado el tradicionalismo con este discurso neoliberal. Esto mismo se puede observar en otros países, aunque en Brasil el discurso de Bolsonaro está avalado por las élites y las clases económicas más elevadas. Parte de la justificación para que esto funcione es que la elite no ha permitido el avance de una serie de derechos de las minorías”

Lo que Bolsonaro ha conseguido hacer es poner a varios grupos de intereses sin conexión; lo que llaman Las Tres B: el buey, la bala y la Biblia

Brasil fue el último país de América Latina que abolió la esclavitud. Y esto permite que ciertos tipos de discursos muy orientados hacia esa forma de apropiación de una serie de recursos del país, estén normalizados. “Hay una serie de metáforas como formas de pensamiento. Por ejemplo las metáforas que el bolsonarismo utiliza son interesantes. Se habla del Brasil por encima de todo, Dios por encima de todos. Es decir que habría una jerarquización que conduciría hasta la propia idea divina. Otra metáfora que se utiliza es Mi partido es Brasil; es decir, se instala la idea de que no hay partidos políticos y que por encima de eso está la propia nación. Es un tipo de patriotismo que trataría de utilizar elementos anti establishment y apolíticos. La idea de poner orden en la casa es otra de las metáforas. Brasil es entendido como una especie de propiedad privada en la que habría que recuperar el orden perdido. O la típica frase de Bolsonaro que reza Bandido bueno es bandido muerto, que significa que hay que establecer un proyecto punitivito. Estas son particularidades en el sentido de que este mismo discurso tan intensamente agresivo no sería entendido en otros países en los que las extremas derechas también están operando. Sería difícil imaginar que en un país nórdico europeo estas metáforas tuvieran un espacio en el entendimiento de la política nacional. Esto tiene que ver con el contexto colonial de Brasil en el que existen espacios para estos discursos”, remarca Bayarri.

“Yo creo que lo que lo que Bolsonaro ha conseguido hacer -y esto es una de las particularidades de la extrema derecha brasileña- es poner a varios grupos de intereses sin conexión; lo que llaman Las Tres B: el buey, la bala y la Biblia. Es decir, a la industria agropecuaria, que es además la que tiene relación con la cuestión medioambiental en el Amazonas; la bala, que representa a la industria armamentística y militar; y la Biblia, es decir, el evangelismo brasileño. Un bloque de poder y de intereses que el bolsonarismo compone y que ha conseguido articular”.

Bolsonaro no va a reconocer los resultados electorales