lunes. 29.04.2024

En los medios digitales españoles estos días se ha hecho un seguimiento de la historia del minisubmarino hundido en una visita de multimillonarios a los restos del Titanic. Este seguimiento ha sucedido de igual manera, o incluso de manera más desproporcionada en Reino Unido. Pan y circo.

Hace una semana se hundió frente a las costas griegas un barco pesquero con una cantidad que aun hoy se desconoce de ciudadanos que buscaban llegar a Europa para lograr un futuro mejor.

Ellas y ellos pagaron con todo lo que tenían por un billete en un barco inseguro, que iba lleno por encima de sus posibilidades y finalmente su sueño de llegar a tierra europea se frustró a 50 millas de su destino y no creo que países y organizaciones privadas hicieran mucho esfuerzo por llegar a salvarlos… miraron hacia otro lado.

Pero no hay que irse tan lejos, y en nuestras aguas mueren cientos de personas mientras ciertas autoridades tratan de pasarse la “patata caliente” con gobiernos vecinos mostrando la falta de empatía y de humanidad. Los pocos casos que llegan a los medios de comunicación son la punta del iceberg de todos aquellos hundimientos y perdidas de vida que desconocemos suceden a diario.

Los pocos casos que llegan a los medios de comunicación son la punta del iceberg de todos los hundimientos y perdidas de vida que suceden a diario

Nos preocupa más la vida de 5 personas multimillonarias que asumen un viaje con grandes riesgos por su necesidad de, a cambio de una pequeña parte del dinero del que poseen, lograr diferenciarse aun más de las experiencias del resto de la humanidad,

El mismo riesgo lo asumen los astronautas millonarios que logran subirse a una de esas expediciones para ver la tierra desde el espacio.

La épica de sus viajes se explica en su capacidad adquisitiva y en su necesidad de demostrar que ellos y ellas pueden hacer algo que la gran mayoría de la población jamás podrán lograr, y cuyo merito está en sus cuentas bancarias.

Cuando el riesgo que toman voluntariamente se traduce en tragedia, todos los países y corporaciones privadas se vuelcan para intentar ayudar con esfuerzos más propios de película de Hollywood.

A veces es la excusa que permite hacer estos ejercicios de rescate aun a sabiendas de que ya no hay nada que rescatar, como ha insinuado James Cameron en alguno de sus últimos comentarios sobre este desastre.

Las vidas de los 5 tripulantes se nos han hecho saber que valen más que las del resto y logran acaparar toda la atención mediática estos días, con esfuerzos económicos para lograr salvarlos que distan de los esfuerzos que se realizan para salvar pateras o barcos que se unen en el Mediterráneo o desde recientemente en el Canal de la Mancha.

Unos mueren buscando notoriedad y exclusividad y otros mueren buscando una vida digna

Unos mueren buscando notoriedad y exclusividad y otros mueren buscando una vida digna, para mí la vida de unos y otros vale exactamente lo mismo. Para los estados y corporaciones ha quedado evidente que no tienen ni de lejos un valor parecido.

Estos dos eventos sirven de símil perfecto para todo lo que sucede a la población a diario y es comparable con la importancia que se da unos u otros ciudadanos según se tenga o no relevancia económica, política o a veces deportiva.

El caso de nacionalización del futbolista Le Normand o el jugador de baloncesto Lorenzo Brown han llenado titulares de prensa por su importancia en el ámbito deportivo.

Nadie discute del derecho de un estado soberano a decidir agilizar la obtención de la nacionalidad española a alguien que ostente ciudadanía extranjera por posibles beneficios en nuestra nación.

Lo complicado del asunto es ver que, ante el submarino con pocos deportistas o millonarios, tenemos transatlánticos llenos de ciudadanía que desciende de españoles que emigraron y que siguen teniendo problemas para acceder a la nacionalidad española.

¿Es justo que un deportista, que a veces no ha llegado a vivir en el país, obtenga la nacionalidad cuando los nietos o nietas de un ciudadano emigrante forzoso no pueden obtener la nacionalidad… incluso con la Ley de Memoria Democrática aprobada?

Los derechos de la ciudadanía sirven de arma arrojadiza y en el caso de las tramitaciones de nacionalidad para descendientes está sirviendo de amenaza por parte de Núñez Feijoo y el Partido Popular.

Han dejado claro que van a derogar una ley que está permitiendo que muchos descendientes puedan recuperar una nacionalidad que nunca se les debería haber negado.

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El barco de los descendientes puede hundirse, y la rapidez para dar cartas de naturaleza a personajes del deporte o a “personas de relevancia” se debería comparar con la rapidez que el Gobierno actuara para atajar problemas que sufren los españoles en el exterior.

Han vuelto los problemas con la venta de citas en el Consulado General de La Habana, así como conocemos la carencia de plantillas y los recursos insuficientes en gran parte de la Red Consular.

Mientras para nacionalizar a un defensa central, los equipos jurídicos de ministerios corren raudos y veloces para muchos otros casos se les cierran puertas

Las dificultades que encuentran aquellos que viven en España y acuden a los Registros Civiles tampoco se han solucionado y contamos con muchos trabajadores de estos registros que desconocen la disposición octava de la Ley de Memoria Democrática y están discutiendo con el Registro Civil Central quien ha de decidir y tramitar estas nacionalidades.

Mientras para nacionalizar a un defensa central, los equipos jurídicos de ministerios, Presidencia del Gobierno y otras instituciones corren raudos y veloces a poner alfombras rojas y lograr en tiempo récord cumplir con todos los requisitos legales, para muchos otros casos se les cierran puertas o simplemente se demoran en buscar soluciones que ni son tan difíciles ni tienen un coste inasumible.

Todos conoceremos a los que logran las cartas de naturaleza e ignoraremos la cantidad de gente que se hunde en la burocracia de los consulados generales y registros civiles y no podrán obtener la nacionalidad por no llegar a tiempo a hacer su solicitud.

Cada caso que quede fuera será culpa de nuestras instituciones y podremos quejarnos de que no se nos trata de igual manera.

La discriminación viene de la mano de como esperan beneficiarse de salvar a uno o a otros.

El submarino de los millonarios, las pateras y los privilegios de algunos