viernes. 29.03.2024
alberto fernandez
 

@jgonzalezok / Tres días después de anunciarse el acuerdo entre el FMI y el gobierno de Alberto Fernández, que salvaba a Argentina de una nueva suspensión de pagos, Máximo Kirchner pateó el tablero y renunció a la jefatura del bloque de diputados, por estar en desacuerdo con la estrategia de la negociación y sus resultados. El acuerdo, presentado por el gobierno como el mejor posible, lleva aparejado un severo ajuste, equilibrando las cuentas públicas, lo que incluye un tarifazo de los servicios. Malas noticias con vistas a la ambición de ganar las elecciones del 2023.

El hijo de la hoy vicepresidenta Cristina Kirchner publicó un comunicado en el que afirma: “Es mejor dar un paso al costado para que, de esa manera, él (el presidente) pueda elegir a alguien que crea en este programa del Fondo Monetario Internacional, no solo en lo inmediato sino también mirando más allá del 10 de diciembre del 2023”, fecha en la que acaba el mandato del presidente Fernández. Rebatiendo al presidente y al ministro de Economía, Máximo Kirchner señaló que “no se puede hablar de una dura negociación, cuando no lo fue, y mucho menos hablar de beneficios”. 

Diversas fuentes aseguran que la madre del joven Kirchner intentó disuadirlo, con la idea de que era mejor dar la pelea desde adentro, ya que el acuerdo tiene que ser discutido y ratificado aún por el Congreso. No hay todavía reacción de Cristina Kirchner al acuerdo, fiel a su estilo de administrar sus silencios y ocupar el centro de la escena. Aficionada en los últimos años al género epistolar, en el gobierno esperan con inquietud una nueva carta que permita dimensionar el alcance de la crisis.

Aunque ya dejó suficientes pistas hasta ahora para saber que coincide con la valoración de su hijo. Horas antes del anuncio del acuerdo con el Fondo y desde Honduras -a donde acudió para asistir a la asunción de la nueva presidenta del país, Xiomara Castro-,  Cristina lanzó artillería pesada contra el Fondo. Y el 27 de noviembre, en una carta publicada en sus redes sociales, la vicepresidenta advertía: “La definición que se adopte y se apruebe, puede llegar a constituir el más auténtico y verdadero cepo del que se tenga memoria para el desarrollo y el crecimiento con inclusión social en nuestro país”.

Las elecciones parlamentarias de fines del año pasado, en las que el gobierno sufrió una clara derrota -incluyendo la pérdida de la mayoría en el Senado, que el peronismo dominaba desde 1983- ya habían adelantado el conflicto interno. Cristina Kirchner provocó otra crisis, obligando al presidente a una remodelación del gobierno, responsabilizando a Alberto Fernández por la derrota.

Versiones periodísticas reproducen estos días un reciente diálogo entre Máximo Kirchner y el presidente, en el que el primero le deja claro que no estuvo de acuerdo con la decisión de su madre de ofrecerle la candidatura presidencial, y que tampoco aprobaba la negociación con el FMI.

En la discusión en el Congreso del pre acuerdo anunciado el pasado sábado (29 de enero) la posición del kirchnerismo será colocar a la oposición en el trance de explicar y justificar el regreso del FMI al país, mediante el préstamo otorgado al gobierno de Macri. Queda por ver quién asume el cargo dejado vacante por Máximo Kirchner y cómo votarán los parlamentarios que responden al kirchnerismo duro. Se trata de una veintena de diputados cuyo voto es fundamental para sacar el acuerdo adelante.

La oposición, que un principio saludó el acuerdo con el FMI, podría no acompañar si una parte del propio gobierno no lo hace. El dirigente opositor Alfredo Cornejo subrayó que hay un problema de gobernabilidad: “Acá se creó un Frente para ganar elecciones, sin un programa de gobierno, sin coincidencias y ahora hay un problema de gobernabilidad que genera el propio Frente de Todos y no puede hacerse cargo la oposición de un acuerdo que hizo íntegramente el gobierno de Alberto Fernández”. También reclamó que la vicepresidenta tome decisiones, ya que fue ella la que construyó el actual mecanismo de poder y puso al candidato a presidente: “Llevan dos años de gobierno, tienen que tomar decisiones y el tema del Fondo es una de las tantas decisiones que tienen que tomar”. 

Los sectores que responden al kirchnerismo quieren despegarse del presidente para no pagar el costo político del ajuste

En cualquier caso está claro que los sectores que responden al kirchnerismo quieren despegarse del presidente para no pagar el costo político del ajuste. Hay dudas sobre el alcance de una eventual rebeldía interna. Cabe recordar que en mayo del año pasado el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, se atrincheró en el cargo ante el pedido de renuncia del ministro de Economía, Martín Guzmán, y del propio presidente. Apoyado por el kirchnerismo duro, logró mantenerse en el cargo y no obedeció la orden de presentar un plan para segmentar las tarifas de luz, permitiendo aumentos de acuerdo a la capacidad del contribuyente. Como el subsidio a las tarifas es un dogma para Cristina Kirchner, ésta ejerció su poder y desautorizó al ministro y al propio presidente frente a un cargo menor en el esquema del gobierno, pero militante de La Cámpora, la organización interna del peronismo que reúne a los kirchneristas más fieles a Cristina. Ahora que el acuerdo con el Fondo implica subida de tarifas, ¿logrará el presidente y su ministro imponer sus posiciones?

Lo que no parece probable es que haya una desbandada del gobierno, como amenazaron tras la derrota en las elecciones legislativas de fines del año pasado. Eso les privaría de las cajas sustanciosas que ofrecen diferentes organismos del Estado y que les permite seguir haciendo política. Para 2023, los sectores rebeldes sueñan con una candidatura propia y el nombre de Máximo Kirchner es el favorito. 

De momento, el presidente emprende un viaje a Rusia y China, dejando a cargo del Poder Ejecutivo a la vicepresidenta, Cristina Kirchner. Hasta marzo, cuando el Congreso debe ratificar el pre acuerdo con el Fondo, tiene tiempo para tratar de reacomodar el equilibrio en la peculiar coalición de gobierno que encabeza. Siempre que no lo sorprenda una nueva carta airada de Cristina, destinada a mantener la imagen épica que cultiva con esmero.

El acuerdo con el FMI desata una crisis en el Gobierno argentino